UN BACHILLER CACEREÑO Y MINISTRO EN LA ESCUELA DE MAESTRAS DE CACERES

Aquella noche de 1929 Eduardo Callejo de la Cuesta, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, que había estudiado el bachiller en Cáceres, con Premio Extraordinario, cogió el tren correo de Madrid y se desplazó hasta nuestra ciudad.

Aquel bachiller cacereño llevaba a la ciudad en el alma. Y, estando al frente de un departamento ministerial, quiso visitar con plena intensidad política y social, la ciudad de Cáceres. Todo un gesto de cariño. Porque la visita, además, hasta donde cuenta la historia, resultó interesante por los acuerdos decididos en la misma por Eduardo Callejo de la Cuesta.
Tras una larga noche en el ferrocarril y entrar el tren en agujas en la estación cacereña, tal cual relatan las crónicas periodísticas de aquel entonces, el ministro de Instrucción Pública fue recibido por las autoridades así como por numerosos cacereños.
Posteriormente el mismo desayunó en la casa de Fernando Valhondo, su buen amigo de aquellos tiempos bachilleres y compañero de bancada estudiantil, se puso ante la Virgen de la Montaña, con Te Deum al medio, y palabras de don Elías Serradilla, visitó la Escuela Normal de Maestras, de la que era directora María del Carmen Queimadelos Vieitez, donde se comprometió a la construcción de una nueva sede, también pasó por la Escuela de Prácticas de Niñas, recorrió diversas dependencias de la Diputación Provincial, acompañado por su titular, Gonzalo López-Montenegro Carvajal, al frente, que fuera Gentilhombre de Su Majestad el Rey Alfonso XIII, pasó revista en la Plaza Mayor a una compañía del Regimiento de Infantería «Segovia 75«, que le rindió honores militares, ofreció una recepción en el Ayuntamiento, pasó por el Instituto Nacional «El Brocense«, que en aquel entonces dirigía Antonio Silva Núñez, catedrático de Física y Química, y presidió un banquete en el Gran Teatro.
 
Por la tarde visitó una exposición de pintores cacereños en el Ateneo, mostró su satisfacción en el Cuartel «Infanta Isabel» ante el Museo y la Biblioteca del Soldado, que acaba de poner en marcha el coronel y gobernador militar Antonio García Pérez y disfrutó con las canciones típicas cacereñas interpretadas en el Ayuntamiento, bajo la batuta del director, señor García Crespo, por los componentes de la Coral Cacereña…
 
A las 11,30 de la noche, tras quince intensas horas en Cáceres, donde el ministro tanto paseó, jugó y estudió en su infancia, tomaba el rápido, camino de Madrid.
 
¡Lo que se podía hacer en Cáceres en 15 horas, entre llegar en el tren por la mañana, tras una larga noche de viaje, y subirse al tren, de nuevo, para otra larga noche ferroviaria, camino de la Villa y Corte…!
 
NOTA: La fotografía de Javier, publicada en el periódico ABC, muestra a Eduardo Callejo de la Cuesta con la directora de la Escuela Normal de Maestras, señora Queimadelos, y otras maestras.

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