BARRIO NUEVO, UNA CALLE EMBLEMATICA

La calle Barrio Nuevo se conforma, a través de su larga historia ciudadana, como otra de las más emblemáticas de Cáceres, en medio de un compendio de señaladas familias y apellidos así como de los edificios, algunos con notables fachadas, de una gran belleza en su conformación y estructura física, que iban surgiendo en la misma imprimiéndole, al tiempo, una identidad y una tipología muy señera y popular. Una calle, por cierto, que en algunos textos aparece como Barrionuevo, y, en otros como Barrio Nuevo.

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Barrio Nuevo, una calle emblemática de Cáceres.

La calle Barrio Nuevo ya arranca sus inicios y comienza a dar sus primeros pasos allá en el siglo XV, incrustada y limitada por el área comprendida entre las parroquias de San Juan y de Santiago, que se alzaba en la misma zona que la calle Moros, y se configuraba, en aquel tiempo, como uno de los aledaños expansivos de la Villa en su paulatino crecimiento demográfico.

La misma conducía desde el centro de la ciudad hasta las afueras, en el camino ampliativo de la villa entonces, convirtiéndose, al tiempo, en uno de los ejes viarios de significativa relevancia en Cáceres y una de las puertas de entrada y salida de la ciudad, junto a la calle Moros.

Y, aunque la ampliación principal de la villa y, posteriormente, de la ciudad, se encaminaba preferentemente hacia el Sur, por aquel área, en el correr de los tiempos, se instalaba, al final de las calles Barrio Nuevo y Moros, para desembocar en una plazoletilla que, con el paso del tiempo, iba integrando, poco a poco, la Plaza de Toros, el Paseo Alto, el Cuartel “Infanta Isabel”, el Paseo Alto o de Ibarrola, que es su nombre oficial… Y luego, un poco más abajo, los Talleres Municipales, el Cementerio, y aquel cruce por el que se opta por continuar en dirección a Trujillo, Jaraicejo, Navalmoral de la Mata, Talavera de la Reina y Madrid, o, a la izquierda, dirigirse hacia la antigua Cárcel y carretera de Monroy.

Allí, en la calle Barrionuevo, viviría Ricardo Criado. Un cacereño que ejercía su trabajo como persona de toda la confianza de Fernando Valhondo Calaff, (Cáceres, 1865-Madrid, 1937), una de las personas más ricas de Cáceres, de carácter hosco y áspero, que al morir sin hijos ni tampoco herederos directos, legó su fortuna al citado Ricardo Criado, hasta su fallecimiento, para, posteriormente, crearse y ponerse en marcha una fundación: La Valhondo Calaff, que iniciaba sus pasos el año 1956.

barrionuevo-felicianodepedro-laguiadelforastero27-V-1899Ya en la “Guía del Forastero”, de fecha 27 de mayo de 1899, aparece un anuncio de Feliciano Pedro de Oliveira, que se anuncia como “marmolista libonense”, con su taller instalado en el número 40 de la calle Barrio Nuevo, y señalando que allí “se construyen panteones, mausoleos, lápidas y todo lo que esté relacionado con el arte”.

Asimismo subraya en el anuncio, tal como se puede apreciar en la lectura del mismo, que sus trabajos cuentan con “seriedad, ornamentación, elegancia, solidez y economía”, además del prestigio con el que cuenta su obra en determinadas capitales portuguesas como las que cita en el texto de su difusión artística: Lisboa, Oporto…

Así pues nos encontraríamos, por lo que se deduce de la publicidad Feliciano Pedro de Oliveira, ante todo un artista de padre, madre y muy señor mío y que, por lo que se, encontrara acomodo en la siempre bella, atractiva y sugerente ciudad de Cáceres, para desarrollar sus cualidades al máximo.

Un lujo, como podrás comprender, lector, el ir paseando de la mano de la historia por la semblanza de la calle Barrionuevo, cacereña.

barrionuevo.academiaoses.laguiadelforastero27-V-1899Por esas mismas fechas del correr del año 1899 ya aparecía también instalada en la siempre cacereña calle Barrio Nuevo la Academia Obes-Núñez especializada, según leemos en el anuncio incrustado en «La Guía del Forastero«, correspondiente al 27 de mayo, “para el ingreso en las Academias Militares y Carreras Especiales”. Dicha Academia estaba situada en el número 31 de la calle. Y hasta se encaminarían, se supone, aquellos jóvenes cacereños con espíritu de formación militar y seguir las enseñanzas para optar al ingreso en los diferentes cuerpos del Ejército español.

Federico Rodríguez Serradell, con el uniforme de capitán en Cáceres.
Federico Rodríguez Serradell, con el uniforme de capitán en Cáceres.

Una calle que, poco a poco, se iba estirando en el crecimiento urbano ante la incorporación de familias y comercios.

De este modo llegamos al arranque y principios del siglo XX en el que es destinado a la Zona de Reclutamiento de Cáceres el joven capitán Federico Rodríguez Serradell, (Madrid, 1876-Cáceres, 1947). Y que asentó su domicilio familiar precísamente en la calle Barrio Nuevo.

El mismo llegó a defender la bandera española y la patria en la Guerra de Africa con el Regimiento «Segovia 75«, de guarnición en Cáceres, alcanzó a ser coronel de dicho Regimiento y gobernador militar de la provincia.

Federico Rodríguez Serradell también se convirtió en un decidido emprendedor inmobiliario en unos momentos en que la ciudad ya iba creciendo acorde con su rango de ciudad, denominación que adquirió en el año 1881. Entre otros edificios, levantó el Hotel Alvarez, entre las calles Moret y Parras. Uno de los más emblemáticos del Cáceres de Aquellos Tiempos, que se inauguró el 18 de mayo de 1936 y que, a lo largo de sus 37 años de vida, se convirtió en todo un icono referencial, un señalado centro de reunión y en verdadero punto de encuentro, siempre repleto de cacereños y de forasteros.

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Cabecera del periódico El Noticiero, con Redacción y Administración en Barrionuevo, 64.

Allí, por ejemplo, en el número 64 de la calle Barrionuevo, también estaba situada ya, desde el día 1 de abril del año 1903, la Redacción y Administración del Periódico “El Noticiero, diario de Cáceres”,  que se proclama como “diario independiente de toda política de partido y dedicado exclusivamente a la información en el más amplio sentido de la palabra. Asimimo «El Noticiero» destaca, en su número de salida, que busca «en la medida de lo posible y según nuestro leal saber y entender, defender y promover conforme a la verdad y la justicia los sanos y legítimos intereses locales y provinciales dentro de la situación española, nuestra amada y gloriosísima patria, el crecimiento de la industria, el desarrollo del comercio, y sobre todo las buenas costumbres por la observancia de las leyes«.

barrionuevo, laelzeveriana.elnoticiero20-IV-1903Y en esa importante calle cacereña también se asentaban en aquellos tiempos las dependencias de la tipografía “La Elzeveriana”, que lanzaba el periódico «El Noticiero, diario de Cáceres«, anteriormente citado. Una empresa que nacía con señalados anhelos de prosperidad, en todo el abanico y amplia gama de posibilidades que ya comenzaba a ofrecer la prensa, anunciando, tal como se puede apreciar en la fotografía del anuncio adjunto, que aparecía en las páginas del mismo periódico, un amplio listado de elaboraciones, de estampaciones y de precios, tal como venía a regirse, se supone, por el mercado de aquel entonces.

barrionuevo-laelzeveriana-elnoticiero18-I-1904Una empresa precisamente, «Imprenta La Elzeveriana«, que se conformaría como una empresa notable, de prestigio y de fuerza, diríamos que emergente, en la ciudad de Cáceres de comienzos del pasado siglo XX.

En este sentido aquí dejamos, también, la prueba gráfica del anagrama o dibujo identificativo de dicha empresa y que ya se divulgaba desde el propio periódico «El Noticiero, diario de Cáceres«. Y que ya gozaba de un señalado prestigio por su incrustación en influencia en todos los ámbitos y sectores en que se encontraba inmersa la sociedad cacereña.

barrionuevo-lapolar.La calle Barrionuevo ya iba siendo sinónimo, poco a poco, en el estiramiento paulatino de la ciudad, de una simbología tanto humana y familiar como, lógicamente, industrial, comercial y económica.

Y por aquellos pagos en ese mismo año de 1903 ya estaba instalado, en los bajos del número 64, el despacho de la compañía «La Polar«, Sociedad Anónima de Seguros, y cuya representación en Cáceres la ostentaba el agente llamado Manuel Castillo, según podemos leer en el anuncio que ya aparecía publicado en el periódico «El Noticiero, diario de Cáceres» correspondiente al 1 de junio de ese mismo año.

Lo mismo que, a finales de ese mismo año, ya se instala en el número 88 de la calle Barrio Nuevo la primera capilla evangélica de la capital cacereña, lo que pasó a convertirla en la congregación de carácter protestante más antigua de la comunidad.

Por aquellos pagos, ya en el correr del año 1903, ya se anuncia el probo cacereño Juan Pérez como «Comisionado principal en Extremadura de la Compañía Española de Seguros contra Incendios». Tal como se puede leer en la sección de anuncios del periódico «El Adarve» correspondiente al 2 de abril.

barrionuevo.fondamadrileña.elnoticiero22-I-1904Y tal como se puede apreciar en la fotografía adjunta, entresacada del correspondiente anuncio publicado en enero de 1904, aparecido en el periódico «El Noticiero«, ya está puesta en marcha la “Fonda Madrileña (antes María Pérez)», propiedad de Timoteo Yuste, que señala en la propaganda que es “antiguo cocinero de la Fonda de España en Cáceres”.

Asimismo, con sus dependencias situadas entre tres edificios, concretamente el espacio comprendido entre los números 33, 35 y 39 de la ya popular y cacereñísima calle, como se puede leer, la misma se manifiesta como exponente de un señalado nivel.

Tal, claro es, como ya, se supone, comenzaban a exigir los viajeros que transitaban, haciendo parada y fonda por los más diferentes y variados motivos, ya fueran los mismos de trabajo, ya fuera de placer, por los trasiegos y asuntos que llevaran a los mismos por el interior, dependencias y maravillas, siempre, que abarca nuestra Cáceres, ay, del alma.

Continuamos avanzando por el perfil humano y comercial de la calle…

BARRIONUEVO.SEGUROSLAESTRELLA.ELADARVE14-II-1907En el correr del año 1906, tal como podemos apreciar en el periódico cacereño «El Adarve«, correspondiente al día 14 de febrero, ya aparecen domiciliadas en el número 31 de la calle Barrionuevo las dependencias de «La Estrella. Sociedad Anónima de Seguros«, y cuyo Subdirector en Extremadura es, tal como se cita en el anuncio correspondiente, don Francisco Bernaldo de Quirós.

Y es que la calle Barrionuevo, poco a poco, iba extendiéndose en vida, en gentes, en dinámicas comerciales…

Poco después, concretamente el 5 de octubre de 1908, también aparecen en la calle Barrionuevo, en el número 54, las dependencias de la Administración y Redacción del periódico «Zurratontainas«.

Una curiosa publicación que se autodenomina como Periódico Joco-serio de Primera Enseñanza, que dirigieron, en los dos meses de vida, Eduardo Sánchez Garrido y José Bernal Tavora.

barrionuevo-seguroslacatalana.elbloque1.XII.1909Y, ya en el año 1909, tal como aparece en el anuncio publicado en el periódico «El Bloque«, de fecha 1 de diciembre de 1909, Juan Pérez Humanes, ya contaba con su despacho como representante en Extremadura de Seguros «La Catalana«, contra incendios, y «La New York«, de vida, y que se encontraba instalado en el número 40 de la calle Barrionuevo.

Una calle, pues, que, como consecuencia de la expansión demográfica y de la importancia humana que iba adquiriendo, se iba llenando, poco a poco, de vida.

Y, como consecuencia de la ubicación del Cuartel «Infanta Isabel«, iba marcando, también un ritmo de crecimiento determinado hacia la zona, mientras por la parte derecha de la zona, según se mira hacia el sur, crecía y se extendía el área que bajaba hacia San Blas.

Una situación que le iba dando mucha vida a esa calle de la ciudad. Sobre todo desde la puesta en marcha del Cuartel, cuyas obras se iniciaron el año 1920, que comenzó a ser habilitado por las fuerzas del Regimiento de Infantería “Segovia” número 75 en el año 1924 con la presencia de la Infanta Isabel, prima del Rey Alfonso XIII, denominada, popularmente, como La Chata.

Una calle, al tiempo, que, inicialmente, recibió la denominación de Barrionuevo, tal como aparece en los Archivos y en los Anales que dan paso a los libros de la Historia de Cáceres. Y también, claro es, a la propia denominación de todas sus calles, callejuelas, rincones, plazas, plazoletas, avenidas y paseos en el transcurso del tiempo.

Barrionuevo.FedericoReañoEntre sus hombres y personajes ilustres, residentes en la calle Barrionuevo, figura el comandante, escritor y poeta Federico Reaño. El mismo moraba, concretamente, en el número 10 de la calle. De lo que da fe este anuncio, publicado en el periódico «El Bloque» y en el que anunciaba su libro «Cuentos al minuto«. También publicaría numerosas obras como «En tierra extremeña«, «Eros«, «Amor burlón«, sainetes, comedias como «El profeta Elías«, que se estrenó en el Teatro Variedades…

Y allí, en el despacho de su vivienda, en la Barrionuevo 10, Federico Reaño elaboraba sus escritos, de honda sensibilidad, a caballo entre la producción literaria propiamente dicha, sobre todo Cuentos, así como artículos de fondo y crónicas sobre los acontecimientos e inquietudes de la vida cultural de Cáceres.

Un autor, Federico Reaño, que gozaba de un gran prestigio y notoriedad en Cáceres, de una muy prolífica producción con la que sorprendía a los actores, animadores y seguidores del más que complejo y delicado panorama cultural de aquellos tiempos en Cáceres, entre cuyas bambalinas y honduras e inquietudes se integró nada más ser destinado a nuestra ciudad y en cuyas filas del cacereñismo más inquieto pasó a formar parte de pleno derecho.

Sobre todo, por ser un acto de justicia, por su esmero, su constancia, su afán de superación, sus inquietudes y su relación con todo el amplio marco de la vida cultural cacereña.

Hasta el punto tal de que en Cáceres se casó, en Cáceres se quedó a vivir, por cuanto le marcó la ciudad en todas las manifestaciones de su vida, y en Cáceres nacieron sus hijos. Y en Cáceres, también, precisamente, dirigió la Escuela Militar, instalada, al mismo tiempo, en unas dependencias en la misma calle Barrionuevo.

Federico Reaño estaba en posesión de la Cruz de la Real Orden de San Hermenegildo, la medalla al Mérito Militar, era académico de Bellas Artes y Ciencias…

callebarrionuevo-eladarve3junio1911Una calle, Barrionuevo, en la que ya en el año 1911, tal como podemos apreciar en el anuncio aparecido en el periódico «Era Nueva«, correspondiente al 3 de Junio de 1911, existía, por lo que se ve, el Sanatorio Salgado, de Cirugía y Enfermedades de la Matriz. El mismo se encontraba en el número 40.

El doctor Salgado, como se puede apreciar, se promociona de modo significativo, subrayando la aplicación del «606» con un éxito, por lo que desvela en el mismo, «maravilloso».

Que los tiempos, para no engañarnos, se andaban más bien complejos y había que tratar de buscar y de encontrar clientes con cuyos dineros poder ir tirando hacia adelante.

En definitiva, la historia de cada día.

La historia de ayer, la historia de hoy, la historia, probablemente, de mañana. La historia, por consiguiente, siempre.

callebarrionuevo-eltiempo-20-9-1911Ya el 2 de septiembre del lejano año de 1911, lo que se dice pronto, ya se anuncia en el periódico cacereño «El Tiempo«, con sus dependencias en el número 32 de la calle Barrionuevo, el armero y cerrajero cacereño Felipe Parra Muñoz, y que deja constancia expresa, para tranquilidad del lector y de la clientela, de que «garantiza la obra».

Lo cual siempre supone un respiro para el que pide unos servicios y pasa, como se dice coloquialmente, por taquilla.

Una calle que, paulatinamente, con el transcurso del tiempo, iba avanzando en sus construcciones, en sus perfiles comerciales, en sus pasos, camino del transcurso del tiempo. Una calle cacereña, cacereñista, cacereñeadora, y que se iba abriendo paso hacia adelante en medio del crecimiento y la expansión de la ciudad.

barrionuevo-canalejasUna calle que por, por esas circunstancias que determinan los ediles que toman asiento en la Corporación municipal, pasó a denominarse Canalejas, en honor del líder político regeneracionista, tras la multitudinaria visita que llevó a cabo por la capital cacereña a finales de enero del año 1904, con mitin incluido en el entonces cacereñerísimo Teatro Variedades, ante la flor y nata de la sociedad cacereña y cientos de enfervorizados paisanos al olor y al sabor de la política de aquel entonces.

En este sentido es de destacar, en este repaso del cacereñismo, que don José Canalejas era amigo íntimo de José Trujillo Lanuzas que ostentara la alcaldía de Cáceres en dos ocasiones, entre 1892-1893 1897-1898 y, también, senador del Reino por la provincia altoextremeña en las legislaturas 1905-1907 y en la de 1910-1911. Si bien el mismo falleció a la temprana edad de 48 años en 1910.

José Canalejas Méndez, que ocuparía el  Ministerio de Fomento, de Gracias y Justicia, y el de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, a lo largo de la regencia de María Cristina de Habsburgo.Lorena, alcanzaría la presidencia del Consejo de Ministros entre los años 1910 y 1912, falleciendo víctima de un atentado.

En aquellos años veinte ya se asentaban en la cacereña calle Canalejas entre otros edificios administrativos el Consejo Provincial de Fomento, en el número 3, la Caja Extremeña de Previsión Social, que estaba instalada en los números 9 y 11 de la rúa, y hasta la Recaudación de Contribuciones, que ocupaba los números 14 y 16.

Primer número de la revista Clínica Extremeña, correspondiente a enero de 1919.
Primer número de la revista Clínica Extremeña, correspondiente a enero de 1919.

En el correr del mes de enero del año 1919 nace, se pone en marcha y se edita, a caballo entre los números 27 y 29 de la calle Canalejas, la revista «Clínica Extremeña«, que lanzaría el médico Miguel Giménez Aguirre, como director y propietario. La administración de dicha revista quedaba a cargo de J. Murillo Iglesias.

La misma se convertía, desde el principio de su publicación,  en Organo Oficial del Colegio de Médicos de la provincia de Cáceres, con una gran variedad de artículos y colaboraciones a cargo de prestigiosos doctores cacereños.

Miguel Giménez Aguirre también dirigió la publicación titulada «El Reformista«, además de ser colaborador en diversos periódicos y revistas de Cáceres, como «El Noticiero«, «El Bloque» o «La Región«. El mismo también cultivaba la poesía, ganando el primer premio de los Juegos Florales de Cáceres, en el año 1923, y publicando, entre otros, un largo poema titulado «Los Viejos«, de un contenido eminentemente social y humanista, respecto a la situación, en 1925, de los ancianos cacereños.

Y en el número 31 de aquella importante calle cacereña vivió largo tiempo la saga que creara el prestigioso, activo, dinámico y muy luchador fotógrafo cacereño Javier García Téllez, que había venido al mundo en el año 1888, y que hoy presta su nombre apellidos, afortunadamente, a un Instituto en la ciudad de Cáceres. 

Vista de Cáceres en fotografía de Javier García Téllez.
Vista de Cáceres en fotografía de Javier García Téllez.

Javier García Téllez fue un profundo enamorado de la ciudad de Cáceres, de la que en el año 1961 obtuvo esta fotografía, y que figura en un lugar más que privilegiado, por derecho propio, claro es, en el Libro de Oro de la Fotografía Cacereña, junto a Julián Perate, del que fue un destacado alumno tanto en enseñanzas de pintura como de fotografía, Fonseca, Guerra, y tantos otros.

Javier García Téllez, Javier, siempre, para todos, en el recorrido de la historia de la ciudad a lo largo del tiempo, se formó debidamente en Madrid, regresó para siempre a su Cáceres natal, donde también fue concejal así como director de la Escuela Elemental de Trabajo.

Asimismo es de señalar que Javier García Téllez popularizó su más que prestigioso establecimiento fotográfico, que de siempre estuvo situado en la calle Pintores, por donde pasaron miles y miles de cacereños, tanto de la capital como de la provincia, que llenó Cáceres de fotografías con su sello artístico, propia de un gran estudioso e investigador, que fue corresponsal de numerosos periódicos, como es el caso del diario ABC, de numerosas revistas, como es el caso del semanario taurino «El Ruedo«, con su firma en numerosas publicaciones, y que también creó una gran prole fotográfica y artística, como es el caso de su hijo Valentín.

Entre sus galardones figura, de modo señalado, la Medalla de Oro que le fue otorgada en la Exposición Iberoamericana, que se celebró el año 1929 en la ciudad de Sevilla, por más que extraordinaria una colección de fotografías centradas en el Barrio Antiguo de Cáceres.

El gran Valentín Javier, un cacereño de cine.

El gran Valentín Javier García Fernández, (1921-2012), fotógrafo, productor, empresario cinematográfico y teatral, casado con Ana Mariscal, y que todos, todos, todos los años, visitaba a su Virgen de la Montaña del alma, y con quienes, por cierto, a pesar de la diferencia generacional, mantuvimos muy buen  amistad.

Y fue precisamente Valentín Javier el que un día posibilitó que se grabara en Cáceres la película «Segundo López, aventurero urbano«, que protagonizara el constructor cacereño Severiano Población.

Ya en el año 1922 el cacereño Cristino Modamio ya tenía abiertas las dependencias de su negocio, como depositario en Extremadura de la cerveza Cruz Blanca, señalando, en el periódico «La Montaña«, que se trata de la cerveza «preferida de los inteligentes«. Asimismo añade «Probadla y os convenceréis«.

Años más tarde, concretamente en el año 1924, ya aparece en el número 39 de la calle Canalejas el paisano Alfonso Otón Torres, ofertando la venta de abonos de la Compañía Uniao Fabril de Lisboa con «superfosfatos de todas producciones, perfecta pulverización y buen saquerío«. Tal como se puede apreciar en el anuncio correspondiente aparecido en el periódico «La Montaña» del 13 de octubre.

callecanalejas-lamontana-1-4-25Ya en aquel año, 1925, concretamente en fecha 1 de abril, que ya queda tan atrás y tan lejos en el tiempo, ya se puede leer, concretamente en la edición del periódico «La Montaña«, que en la larga calle que lleva el rótulo del político regeneracionista Canalejas, antes calle Barrionuevo y hoy, también, ya, Barrio Nuevo, aparece la «Gran Sastrería de Antonio Velasco Moreno», concretamente en su número 44. Lo mismo que en 37, piso principal, se encontraba el despacho de «Telesforo Díaz y Muñoz, agente de Negocios«.

callecanalejas-1-4-25Y, también en esa misma fecha y periódico, el diario «La Montaña», correspondiente al 1 de abril de 1925, los lectores cacereños del mismo se podían encontrar con este anuncio.

Y que, gracias al mismo, se podían encontrar ya en aquellos tiempos con que por la nada desdeñable cifra de 200 pesetas, los mismos podían adquirir un receptor de Radiotelefonía en la tienda que tenía J. Viniegra en los números 33 y 35 de la calle Canalejas, como representante de «Radio Corporation of América«.

Tal como se puede ir viendo, a medida que avanza este modesto ensayo y capítulo de mi Blog, «Cáceres, el blog de Juan de la Cruz«, se puede ir apreciando, desde nuestra más que modesta óptica, la propia evolución de la calle y de la ciudad.

Asimismo, tal como podemos leer, y ese mismo año de 1925, también nos enteramos, por el anuncio insertado en el periódico cacereño «La Montaña«, de que en la calle, en aquel entonces denominada Canalejas, se encuentra la sucursal de Múgica Arellano y Compañía, de Pamplona, con todo tipo de trilladoras, segadoras, cosechadoras, arados, azadas, etc, para conocimiento e interés , preferencialmente, claro es, de los labradores cacereños.

callecanalejas-lamontana1-7-25Unos años en los que también se encontraban en aquella calle, denominada entonces como Canalejas, el Gobierno Militar, en el número 3, y el Consejo Provincial de Fomento, cuyas dependencias estaban en el número 31. Tal como se puede leer en la sección de Oficinas Públicas de Cáceres en el diario «La Montaña«.
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Ya en fecha 24 de marzo de 1925 vemos en el periódico diario cacereño «La Montaña» cómo se ofrecen los servicios de la Sociedad Anónima de Seguros «Covadonga«, con oficina en el número 22 de la cacereña calle de Canalejas, y servicios de seguros contra incencidos para toda clase de riesgos.

Y es que, sencillamente, la calle Barrio Nuevo, Canalejas en los tiempos en que vamos relatando, iba avanzando en su dinamismo y en su expansión comercial y ciudadana.

Todo ello, claro es, acorde con el propio crecimiento que iba experiementando la ciudad de Cáceres-

Y, poco tiempo después, allá en fecha 29 de mayo de ese mismo año, se nos ofrece otro peculiar anuncio de la Sociedad Anónima de Seguros «Covadonga«.

Una empresa, por lo que podemos apreciar, de señalados servicios, y que ya contaba, en aquel entonces, con la subdirección, en Cáceres, de don Arturo García Merino, y las dependencias de la misma instaladas en el número 22 de la calle Canalejas.

Un anuncio, pues, de época, nunca mejor dicho, que deja constancia de las supuestas bondades y servicios de la Agencia así como del prestigio de su representante en la capital cacereña.

Y es que la calle Barrionuevo, también Canalejas, también José Antonio Primo de Rivera, y ahora, ya, Barrio Nuevo, se fue configurando como uno de los compases de mayor y mejor asentamiento del estiramiento de la ciudad de Cáceres en su crecimiento y expansionismo.

Por lo que la misma se ofrecía a comerciantes, a empresarios, a tenderos, a familias y abrirse un hueco en aquel lugar que se configura como uno de los ejes viarios de mayor relevancia y solera en la coreografía del Cáceres de Aquellos Tiempos y también ¿por qué no? de siempre.

callebarrionuevo-31-1225-lamontanaUna calle, Canalejas, en cuyo número 76, en en el correr de los tiempos, en el año 1925, ya estaba instalada, asímismo, la denominada «Sastrería Cívico-Militar«.

Dicho establecimiento se encontraba regentado, como podemos ver en el anuncio del periódico diario «La Montaña«, y correspondiente al 31 de diciembre, por Pablo González Pérez, dejando constancia de su especialización específica en equipos militares.

De este modo vamos avanzando, poco a poco, paulatinamente, por la silueta y la panorámica humana, urbana, social y familiar de aquellos tiempos, en la calle Barrionuevo, en la calle Canalejas, en la calle José Antonio.

Y en la que, dando un repaso a la prensa local cacereña del año 1926, también apreciamos la presencia, en la calle Canalejas, concretamente en el número 16, de la presencia de las dependencias de esa siempre pesarosa Delegación de Contribuciones y que no ha ido haciendo, a lo largo de la historia, que, como se dice coloquial y popularmente, sacar los cuartos de los bolsillos al vecindario y que temblaba cada vez que apreciaba un nuevo anuncio de dicha Delegación.

Tal cual continúa sucediendo a día de hoy, para no engañarnos, con ese calvario, como se le sigue denominando, de forma coloquial y popular, a la Hacienda española.

Mientras tanto la calle Barrionuevo, después Canalejas, posteriormente José Antonio Primo de Rivera, y ahora, Barrio Nuevo, continuaba expandiéndose y creciendo en función de la propia evolución de la primero villa y luego ciudad de Cáceres.

BARRIONUEVO-academiamilitar.nuevodia.1-X-26En el anuncio de la Escuela Militar Particular que dirigía el capitán de Infantería don Miguel Monje Rodríguez, en los locales de la calle Canalejas con sus dependencias instaladas los números 33 y 35, que aparecía en el periódico cacereño  «Nuevo Día«, correspondiente al 1 de octubre de 1926, ya podemos apreciar y distinguir el nombre de la calle cacereña en honor del político regeneracionista que logró alcanzar los máximos niveles en el curso de su trayectoria en el servicio público.

barrionuevo-hijosdeclementesanchez.nuevodia.1-X-26Curiosamente ese mismo día, en el mismo periódico que dirigía el periodista don Narciso Maderal Vaquero, que posteriormente alcanzaría la presidencia de la Diputación Provincial y que, asimismo, sería alcalde de Cáceres, aparece el anuncio referido al despacho de «Hijos de Clemente Sánchez, Banqueros«, dependencias que, por aquellos tiempos, ya se encontraban instaladas en el número 12 de la cacereña calle Canalejas.

Un anuncio que, como podreis apreciar, tienta a los lectores del periódico «Nuevo Día» señalando «Toda clase de operaciones bancarias«. Lo que, en aquellos tiempos, muy probablemente, fuera siendo ya, el inicio del «pressing» bancario que se iba instalando, de forma paulatina, en el mercado del funcionamiento social, y que, ya, hasta donde podemos comprobar, no ha parado.

barrionuevo-canalejas.elarcadenoe.nuevodia7-I-1927 - copiaAsimismo en el periódico cacereño «Nuevo Día» correspondiente al día 7 de enero de 1927, aparece este anuncio y llamada de atención a los lectores para ofertar, desde el establecimiento «El Arca de Noé«, con sus dependencias comerciales instaladas en el número 3 de la calle Canalejas, «Grandes saldos de paquetería, coloniales, loza y cristal«, como atractivo y sugerencia a las amas de casa para sus hogares.

Y es que, como los lectores podrán comprender y deducir fácilmente, por el recorrido de estas líneas, la calle, ya denominada José Canalejas en esa época, iba registrando un significativo aumento poblacional, empresarial, comercial. Y también, ¿por qué no?, popular.

barrionuevo-rosario.chaves,canalejas84.Y también en la edición del periódico cacereño «Nuevo Día«, correspondiente al 5 de enero del año 1927, los lectores del diario podían enterarse, a través del correspondiente anuncio, que Rosario R. Chaves se ofrece a toda la ciudadanía, mediante ese medio, como «Sombrerera de señoras«.

Asimismo la ya anteriormente citada manifiesta que es «profesora de corte y confección por el sistema moderno«. Lo que debería de suponer, según imaginamos en nuestro modesto y leal saber y entender, como una propuesta de interés para las mujeres cacereñas, y, de paso, para la prosperidad de su negocio. Ante lo cual decide ofrecer las dependencias de sus instalaciones que se encontraban situadas en el número 84 de la calle Canalejas.

barrionuevo.elnorte-canalejas.nuevodia26mayo1927Unos meses después, allá por el 26 de mayo de 1927, el mismo periódico cacereño, «Nuevo Día«, que ya contenía un formato de ocho páginas, insertaba un anuncio en el que se dejaba constancia de la presencia en los números 18 y 20 de la calle Canalejas del despacho de Severino Cuadrado, y que, a la sazón, ya figuraba a esas alturas del tiempo, como Subdirector en Cáceres  de la empresa denominada, tal como se puede apreciar en el anuncio que aparece a la izquierda, como «El Norte, Compañía Anónima de Seguros (Le Nord)», fundada en el año 1840.

Y ya por el mes de octubre del  año 1928 es cuando los lectores del periódico diario cacereño «Nuevo Día» pueden apreciar en sus páginas un anuncio de señalado relieve, con sus instalaciones, también, la entonces llamada calle de don José Canalejas.

Y es que en el número 85 de la misma se anunciaba la representación en la ciudad de la «Fábrica y Almacenes de Pimentón de Felipe López García«.

Todo un avance, pues, más que notorio, en las secuencias, en las imágenes y en las iniciativas comerciales que se iban abriendo paso, de forma paulatina, poco a poco, acaso sin prisas pero tampoco sin pausa alguna, en el avance del compás del tiempo.

Una representación, la de la Fábrica y Almacenes de Pimentón ya citada, que en aquellos tiempos ya estaba a cargo, como podemos leer, del cacereño que atendía por el nombre don Pedro Cerro Cebrián.

Lo que ya dejando constancia del rango y notoriedad de la calle.

Ese mismo año, 1928, en fecha 4 de junio, también aparece en el periódico «Nuevo Día«, ofertando sus conocimientos el profesor cacereño don Miguel Monje, a través de «Clases Particulares».

Clases que, por cuanto podemos apreciar contemplando el anuncio, impartiría en los números 33 y 35 de la calle Canalejas.

Asimismo el profesor don Miguel Monje deja constancia de su especialidad en las siempre más que complejas materias de Aritmética, Algebra, Geometría, Trigonometría, Cálculos Mercantiles y Teneduría de Libros. ¡Ahí es nada!, que diría el clásico.

Y es que, en definitiva, con el crecimiento demográfico y poblacional de la capital de la provincia, también se iba generando, de forma paulatina, una cada vez mayor presencia de establecimientos comerciales, de centros de enseñanza, de tiendas, de despachos, y de familias. Lo que imprimía a la calle, a la vez, de una gran vida y convirtiéndose en un foco de atracción por su cercanía y proximidad al propio centro de Cáceres.

barrionuevo - copiaAsimismo es de dejar constancia que, tal como podemos apreciar en la fotografía adjunta, relativa al anuncio que insertaba el periódico cacereño «Nuevo Día«, en su edición correspondiente al 1 de septiembre del año 1929, que el mismo se vendía en el estanco que había en la calle Canalejas, entre otros lugares céntricos de la población.

Y que figuraba, ya en aquel entonces, como uno de los de mayor referencia en el Cáceres de la época junto a los estancos situados en la Plaza Mayor, un lugar histórico, al mismo tiempo, de tertulias y de parrafadas, al hilo del mostrador plagado de periódicos, tanto locales como provinciales y nacionales, como el que en su día estuvo instalado en la calle San Antón.

Asistentes al Homenaje a la Vejez saliendo de la sede de la Caja Extremeña de Previsión Social, en la calle Canalejas. 1929.
Asistentes al Homenaje a la Vejez saliendo de la sede de la Caja Extremeña de Previsión Social, en la calle Canalejas. 1929.

Y ya, avanzando por los caminos que nos van llevando al recorrido histórico por la trayectoria y evolución de esta calle, una de las más emblemáticas de la ciudad de Cáceres, de siempre, nos encontramos con esta fotografía, año 1929, y en la que apreciamos el caminar de los participantes en el Homenaje a la Vejez, celebrado en Cáceres ese mismo año, y que partían de la sede de la Caja Extremeña de Previsión Social, en la calle Canalejas, mientras pasan bajo un Arco instalado al efecto y recordar el homenaje y el cariño de todos a sus mayores.

Una fotografía que pertenece al archivo de Román Pablos y que nos ha sido facilitada por Sebastián Castela.

Ya en la calle Canalejas, de Cáceres, en el año 1930, en su número 62, pasaba sus consultas médicas y de carácter particular el doctor don Andrés Merás, que ejercía de Cirujano del Hospital Provincial, con «Cirugía General, garganta, nariz y oídos«. Y ese mismo año también estaba abierto a la ciudadanía cacereña, en los números 40 y 42 de la calle Canalejas, el «Laboratorio de Análisis bajo la dirección de don Manuel Corrales y de don Felipe Alvarez Manzano«, tal como se aprecia en sendos anuncios aparecidos en el periódico «Nuevo Día» correspondiente al 28 de mayo del año 1930.

Y situados ya en la fecha del día 1 de noviembre de 1935, con la aparición en el panorama literario cacereño de la revista «Cristal«, de periodicidad quincenal, nos encontramos en la misma con este anuncio y que, como podemos apreciar, se trata de la presencia en el número 55 de la calle Canalejas del anuncio de Ernesto G. Cienfuegos como representante en Extremadura de la Sociedad Hullera Española.

Este anuncio, como tantos y tantos que vamos recogiendo, en este ensayo y estudio sobre la calle, va poniendo de manifiesto y dejando constancia del proceso de progreso, de evolución y de modernidad de la rúa y que iba marchando, evidentemente, acorde con los tiempos.

Una calle, pues, tal como se va viendo, de gran peso específico en el dinamismo social del Cáceres de Aquellos Tiempos.

barrionuevo-sedeadmonfalangeDesde el día 31 de agosto del año 1936, tal como se puede apreciar en este anuncio publicado en el periódico vespertino cacereño «La Falange«, que se denomina y presenta como «Organo en Extremadura de Falange Española de las JONS.

Con la aparición del primer número de dicho diario, el mismo ya tiene su sede en el número 10 de la cacereña  calle Canalejas y donde figuran, a la vez, las dependencias de la administración del mismo.

Lo que se ponía en conocimiento, como se puede leer, de los jefes de Falange Española para que procedan al correspondiente abono de los periódicos que reciban en sus sedes respectivas.

barrionuevo-joseantonio.panaderiaojalvo.lafalange8-11-37En fecha 27 de octubre de 1937, con Nicolás Maderal Vaquero al frente de la alcaldía de Cáceresla calle Canalejas pasó a denominarse José Antonio Primo de Rivera, en honor del fundador de Falange Española, tal como ya podemos apreciar en la fotografía de este anuncio, que aparecía publicado en el periódico «La Falange«, en su número correspondiente al 8 de noviembre de 1937.

En el mismo se menciona a Pedro Ojalvo Durán como «representante de la Panadería-Casa Arrieta de Pamplona en Extremadura» y con despacho del siempre rico producto en el número 32 de la calle José Antonio Primo de Rivera. Y allí, en la calle José Antonio, estuvo situado, al tiempo, el Museo de la Falange.

Andrés Burgos, entre Paquirri y Paco Alcalde en la Plaza de Toros de Cáceres en los años 70.

Una calle en la que, allá por su infancia y juventud, vivió una persona tan entrañable, un artista tan consagrado en el panorama de la fotografía, del çacereñismo, de la actualidad y del cacereñeo, como fue ese personaje de tan señalada sensibilidad, que siempre se movía entre afectos y cordialidad, como era Andrés Burgos, (1907-2001), y que comenzó a formarse en las lides fotográficas de la mano de Javier García Téllez.

Como agradecimiento a toda una vida de trabajo y de empeño por tratar de hacer cada día Más y Mejor Cáceres, nuestro siempre querido Andrés Burgos hoy presta su nombre al callejero cacereño.

Todo un personaje en el mundo de las instantáneas fotográficas que salían de su estudio, de los acontecimientos y convocatorias en el panorama de la actualidad… Y, claro es, también, de la dinámica y de la rutina callejera entre adioses, sonrisas y disparos de su cámara fotográfica. Disparos de arte, claro es, que se dibujan y se pintarrejean, día a día, segundo a segundo, por los vericuetos de los trasiegos de la ciudad.

barrionuevo.juanramonmarchenaY allí, en el número 56 de la calle José Antonio vivió durante largos años toda una personalidad del más puro y acendrado cacereñeismo como fue Juan Ramón Marchena con su esposa, Luisa Harto. Personas de una exquisita amabilidad y cordialidad, en una ciudad en la gozaron, desde siempre, del respeto y el cariño de todos. Juan Ramón Marchena, nacido en 1918, fue Jefe de Protocolo del Ayuntamiento de Cáceres con trece alcaldes hasta su jubilación en tiempos de ese gran regidor de la ciudad que fue Manuel Domínguez Lucero. Con una amplísima documentación fotográfica y bibliográfica de Cáceres, que fue adquirida por el Ayuntamiento para el Museo Municipal, defensor y luchador por la ciudad y su bienestar, le fue concedida la Medalla de Plata de Cáceres el año 1988. Es autor del libro «Cáceres en el pasado. Una historia en imágenes. 1867-1893» y presta su nombre y apellidos a una calle de la ciudad.

Y por los domicilios y casas de esa calle, siempre entrañable, emblemática siempre, florecían familias y familias cacereñas. Nos situamos ahora, pues, en los años cincuenta de la pasada centuria como punto de arranque.

Una calle donde se encontraban en Aquellos Tiempos, la familia Rosado García-Martín, con uno de los hermanos, Manuel, que fuera médico del Club Deportivo Cacereño, y otro, Fernando, compañero de bancada bachiller y que fuera un señalado jugador de baloncesto, los hermanos García Carrasco, a saber, Francisco, Florencio, Ramón y Jesús, todos ellos de señalada vocación con el Magisterio y con la Enseñanza, el coronel López Gil, la familia Chaso Criado, que dio otro gran baloncestista al San Fernando, Antón y cuyo abuelo regentaba una pequeña tienda de ultramarinos en la acera de los números impares y casi a la altura en la que la acera de los pares se retorcía hacia la calle Valdés… O la familia de José De Dios Martín, procedente de la localidad de Cilleros, militar y matemático, que impartía sus enseñanzas en el Colegio Licenciados Reunidos. Sin dejarnos atrás la familia de Cirilo, hijo de un policía armada.

También vivían en la calle Barrionuevo, en aquellos tiempos en que la misma se denominaba calle José Antonio, una parte de la popular saga de los Floriano, la Floriano Muñoz, con Antonio, compartiendo estudios y juegos con el autor de este Blog, y cuya hermana mayor matrimonió con Mandés, el mítico defensa del Club Deportivo Cacereño, un gallego ejerciente de cacereño de pura cepa, figura heroica del conjunto blanquiverde, en aquellas impresionantes temporadas en que el equipo de la capital se encontraba peleando siempre por los lugares de ascenso.

elbrocensemartinque - copiaY allí, en la misma calle, por Aquellos Tiempos, también se encontraba la figura de una persona tan entrañable como don Martín Duque Fuentes, catedrático de Latín en el Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense«, una eminencia, cualificado enseñante y, además, que quede constancia, una gran persona y de corte sensible y generosamente humanista para con todos.

Un profesor que se distinguía, entre otras particularidades por su firma, tan original y curiosa, tal como se puede apreciar en la fotografía adjunta, y que se conformaba con una serie de rasgos que denotaban una profunda personalidad, y en la que aparecía el dibujo del perfil de un rostro humano. Precisamente don Martín Duque Fuentes era un tipo muy humano y, además, humanista.

Don Martín Duque Fuentes, todo un excelente pedagogo y enseñante, El mismo también alcanzó el grado de director del Instituto «El Brocense«, donde tantas y tantas generaciones de bachilleres nos formamos.  Don Martín era natural de la localidad cacereña de Zarza de Montánchez, y fue, en su día, candidato al Congreso de los Diputados, en los comicios generales, por el Partido Republicano Radical.

elbrocense.casimirogarciaEn la calle José Antonio, en el tramo que transcurría entre la bifurcación de la misma con la calle Valdés, hasta el empalme de la primera con la calle General Ezponda, vivía otro profesor y catedrático del Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense«. Nos referimos a don Casimiro García y García, natural del municipio salmantino de Calzada de Valdeunciel, licenciado en Derecho Canónico, doctor en Sagrada Teología, y que en el transcurso del año 1937 tomara posesión de la cátedra de Religión en el citado centro docente.

Asimismo don Casimiro, que solía distinguir y tildar a los alborotadores de las aulas como blocheviques, ejerció la enseñanza de Religión entre los alumnos de la Escuela de Maestría Industrial de Cáceres.

Todo un personaje, pues, en la configuración de las páginas de la historia del Cáceres de Aquellos Tiempos. Y que permanece bien arraigado en la consistencia de la memoria de la propia ciudad.

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Navarro, un mítico jugador del Club Deportivo Cacereño.

Allí regentaba también por los años cincuenta y sesenta una Expendeduría de Tabacos la madre de Salvador Navarro, aquel gran y siempre noble jugador que militó en los tiempos tal vez más gloriosos del Club Deportivo Cacereño, con una temporada en la Segunda Divisón.

Navarro formaba parte de aquel pedazo de equipo junto a otras glorias futbolísticas del Cáceres de Aquellos Tiempos como las que fueron Camacho, Almaraz, Barbero, Gómez, Ordóñez, Pototo, Gañán, Burgos, Bosch, Gallo II y otros, que lucieron con extraordinario ímpetu la camisola verde con el escudo del conjunto local defendiendo, como se suele decir, los colores de ese siempre glorioso Club Deportivo Cacereño.

Navarro solía atender por la tarde las demandas propias del establecimiento, todo tipo de cigarrillos, Ideales, Peninsulares, Celtas, Jean, Ducados, la escasa demanda en aquel entonces de cigarrillos rubios, puros, sobre todo Farias, cerillas, y sellos. Navarro, consciente de la admiración de la chiquillería niña del barrio por él, aún siendo niños de calzón corto, trataba de estimular a todos en las artes y en las lides del futbol.

Tal vez porque, en el fondo, Salvador Navarro, una gran persona, tan sencilla como auténtica, se sentía consciente de su predicamento entre pequeños y mayores.

En el correr de aquellos años sesenta, concretamente en 1968, en el número 32 de la calle José Antonio, se alzaba este edificio de bella estampa.

Una fotografía cedida, amablemente, por ese gran cacereañador que es Teófilo Amores Mendoza.

En la planta baja de la casa tenían su vivienda las hermanas del siempre prestigioso artista cacereño Eulogio Blasco, coincidiendo con los últimos años que estaban abiertas de par en par, como siempre, aquel emblemático establecimiento de la calle Pintores y que respondía al nombre de «El Precio Fijo«. Y en el que vivieron y hasta el fallecimiento de la más joven de ellas, Ana Blasco, según relata Teófilo Amores.

Asimismo, y durante unos cuantos años, el la primera planta estuvo instalada una tienda de esas de compra-venta de objetos antiguos denominada Al-Moneda.

Precisamente, y justo al de esa casa, pasaba consulta un curandero, de nombre José, y que coincidía, prácticamente enfrente, con una peluquería femenina que regentaban Maruja y Nena.

Un poco más arriba, en la acera de los impares, en el número 73, vivía nuestra siempre querida Conchita Maillo, en cuyo edificio también moraba Alegría Alvarez, y que venía a coincidir con una situación física que estaba enfrente de Galerías Madrid. Cerca de allí también, vivía Marisol Berzosa. .

Y, ya por las cercanías del bar La Parra, vivían José Marcos Pulido y Fernando López Gil. Y en el piso superior del bar residía la familia Cordero.

Ya por los años sesenta por allí, por el largo ramal de la calle Barrrio Nuevo, cuando en el rótulo de la calle figuraba el nombre de José Antonio, atendía y regentaba su negocio de bar ante la clientela y los parroquianos habituales, como se denominaba a los que frecuentaban los bares, Serafín, que le daba nombre al mismo.

Serafín, un gran aficionado a la fiesta de los toros, era devoto de David San Vicente Moreno, un valiente diestro cacereño, conocido en el panorama taurino como Morenito de Cáceres, y que se entregó al máximo, como un jabato, en el difícil y complejo mundo de los toros, aunque no tuvo toda la suerte que se merecía. El mismo tomó la alternativa en el coso de Badajoz, el año 1971, de manos de Diego Puerta y con José Falcón de testigo.

Domingo Tomás Navarro, periodista de garra y comprometido con Cáceres.
Domingo Tomás Navarro, periodista de garra y comprometido con Cáceres.

En aquella entrañable calle, cuajada de vida, también vivió Domingo Tomás Navarro, (1929-2004), hermano del anterior. Un periodista todoterreno, que escribió cientos de columnas en la prensa local cacereña, a caballo, sobre todo, entre el periódico «Hoy«, edición de Cáceres y la revista «Alcántara«, que dirigió entre los años 1980-1983. hermano del anterior.

Domingo Tomás Navarro mamó, intensamente, la profundidad y la hondura de esa escuela de la actualidad en la calle, como tantos y tan buenos periodistas que siempre ha habido en la capital cacereña. En ejercicio que desarroba entre entrevistas, tertulias, inquietudes, adioses, saludos, convocatorias, actos, investigaciones, curiosidades. Y, sobre todo, y por encima de todo, su compromiso con Cáceres.

Junto a su mujer, Luisa Fernanda, escribió “La pequeña historia de Cáceres”. También escribió «El Paragüazo«, una novela corta en tiempo de farsa, que apareció el año 1974.

Entre las numerosas actividades que llevó a cabo fue uno de los organizadores del I Congreso de Emigrantes Extremeños (Jornadas de Exaltación Regionalista), en el que propugnó la creación de un partido regionalista como prueba del desarrollo extremeño.

El maestro Berzosa.
El maestro Berzosa.

Y por aquella andadura de la larga calle se escucharían a muchas horas los acordes musicales del trabajo, siempre incansable, excepcional siempre, del maestro y compositor Santiago Berzosa (Turégano, 1918-1982).

Santiago Berzosa, que llegó muy joven a Cáceres, llegó, enseguida a la dirección de la Banda Municipal de Música, a cuyo frente estaría entre 1940-1953. Asimismo el profesor impartió clases en el Conservatorio, en la Escuela Normal, y poco a poco, con una extraordinaria dedicación iba aumentando su gran obra musical.

A su creatividad y talento se deben composiciones, como “Voces Taurinas”, pasodoble, el bolero “Cállate, desconocida”, “Jesús, Jesús”, marcha de Semana Santa, “El Héroe: Castilla 16”, marcha militar, «Fiesta del pueblo«, diana, «Egloga«, fantasía musical, y que hoy, da nombre al Conservatorio conocido como «Hermanos Berzosa«, junto a su hermano Santiago, otro músico de alto relieve.

La influencia de la calle con el nacimiento del Cuartel «Infanta Isabel«, le imprimió a la misma de una gran actividad y flujo, desfile y presencia de militares, lo que llevó a la instalación y apertura de bares como «La Viña«, que llevaban Aurita y su marido.

Fulgencio Alía, del bar «La Parra», aunque la fotografía es de cuando trabajaba en el Bar «Las Palmeras».

O, también, el bar «La Parra«, tras cuyo traspaso se hizo cargo Fulgencio Alía, procedente de la localidad de Monroy, un gran hostelero de siempre, con unos siempre exquisitos bocadillos de calamares y de prueba de cerdo y unos buenos vinos de la tierra, del país, y una gran cocina que atendía Guadalupe, su esposa.

Fulgencio había trabajado anteriormente en el bar LasPalmeras, en la Plaza de la Audiencia. En Casa Fulgencio, esto es, en el bar «La Parra«, con un hombre cordial, agradable y de correctísimo trato, además, claro es, de una buena cocina, se practicaba el ejercicio de la cordialidad, que más tarde se abrió paso en las cercanías de la Estación de Autobuses, allá en Gil Cordero, y acabar, posteriormente, en la Avenida de España.

En aquella calle José Antonio también vivía Amador que, tras una larga andadura en la profesión, tras colgar los bártulos de albañil se arriesgó con un bar en la calle Nidos, logró abrir un gran bar-cafetería en la calle General Ezponda, donde competía, pulso a pulso, con Emilio Rey, propietario del bar «El Pato«. Ahí es nada.

Por allí se andaba también la Panadería propiedad de Julia Paredes. Y también aparecían por la misma calle el ultramarinos de Telesforo Pérez, en el número 60, la zapatería “La Amistad”, la sastrería de Bravo, el ultramarinos de Telesforo Pérez, con su manivela para el aceite, y con su hijo José Luis, conocido como Perche, una figura del baloncesto loca, echando una mano en los recados para llevar la carga al hombro a los clientes, la pastelería “El hueso dulce”, cuyo dueño sería posteriormente maestro pastelero del café Avenida, la papelería Mabel, con sus recortables infantiles de ejércitos, muñecas y soldaditos del Oeste americano, la frutería de Dionisio, los hermanos Santiago y Ramón Muro, la farmacia de José Luis Rufo, natural de Pozuelo de Zarzón, un buen contertulio, experto en charlas de corte histórico-político, que fuera compañero de estudios universitarios de Los Gemelos, aquel dúo de guitarristas acompañantes de la sin par María Dolores Pradera, y con los que compartió cientos de veladas musicales, rondas y serenatas de la tuna estudiantil.

Una calle de la que también forman parte en la dinámica vecinal los Pilongas.

Una calle, pues, siempre plena de vida, de dinamismo, de ajetreo y de trasiego ciudadano. Y allí vivió también ese señalado cacereño que es César García González, siempre tan inquieto y dinamizador del panorama histórico-cultural cacereño.

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César García González  es, como todos conocemos desde siempre, un apasionado cacereñeador y ejemplo para todos por su defensa y pasión por Cáceres. Tras finalizar los estudios de Magisterio fue profesor de Educación Física en el INEF, Secretario y Delegado Provincial de Deportes, licenciado en Derecho, Jefe de la Policía Municipal Local y Director del Consorcio Cáceres, Ciudad Histórica, autor de diversas publicaciones, escritor, investigador, su nombre luce como uno de los perfiles de mayor consistencia y sensibilidad por la ciudad de Cáceres, a la que se entregó, por vocación, desde siempre, constituyendo uno de los más firmes baluartes del cacereñismo, tan apasionado, que corre por sus venas.

Un ejemplo permanente y que hoy continúa trabajando de forma incansable, agavillando leyendas, una de sus pasiones, indagando por la historia de Cáceres, que conoce como nadie, probablemente, a la que ha escaneado en su alma y en sus vivencias e inquietudes y un espejo, al tiempo, de dedicación al hermoso ejercicio del cacereñeo. Algo que lleva a gala y que le distingue sobremanera. Entre sus publicaciones destacan «Cosas del Tío Zenón«, «La Leyenda de la Conquista de Cáceres«, «Leyendas Medievales«, «La Plaza de Toros de Cáceres. Apuntes Históricos«, y numerosas publicaciones y actividades del más acendrado cacereñismo.

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María Antonia y Maribel Barrientos ante la última tienda de Galerías Madrid, camino del cierre.

En el número 40 de la calle, ya en aquellos tiempos de 1944, conocida como José Antonio, aparecía «Galerías Madrid«, que pusiera en marcha el simpático y agradable jerezano y de nombre Antonio Barrientos Madrid, (1918-2010) uno de los pioneros de la confección en Cáceres, que luego se trasladaría a la Plaza Mayor, y, posteriormente, a San Pedro, para acabar con la tienda en el esquinazo entre la Avenida de Primo de Rivera y la de Virgen de Guadalupe.

Un negocio que continuaron hasta su cierre definitivo sus hijas María Antonia y Maribel, y que desde siempre, allá en los locales de la calle José Antonio se involucraron en las tareas, afanes y trasiegos del negocio que pusiera en marcha su padre.

Todo un emprendedor que dejó constancia expresa de su identidad con Cáceres y de su inquietud comercial que pudo, supo y logró expandir por toda la ciudad y a cuyos establecimientos logró a traer, también, a numerosos vecinos procedentes de todos los pueblos de la provincia cacereña y que acudían a la llamada de sus ofertas y de sus modas.

barrionuevo-wenceslao
Wenceslao Mohedas Ramos, de Jaraicejo, poeta, comprometido con Extremadura, rodeado de escenas de la tierra parda…

Allí mismo se alzó años después una Residencia de Estudiantes para bachilleres procedentes de numerosas poblaciones cacereñas, como mi buen amigo Wenceslao Mohedas Ramos, de Jaraicejo, licenciado en Filología Románica por la Universidad de Salamanca, poeta de relieve, comprometido con Extremadura, verso a verso, en una producción que continúa desde la sensibilidad social y el canto histórico-popular a la tierra que le viera nacer. Tal como dejan constancia sus publicaciones como «Despierta, Extremadura, de tus sueño«, «Desde mi ausencia Extrema y Dura«, «Ramos de Rimas» o «Cosecha lírica«…

Más tarde dichas dependencias fueron ocupadas por una institución religiosa. Casi enfrente justo de las mismas se encontraba la papelería Mabel, donde tantos recortables de soldaditos y muñecas comprábamos los chicuelos de aquel entonces, además de ofrecer intercambio de novelas del Oeste y de tipología amorosa y romántica, lo mismo que se cogían puntos de media, como rezaba el anuncio del escaparate,.

Por allí, al término de la calle José Antonio, coincidiendo con los bajos del esquinazo del bar La Viña, y arrancando en las escaleras que bajaban a la calle Margallo, se encontraban las dependencias de «La Bolera Americana«, de José Luengo, que también atendía sus vacas en el tinado, pared con pared con la bolera, y que llevaba a pastar el ganado por las cercanías del cementerio, entonces un gran descampado. José Luengo tuvo cuatro hijos; José, Carlos, Mary Carmen y Luis Miguel.

Una calle larga que arrancaba al término de la calle General Ezponda, y llegaba hasta el cruce de la plazoletilla en la que desembocaba San José, donde estaba instalada la Barbería y Peluquería de Félix,y en la que siempre había un rato para la tertulia, donde se encontraba, también, una de las mejores churrerías de Cáceres, y donde había un puesto de chucherías, caramelos, chicles, regaliz, pipas, castañas asadas en invierno, venta de cigarrillos sueltos, etc, que regentaban Pedro y María, su mujer, y hasta un puesto de un metro cuadrado, en el que se cambiaban por un muy módico alquiler novelas del Oeste y de Amor, con preferencia, claro es, por los famosos escritores Marcial Lafuente Estefanía, en la primera especialidad, y Corín Tellado en la segunda.

Allí también atendía y regentaba su tienda de Ultramarinos el matrimonio compuesto por Felipe Herreros Paredes y Julia Barrios Zancas, que aparecen en la fotografía de la izquierda.

Una calle emblemática, dinámica, siempre en expansión de iniciativas comerciales que agilizaban y facilitaban, claro es, el trasiego urbano de la ciudadanía cacereña.

En su día también vivió don Andrés Gómez Carrasco, mi abuelo, las hermanas Soledad y Modesta, que ejercía de modista a domicilio para desempeñar aquellas labores de elaborar pijamas, camisas, cortinas, etc, pedaleando con la máquina de coser Singer, y don Valentín, un profesor de música, así mucha más gente, cuyos nombres iremos incrustando poco a poco en este diseño de la calle Barrio Nuevo…

Una calle emblemática, dinámica, siempre en expansión de iniciativas comerciales que agilizaban y facilitaban, claro es, el trasiego urbano de la ciudadanía cacereña.

barrionuevo.casaguevara-extremaduraTambién se halla situada en la calle Barrio Nuevo la popular Casa Guevara. Un edificio de particular belleza en su construcción y fisonomía y que en su día fue posesión de don Manuel Ladrón de Guevara y Blázquez y de doña Blanca Flores de Lizaur y Mendoza.

La misma, de un precioso diseño, alzada y construcción, con un soberbio empaque en el panorama y el ámbito de las edificaciones cacereñas de entonces, también albergó, en su día, las dependencias de la Delegación de la Hacienda. Y a donde acudiríanan, en función de las competencias emanadas de la misma, numerosos cacereños en el correr del tiempo. Que ya se sabe que con las cosas de la Hacienda, no se juega.

Una calle que veía pasar los desfiles de las compañías militares del Regimiento hacia el centro de la ciudad, con una de las mejores Bandas de Música de Tambores y Cornetas de España, que hacían el regreso al cuartel por la calle Margallo, como por allí desfilaban los aficionados de la fiesta taurina, los grupos folklóricos de danzas hispanoamericanos, lusos y filipinos, para participar en los Festivales Folklóricos, los aficionados tomar el fresco en el Cine de Verano de la Plaza de Toros, con botijo y abanico, cuyo bar atendía Angel Moreno Cruz, más conocido como Patete, con bar y comedor en la calle Moret, Trasiegos ciudadanos todos ellos a cuyo paso los balcones aparecían repletos de vecinos. También transitaban por aquella calle hacia el Paseo Alto muchos cacereños para respirar aire puro, con sabor de eucalipto, como recomendaban algunos galenos.

Igualmente, claro, el gentío de quintos y acompañantes en los sorteos del destino del servicio militar, mientras se escuchaban aquellas coplillas como:

Adiós calle Barrio Nuevo

cuántos paseos me debes.

¡Cuántas veces habré pisado

la sombra de tus paredes!.

Dicha coplilla nos ha sido facilitada por José Antonio Agúndez, doctor en Historia. Asimismo se entonaban muchas otras en aquel impresionante y siempre sentimental gentio –padres, madres, hermanos, abuelos, abuelas, novias– que se acercaban con los quintos al Cuartel para conocer el destino que les había tocado durante el tiempo del llamado servicio militar.

A mí me ha tocado el uno

y a mi compañero el dos,

qué suerte más desgraciada

hemos tenido los dos.

O:

Si te toca te jodes

que te tienes que ir,

que tu madre no tienes

dos mil reales pa tí.

O:

Ya se van los quintos, madre,

ya se va mi corazón,

ya se van los que tiraban

chinitas en mi balcón.

O:

Los quintos cuando se van

se dicen unos a otros:

Mi novia me espera a mí

hasta que le salga otro…

Una calle que mereció que el profesor Enrique Cerrillo Martín de Cáceres le dedicara el libro «Un ensayo de arqueología urbana. Las fachadas de la calle Barrionuevo de Cáceres (1859-1920)». Y en donde sobresalen, entre otras, la Casa Guevara y la que se construyó don Eloy Sánchez. 

Un día, ya, por fin, se hizo justicia. Y la calle Barrionuevo recuperó el sabor histórico y popular de calle Barrio Nuevo.

NOTAS:

01.- Las fotografías de Juan Ramón Marchena, de César García González y de la Casa Guevara están captadas del periódico «Extremadura«.

02.- La fotografía de María Antonia y de Maribel Barrientos están captadas del periódico «Hoy«.

02.- La fotografía de la firma de don Martín Duque Fuentes, de don Casimiro García y García y las entresacadas de los periódicos de principios de siglo pasado pertenecen al Archivo Personal.

 

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BARRIO NUEVO, UNA CALLE EMBLEMÁTICA by JUAN DE LA CRUZ GUTIERREZ GOMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

9 comentarios

  1. Ana Fernández

    Precioso (y preciso) artículo. Una joya. Mis suegros viven en la calle de Valdés, justo al lado, y hace tiempo que intentamos saber cuando se hicieron esas casas. Sabría usted decirnos? Atentamente

  2. Buenas tardes D. Juan. Aunque soy de un pueblo de Badajoz, viví durante 7 años en Cáceres durante mi época de estudiante, y me considero una enamorada de esta ciudad. Este fin de semana estuve de visita con unos amigos, y paseando por la calle Barrio Nuevo, me paré ante la fachada del número 37. Un caserón con encanto que a pesar de su ruina y decadencia, conserva un punto de magia. Esto hizo que me preguntase como habría sido la vida tras esas paredes, y buscando información llegué a esta página, su página, tan interesante. No he encontrado mención a la casa que cito, y me gustaría (si no es mucha molestia) que usted me contara algo sobre su historia, y por qué nadie se ocupó de conservarla. Disculpe “este testamento”, y enhorabuena por sus escritos. Saludos desde San Vicente de Alcántara.

  3. Sebastian Castela

    Extraordinario reportaje de un tiempo y del esplendor de una calle que contrasta con la decadencia que sufre en la actualidad.
    Gracias Juan por aportarnos tanto al conocimiento de Cáceres.

    • Muchas gracias, amigo Sebastián, por tus palabras y que estimulan, de verdad, a continuar con el trabajo en el que andamos empeñados. Y que no es más que, sencillamente, tratar de hacer, cada día, Más y Mejor Cáceres. Te reitero mi agradecimiento. Un gran abrazo.

      • Qué bonitos recuerdos me llegan! Mi abuela tenía una casa de huéspedes enfrente de la peluquería de Maruja, justo al lado de la farmacia de Rufo. Yo era muy pequeña pero me encantaba la tienda de ultramarinos del Sr. José, con aquel mostrador de madera tan antiguo… O la pequeña panadería de la Sra. Julia donde comprábamos los mantecados. El estanco, donde de niña compraba las mariquitas y, ya en la adolescencia el tabaco. O aquellos 2 ancianos, que creo que eran gemelos, que vivían un poco más abajo de mi abuela… Telesforo, Serafín, Galapero el albañil, Luis Espada y su mujer Lupe, y…tantos otros de los que no recuerdo los nombres pero sí las caras. Mi abuela luego puso una pensión en la plaza pero desde donde yo vivía siguió siendo una de mis calles de paso. Gracias por este pedacito de historia, le leeré este artículo a mi madre, ella sí vivió allí muchos años y seguro que se acuerda de todos. Saludos.

        • Estimada Alicia: Muchas gracias por su comentario, con tanta carga simbológica, del Cáceres de Aquellos Timepos, y que, en lo que respecta a la calle Barrio Nuevo, vamos ampliando poco a poco, con ayudas tan inestimables como la suya. Una forma, sencillamente, como es el objetivo, de tratar de hace cada día Más y Mejor de Cáceres, y embadurnándonos de recuerdos que quedan en la historia. Pero al menos, con la ayuda de estas nuevas tecnologías, contamos con la suerte de que inmortalizamos las figuras de las gentes, de las estampas, de los comercios, del ambiente de aquellos tiempos. Reiterándole mi mayor agradecimiento, un saludo muy cordial. Juan de la Cruz

  4. Cruz González

    Ganas dan de ir a Cáceres para gozar en vivo de esta historia que usted tan bien cuenta, don Juan. Se merece que lo hagan Hijo Predilecto de Cáceres por el cariño y dedicación con que difunde su historia.

    • Muchas gracias, mi querido amigo de batallas, fatigas, trabajos y charlas, que comenzaron, salvo error u omisión entre los pasillos y despachos de TVE, siguieron por nuestra coincidencia laboral en Televisión Española en Canarias, y seguirán, por siempre, en el alma de la gratitud amiga. Cáceres, querido José Luis, siempre Cruz para todos, es Magia, es Hechizo, es Belleza. Y, no en balde, es Patrimonio de la Humanidad y el Tercer Conjunto Histórico Monumental de Europa después de Praga y Tallín. Un gran abrazo.

      • Cruz González

        Mucha suerte, querido amigo y colega. Hace dos años conocí Cáceres y , ciertamente, merece ser Patrimonio de la Humanidad. Por cierto, en las dos librerías en las que estuve me encomiaron la calidad de tu obra literaria y tu categoría personal, lo que aproveché para presumir de ser amigo tuyo desde los tiempos de Prado del Rey. Sigue trabajando en la difusión de la historia de esa noble tierra que nos conquista. Abrazo, amigo.

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