DEL REGIMIENTO SEGOVIA 75 EN CACERES

Uno de los acontecimientos de mayor notoriedad y relieve en la historia militar de Cáceres es el de la creación del Regimiento de Infantería Segovia 75, que se puso en marcha el año 1919.

La base inicial del Regimiento «Segovia 75«, en la ciudad de Cáceres, estuvo situada en el edificio conocido como Seminario de Galarza, que se encontraba ubicado en la céntrica calle Parras.

Justo en el edificio que se puede apreciar a la izquierda de estas líneas y en el que se ve un centinela de guardia en la fachada del mismo.

La base inicial del Regimiento «Segovia 75» estuvo en el edificio conocido como Seminario de Galarza, que se encontraba ubicado en la calle Parras. Posteriormente, ya en el correr y en el transcurso del año 1924, el Regimiento «Segovia 75» se traslada hasta las nuevas dependencias del «Cuartel Infanta Isabel«, junto al Paseo Alto y la Plaza de Toros, cuyas obras se habían iniciado en el año 1920.

Soldados del Regimiento Segovia 75, a principio de los años 20, en Cáceres.
Soldados del Regimiento Segovia 75, a principio de los años 20, en Cáceres.

Una guarnición que de siempre ha prestado un extraordinario y brillante servicio desde entonces a la ciudad, en todos los órdenes hasta hoy.

El Regimiento Segovia 75 fue creado gracias a la extraordinaria influencia de Juan Vitórica Casuso con el Rey Alfonso XIII y que fuera diputado en el Congreso por la provincia de Cáceres durante varias legislaturas.

Es de señalar, por cierto que Su Majestad le concedió al mismo el título de Conde los Moriles, que fue Grande de España y que, asimismo, representó al Rey en los actos celebrados en Cáceres el 12 de octubre de 1924 con motivo de la coronación de la Virgen de la Montaña, Patrona de la ciudad.

Por cierto que el diputado y político Juan Vitórica Casuso murió asesinado el año 1936.

Soldado del "Segovia 75", como se puede ver en el cuello de la guerrera.
Soldado del «Segovia 75», como se puede ver en el cuello de la guerrera.

El Regimiento de Infantería Segovia 75 se incrustó desde el principio en la sensibilidad de los hombres y mujeres de Cáceres.

Una ciudad que apenas contaba con 30.000 habitantes en aquel entonces y que participó con señalada notoriedad de la integración de las fuerzas del Regimiento en los más variados y diferentes acontecimientos de la vida del Cáceres de aquellos tiempos, formando parte indisoluble de la capital.

Un Regimiento que fuera fundado en el año 1694, con Su Majestad Carlos II como Rey, recibiendo el denominador de Tercio Provincial Nuevo de Segovia y que tuvo una larga andadura hasta su extinción en 1715.

El mismo contó con la figura de don Pedro de Luna y Cárcamo como Primer Maestre de Campo.

Entre sus actuaciones sobresalen, por ejemplo, su presencia en Extremadura bajo el mando de Felipe V para participar en la invasión de Portugal o su defensa de la villa de Alcántara en 1705.

El Regimiento también estuvo acantonado durante un determinado tiempo en la localidad cacereña de Plasencia.

Primera jura de bandera de los soldados del Regimiento Segovia 75 en Cáceres.
Primera jura de bandera de los soldados del Regimiento Segovia 75 en Cáceres.

Posteriormente el Regimiento «Segovia 75» reaparece en la ciudad de Cáceres, en el año 1919, al mando del Coronel Manuel Núñez Antón, que llegó a la capital a finales de junio, acompañado por tres tenientes coroneles, un comandante, ocho capitanes, un capitán médico, un teniente médico, ocho tenientes y ocho alféreces.

El Regimiento se alojó en las dependencias del acuartelamiento que estaba instalado, en aquel entonces, en el viejo edificio del Seminario de Galarza, y todos sus componentes, tanto mandos como tropa, conectaron enseguida y se incrustaron de lleno en las más variadas y diversas dinámicas de la sociedad cacereña de aquellos tiempos.

Asimismo es de señalar que el Regimiento de Infantería «Segovia 75» fue la primera guarnición que, con caracter permanente, se instaló en Cáceres.

La primera jura de bandera de dicho Regimiento tuvo lugar en la Plaza Mayor el domingo 26 de octubre de ese mismo año, con la presencia de la Infanta Isabel, La Chata y de nombre María Isabel Francisca de Asís Cristina Francisca de Paula Dominga de Borbón y Borbón, hija primogénita de la Reina Isabel II y Francisco de Asís Borbón.

En la fotografía que aparece a la izquierda de este texto se puede apreciar el momento, de la mayor emoción en la historia del Regimiento «Segovia 75» y en el que la Infanta Isabel procede a llevar a cabo la entrega de la bandera al coronel del Regimiento, que en esos momentos era Manuel Núñez Antón y que llegaría a alcanzar el grado de general.

La primera jura de bandera constituyó todo un acontecimiento, tanto social como militar, en la ciudad de Cáceres.

Y en tan señalada ocasión hubo toque de diana, misa de campaña, alocución, desfile de los militares por las calles de la ciudad y, claro es, una buena comida en el acuartelamiento.

Basilio Pacheco Ojeda, ilustre soldado del "Segovia 75", que luchó en la Guerra de Africa y llegó al grado de coronel.
Basilio Pacheco Ojeda, ilustre soldado del «Segovia 75», que luchó en la Guerra de Africa y llegó al grado de coronel.

Poco después, en el año 1921, los componentes del Segundo Batallón, bajo el mando del teniente coronel Joaquín Gutiérrez Alegre, parten para Africa y participan en señalados combates de la Guerra, más concretamente en la defensa de la ciudad de Melilla, donde los expedicionarios cacereños sufrieron señaladas bajas tras una heroica defensa de las posiciones españolas en acto de servicio militar. En este sentido, según señala Alvaro Meléndez en «Extremadura Militar«, «el bautismo de fuego y sangre fue en el Zoco el Hach el 4 de septiembre, donde morirían el capitán y casi todos los mandos de la 3ª Compañía«.

En 1924, de nuevo, parte a la campaña africana, durante ambos periodos sufriría 36 muertos y 166 heridos en combate.

Tres años más tarde, ya en 1924, vuelven a tomar parte en la misma con la eficacia, aunque, a veces, dispar suerte, como la que se suele dar en los campos y en los frentes de batalla.

Allí los soldados del Regimiento Segovia 75 se batirían el cobre hasta mediados de septiembre de 1927, fecha en que inician su regreso a Cáceres, donde llegan el 23 del mismo mes, después de una gloriosa campaña en los campos de Africa. La ciudad se engalanó con colgaduras en numerosos balcones y ventanas y la bandera nacional ondeaba en todos los edificios oficiales y en el Cuartel.

Por su parte el alcalde de la ciudad, Arturo Aranguren Mifsut, lanzó un bando en el que invitaba a todos los cacereños a recibir a los militares «para tributar a nuestros heroicos soldados el recibimiento a que se han hecho acreedores, al mantener en los campos de Africa el prestigio del nombre del Regimiento Segovia, que tan dignamente y con tanta heroicidad recibió su bautismo de sangre en la triste fecha de Casabona y se cubrió de gloria en el ataque de la loma de los legionarios, capítulo glorioso del historial de nuestro Regimiento«.

Una llegada multitudinaria, que aguardaba toda la población, con las autoridades civiles, militares y religiosas a la cabeza, así como miembros del Cuerpo de Carabineros, de la Guardia Civil, presidente de la Audiencia, jueces de Instrucción y Municipal, así como hombres, mujeres y niños que invadían tanto el andén de la estación como la avenida de Armiñán.

Un recibimiento entusiasta entre vivas y música militar a cargo de la Banda Municipal, que tocaba la Marcha Real, y otras a cargo de Banda la del Regimiento cuando los expedicionarios descienden del tren y desfilan ante una compañía con escuadra, música y bandera para rendirles los honores militares debidos.

Posteriormente, entre emociones y aplausos y vivas de toda la población volcada con sus soldados, los mismos iniciaron un desfile recorriendo la Avenida de Armiñán, San Antón, San Pedro, Plazuela de San Juan, Alfonso XIII, Plaza Mayor, General Ezponda, Canalejas, Avenida Ramón y Cajal y llegada al Cuartel.

En el Cuartel el coronel, García Sevilla, pronunció unas palabras de bienvenida que comenzaron así:  «Ya habéis visto el recibimiento que Cáceres, solar de nuestro cuerpo, os ha hecho; un recibimiento más que cordial y efusivo, entusiasta y vehemente«.

A continuación el coronel García Sevilla destacó que «este recibimiento os dará medida de lo que habéis hecho en Africa con vuestros hermanos de todo el ejército«.

También dejó constancia de los esfuerzos, los sacrificios y el riesgo que llevaron a cabo en su servicio, y dijo: «Los compañeros del 75 os están agradecidos, porque habéis sabido poner muy alto el honor del Regimiento cuyo número llevais en la escarapela de los sombreros«.

Asimismo el coronel García Sevilla, al mando del Regimiento «Segovia 75″, dejó constancia expresa y rotunda ante los soldados expedicionarios de que «habeis cumplido con vuestro deber. Cierto es que la mayoría de vosotros no ha oído silbar las balas del enemigo, pero habéis sufrido las penalidades e incomodidades de la campaña y habéis tenido la zozobra y la intranquilidad de vuestros hogares y esto es suficiente para que merezcáis mucho bien de la Patria«.

Y tras señalar que «Habeis conseguido la pacificación de Marruecos, victoria que antes se consideraba como imposible«, el coronel gritó «¡Viva España!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva el Ejército!», que fue respondido por todos los militares y por el numeroso público que asistía, con extraordinaria emoción, al acto.

El destacamento del Regimiento Segovia 75 se conformaba con el mando del capitán Segundo Artillo, dos tenientes, seis sargentos, quince cabos y ciento cincuenta y seis soldados».

Así, es, sencillamente, como han suscrito y expresado tantos militares, escritores, historiadores, pensadores, filósofos, periodistas, y, todo el mundo, en general, la guerra.

Un Regimiento que tuvo al frente a destacados militares como es el caso del coronel Nicolás Rodríguez Arias, nacido en Cáceres, que ostentaría también el mando del gobierno militar de la provincia, que alcanzaría el generalato en el año 1925, que llegaría a ser Teniente General y que, aún estando en la reserva, fue miembro del Alto Tribunal de Justicia Militar, llegando ejercer su presidencia interinamente.

Un cacereño de gran amor a la patria chica porque, como subrayara en su día  el periódico «La Montaña«, tras su nombramiento como general, «Rodríguez-Arias es, ante todo, un gran cacereño». Asimismo el periódico subraya de Nicolás Rodríguez-Arias sus cualidades como «amigo, hermano para sus compañeros y padre para los soldados«.

También se hace hincapié en que «un hombre así todo corazón y bondad, sin perder un átomo de su autoridad, antes al contrario acrecentada por la admiración y el afecto, llega a general en los mejores años de su vida y cuando las grandes prendas personales de carácter y cultura que le adornan, pueden ser tan útiles para el Ejército y la Patria«.

Destaquemos como curiosa anécdota que el mismo día que Nicolás Rodríguez-Arias fue ascendido a General tenía lugar en el Cuartel Infanta Isabel una comida de hermandad entre Jefes, Oficiales, Clases y Soldados en un acto de confraternidad que ponía de relieve la disciplina y el espíritu militar. Un almuerzo, por cierto, que contó con el siguiente menú: Entremeses: Sardinas en escabeche, aceitunas y ensaladilla de patatas, un primer plato de paella a la valenciana, un segundo de callos a la española, un tercero de frite extremeño y de postre dulce de membrillo y pasteles. También hubo vino de Valdepeñas, café con leche y cigarros.

Soldado del Regimiento Segovia 75, en Cáceres. Fotografía de Javier,

Asimismo Nicolás Rodríguez Arias, un cualificado trabajador, fue un firme impulsor para acelerar al máximo las obras del Cuartel Infanta Isabel ya que, desde su llegada al Regimiento «Segovia 75«, fue consciente de las necesidades de espacio para los hombres que conformaban el Regimiento, y que, en ocasiones, cuando el mismo estaba completo, se encontraban en necesidad de enviar algunas compañías a las dependencias de la conocida como Casa de los Caballos y de la Plaza de Toros.

Un Cuartel, por cierto, que, en su día, llegó a conformarse, según cualificados especialistas y profesionales de las construcciones militares y acuartelamientos como unas de las mejores y más modernas edificaciones del Ejército en España.

Señalemos que el bastón de mando de Nicolás Rodríguez Arias, elaborado en fina pedrería, forma parte de los distintas donaciones que se van haciendo, a través del tiempo, por parte de los siempre devotos cacereños, a la Virgen de la Montaña.

Otro relevante mando del Regimiento cacereño denominado «Segovia 75» fue el coronel Antonio García Pérez cuando en el año 1928 es designado como mando máximo del mismo y donde prestaría muy señalados y reconocidos servicios durante su mandato y que se extendió por un espacio aproximado de año y medio al frente del Regimiento. Y que sustituyó al coronel Molina.

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El Coronel García Pérez en su despacho del Regimiento Segovia 75, en 1930.

Antonio García Pérez, (Camagüey, Cuba, 1874-Córdoba, 1950) también gobernador militar de la provincia, sería uno de los militares más notables del siglo XX.

El mismo se preocupó de forma señalada por la mejora de las condiciones de vida del soldado y de su integración y comunión en la sociedad y, por tanto, en la población civil.

Del mismo modo puso en marcha el Museo y la Biblioteca del Regimiento. También fue Gentilhombre de Entrada de Alfonso XIII.

Antonio García Pérez cuenta con numerosas condecoraciones, medallas y cruces, en su haber, como la Cruz, la Placa de la Orden de San Hermenegildo y la Cruz de la Orden de Carlos III. Fue miembro de la Real Academia de la Historia y también es autor de numerosas publicaciones como “Banderas de España”, “Cervantes, soldado de la española infantería”, “El Gran Capitán”, “Grandezas Artilleras”, “Ifni y el Sáhara español”, “La religión y la guerra”…

Un Cuartel, el «Infanta Isabel«, y un Regimiento el «Segovia 75«, que en noviembre del año 1928 recibieron la visita de Su Majestad el Rey, don Alfonso XIII, junto al presidente del Gobierno, Miguel Primo de Rivera, en una jornada memorable, como relatan las crónicas en la prensa de la época.

El coronel Rodríguez Serradell preside un desfile del Regimiento "Segovia 75" en el Cuartel Infanta Isabel. 1930.
El coronel Rodríguez Serradell preside un desfile del Regimiento «Segovia 75» en el Cuartel Infanta Isabel. 1930.

Ya, en el año 1930, es coronel del mismo el cacereño Federico Rodríguez Serradell, un militar de señalado prestigio que, durante el tiempo que estuvo al frente del Regimiento, prestó una serie de señalados servicios en beneficio de la institución militar y de Cáceres.

Fruto de su esfuerzo, y de los anteriores mandos, fue la plena integración de los militares del Regimiento «Segovia 75» en la ciudad de Cáceres, y viceversa, lográndose una señalada armonía y conjunción en el sentido humano y convivencial más auténtico y profundo.

Algo que siempre llena de emoción en el ámbito de la ciudad y del Ejército. Y más aún, ahora, en el repaso de esta exposición histórica y periodística por las amplias campas de la existencia del Regimiento «Segovia 75» y que fueron heredando los sucesivos Regimientos en la ciudad.

Asimismo hemos de dejar constancia, en esta exposición periodística, del sello que se utilizaba habitualmente para oficios, notificaciones, escritos y comunicaciones diversas por parte de los mandos del Regimiento de Infantería Segovia número 75, con destino y guarnición en la capital de Cáceres.

En el mismo puede apreciarse la configuración del Acueducto Romano de Segovia por ser la ciudad de la que toma el nombre el Regimiento y que durante un tiempo celebraba la festividad de San Frutos por ser el mismo el patrón de la ciudad de Segovia.

En el año 1931 el mismo pasaría a denominarse Regimiento de Infantería número 21, en 1935 ya recibe el nombre de Argel 21, para ser Argel 27 en 1936 y Regimiento de Ametralladoras Argel 27 en 1960. En 1964 se transformaría en el Centro de Instrucción de Reclutas Santa Ana número 3, en 1997 es conocido como CIMOV 1(Centro de Instrucción y Movilización) para en 2010 ser CEFOT 1 (Centro de Formación de Tropa número 1).

El mismo cuenta, entre otras distinciones, con la Medalla de Oro de Cáceres y es Hermano de Honor de la Real Cofradía de la Virgen de la Montaña.

NOTA: Entre los soldados ilustres del Regimiento «Segovia 75«, de Cáceres, se encontraba Basilio Pacheco Ojeda, natural de la localidad cacereña de Ruanes, que llegó al grado de coronel, del que pueden leer su semblanza en este blog en el capítulo titulado «BASILIO PACHECO, UN CACEREÑO Y HEROE ANONIMO EN AFRICA«.

Jesús Feijó Dominguez.
Jesús Feijó Dominguez

También hemos podido localizar, entre los militares del Regimiento «Segovia 75«, al soldado Tomás Feijoó Arévalo, natural de la localidad pacense de Puebla de Alcocer, (1901-1974).

El mismo ejercía de agricultor, de muy esforzadas labores, cometidos, padecimientos, penalidades y afanes en el campo, propios de aquellos más que complejos tiempos, y que decidió alistó en el Regimiento cacereño «Segovia 75«.

De forma casi inmediata el nuevo soldado fue destinado, como miembro de uno de los batallones a la Guerra de Africa, y en donde como tantos y tantos, fue un verdadero héroe.

Tomás Feijó Arévalo llegó a alcanzar por Méritos de Guerra el grado de Comandante.

La fotografía y los datos han sido facilitados de forma gentil por su hijo Jesús Feijó Dominguez.

Asimismo Vicente Jesús Maniega Granado, lector de este blog, que ha incidido en el tema del Regimiento «Segovia 75«, ha tenido a bien remitirnos la fotografía de su padre, Vicente Maniega Valdés, natural de la localidad zamorana de Quintanilla del Monte.

El soldado Vicente Maniega Valdés cumplió su tiempo de servicio militar y a la patria, sirviendo a la patria en Cáceres, en las filas del Regimiento «Segovia 75«, donde permaneció los años 1920 y 1921, y tres meses en posiciones fortificadas de Melilla. Por las noches, al parecer, los soldados españoles asaltaban las trincheras enemigas con granadas de mano y resultando herido en un muslo.

Vicente Maniega formó parte de la Banda de Música del Regimiento «Segovia 75«, donde tocaba el triángulo. Al soldado le quedaba, entre otros, el recuerdo lejano del reconocimiento médico de admisión de la leva. De Cáceres aquellas largas marchas, de unas diez leguas de recorrido así como una piscina de barro que los reclutas debían de atravesar

Aquí aparece el mismo, a la izquierda de estas líneas, posando en el establecimiento fotográfico de Javier, en Cáceres, como hacían tantos y tantos soldados, para quedarse con un recuerdo de su paso por el Regimiento cacereño y, al mismo tiempo, remitir un recuerdo para los familiares.

 

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9 comentarios

  1. Buenos días.
    Magnifica crónica. Estoy buscando información sobre mi abuelo Fernando López Gil, coronel de infantería que estuvo en el Regimiento de Segovia, 75 y fue destinado a Cáceres. Se casó con mi abuela Araceli Romero de Tejada en Cáceres 1924 .
    Saludos

  2. Buenos días, con carácter general deseo transmitirle mi más cordial y sincera felicitación por el ingente trabajo contenido en su interesantísimo blog que pone de manifiesto no solo sus amplios conocimientos sobre todos los temas que aborda sino, y eso hay que resaltarlo pues es de bien nacidos, el profundo amor que destila en cada renglón por la hermosa ciudad de Cáceres, tierra de conquistadores que supieron llevar el nombre de España a los confines de la tierra.

    En cuanto a la reseña histórica del Segovia nº 75, muy interesante y tan necesario su conocimiento para generaciones venideras.

    Con mi felicitación, un fuerte abrazo.

    • Muchas gracias, querido amigo Eugenio, por este comentario, pleno de sensibilidad, y que estimula a este modesto periodista, escritor e investigador a continuar ahondando en ese panorama de ir descubriendo y redescubriendo el visillo de tantas y tan variadas Secuencias y Estampas como las que se agolpan en los latidos y en las páginas de la historia existente en una ciudad de la hondura, del sabor y del relieve que se llama, ni más ni menos, que Cáceres.

      Reciba, pues, mi mayor y mejor gratitud, consciente de que su labor, en este mundo periodístico y de la investigación, desde ese impresionante blog que pilota, con extraordinarias páginas de buen y bien hacer, como es el de UNA HISTORIA DE LA POLICÍA NACIONAL, servirán de ejemplo sobre su trabajo, esmerado y brillantísimo, de un trabajo que todos los españoles le agradecemos de todo corazón.

      Un gran abrazo.

  3. Julian Jimenez Romero

    Yo estoy interesado en la historia de cuando paso a Regimiento Argel 27. Yo naci en el 1940. en Caceres, y asi lo conoci. Tengo interes en saber sobre su intervencion durante la Guerra Civil en la zona de Carabanchel Bajo. Un tio mio, de Garrovillas, estuvo en la 1a cia. 6o batallon, pero no encuentro prácticamente nada por la red sobre el tema. Gracias por su atencion. Un cordial saludo.

    • Muchas gracias, estimado amigo Julián, por haber entrado en este capítulo, DEL REGIMIENTO SEGOVIA 75, de mi blog, CACERES, EL BLOG DE JUAN DE LA CRUZ. En concreto, sobre el tema específico que en su comentario, del Regimiento Argel 27, que toma ese nombre en el año 1936, hay una serie de referencias en Google. Basta con que ponga en el buscador. Regimiento Argel 27. Otra cosa bien diferente es el hecho de una acción concreta, como la que subraya, y referente a la acción en Carabanchel Bajo. Si en mis investigaciones encontrara algo, no dude en que se la remitirá. Un cordial saludo. Juan de la Cruz.

  4. Muy bguena la histotoria reectroespetiva de caceres yo hice la mili en ese cuartel en los anos1971 -72 enhorabuena

  5. Angel Ruiz Cano-Cortés

    Este gran artículo compendia y resume de forma magistral la historia y la ejecutoria del Regimiento de Infanteria con sede en Cáceres, que tan profunda y especial relación tuvo con la ciudad
    Entre la ciudadanía de Cáceres y el Regimiento que con varios nombres se asentaba en ella hubo siempre un sentimiento plagado de mutua admiración y cariño; lo digo con pleno conocimiento de causa y experiencia por haberlo vivido en el, Cáceres de finales de los años cuarenta y primeros años cincuenta. Mi difunto padre fué durante siete años Comandante de Infanteria del Regimiento que entonces se denominaba Argel 27 y tuve el honor y la inmensa satisfaccion de asistir con mi querido padre Agustin Ruiz Garcia a numerosos actos y celebraciones en el Cuartel del Paseo Alto.
    Por todo ello, mi emoción al leer este excelente trabajo de Juan de la Cruz ha sido enorme y tambien me ha recordado a D. Valeriano Gutiérrez Macias gran amigo de mi progenitor y padre del autor de este trabajo.

    • Muchas gracias, mi querido amigo y compañero, Angel, por esas palabras que deslizas desde el cariño, las vivencias y la extraordinaria amistad que unen, desde siempre, a nuestras dos familias. Y que, juntas, lucharon tratando de hacer, cada día, Más y Mejor Cáceres. Desde el Cuartel «Argel 27» y desde aquella Academia de Clases Particulares, de Ciencias y Letras, que pusieron en marcha para inculcar a los más pequeños los caminos de la formación, la educación y la pedagogía, como pilares para posibilitar lo que, en aquel entonces, se denominaba, como recordarás, como «personas de provecho». Un tiempo de extraordinarias experiencias y recuerdos que nos llevaron a mejores derroteros. Ahora, querido Angel, un gran abrazo.

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