EL BROCENSE, EL INSTI DE SIEMPRE

Aquel Instituto Nacional de Enseñanza Media de Cáceres El Brocense, siempre el Insti, enclavado en la Plaza de San Jorge, allá a finales de los cincuenta, y de los sesenta, era un lujo. Con un profesorado de una gran talla pedagógica, docente y humana, y que contribuyó, de forma notoria, a formar hombres y mujeres del mañana, como solían explicarnos los miembros del Claustro, en su esmero por imprimir de la mayor calidad al alumnado.

elbrocense-subidaporluismontesUn Centro, «El Brocense«, el Insti, de siempre, como fuera bautizado prácticamente desde sus inicios, de una más que señalada y notoria manifestación docente, pedagógica y estudiantil en la historia de la ciudad de Cáceres,  con sus propias semblanzas de las historias personales y colectivas de tantos miles de niños y jóvenes paisanos que pasaron a lo largo de unos cuantos años por sus aulas, con la mochila repleta de sus anhelos, con sus amplias veredas de sueños y de anhelos, con su vida de una gran magnitud de caminos en el más que profundo recorrido de las sensibilidades personales y que se representa y configura, al menos en la modesta opinión del autor, como el centro bachiller por excelencia de Cáceres.

Ahí está la historia del Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense«. Y que cada uno saque sus propias conclusiones.

Y que, desde la nostalgia de la historia, me perdonen profesores y alumnos de otros centros bachilleres cacereños que también se encuentran incrustados de pleno, claro es, es la propia dinámica de la historia de Cáceres.

Un centro de enseñanza de auténtica sensibilidad y profundidad, en beneficio, siempre, de los bachilleres, lo que denominaban los profesores como hombres y mujeres del mañana.

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Claustro del Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense», correspondiente al año 1955.

El Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense» fue, es y será, siempre, un icono, un símbolo y un más que claro referente exponencial en el panorama educativo, social y popular de Cáceres, y que acaba de cumplir cincuenta años en sus actuales dependencias, en el que toda una numerosa legión de alumnos nos trasladamos, con los bártulos a cuestas, desde de las aulas de la Plaza de San Jorge, que ya empezaban a quedar muy atrás, en el paso inexorable del tiempo, junto a la iglesia de San Javier, siempre llamada popularmente como de la Preciosa Sangre, a ese Insti, gigantesco, enclavado en El Rodeo, junto a la Plaza de los Conquistadores.

Atrás quedaba un inmenso y muy largo riachuelo de recuerdos. Estampan que arrancan en la rapidez de la historia sobre aquel terreno, como se empeñaba algún profesor en meternos en la cabeza, donado por don Francisco de Vargas Figueroa y Aponte para que, a su fallecimiento, acaecido en el año 1698, los jesuitas levantaran una iglesia y un Convento o Colegio.

Construcciones que ya estaban alzadas el año 1753, aunque algunos años más tarde, el rey Carlos III procedía a expulsar a los jesuitas de España.

Y allí mismo se alzaron las dependencias, siempre históricas y preñadas de nostalgias, ay, de miles de bachilleres cacereños y cacereñas de aquel entonces donde dejamos un montón de tiempo, navegando ya en las campas del pasado, entre libros que adquiríamos tras largas colas en la Imprenta La Minerva, en los soportales de la Plaza Mayor, de lecciones, de extraordinarios docentes siempre, de exámenes, de apuntes, de estudios, de temblores a veces, por qué no, de diversiones, de juegos. Y, sobre todo, claro de aprendizaje.

Un Instituto, edificio emblemático, por un lado, forjador de numerosas generaciones de estudiantes bachilleres por otro, que no siempre, lamentablemente, seguíamos los consejos del profesorado, y donde tantos docentes se dejaron lo mejor de su empeño en aras a labrarnos futuro de formación, de aprendizaje, de cultura y de formación.

Y en el que hoy, a estas alturas, con tantos y tantos años al medio, quedan infinidad de recuerdos a lo largo de aquellos siete años –entre el Bachiller Eelemental, el Bachiller Superior y el Preuniversitario– que pasamos por aquellas aulas, entre ruidos de chovas y chillidos de vencejos, miles de alumnos.

Miles de alumnos que hoy, seguro, con la vista puesta en el tiempo pasado, y tirando de la memoria, agradecemos, de todo corazón, las enseñanzas allí recibidas por un profesorado siempre ejemplar.

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Conmemoración del 175 aniversario del Instituto El Brocense.E!n la imagen Teófilo González Porras, Daniel Serrano, Milagros Lancho y Marcelino Cardalliaguet, directores en diferentes etapas.

De ahí en adelante, pasando por otras etapas como en las que sus dependencias fueron utilizadas como Hospital y también Cuartel, el año 1829 arranca el Colegio de Humanidades. Diez años más tarde, el 25 de septiembre de 1839, el Centro alcanza el rango de Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, gracias al decreto firmado por la Reina María Cristina de Borbón, convirtiéndolo en el centro de enseñanza más antiguo de Extremadura, en lo que se refiere a enseñanza pública, hasta que, finalmente, en el año 1941, el mismo pasaría a recibir la se denominación definitiva como Instituto Nacional de Enseñanza Media.

Así, con ese nombre, queda albergado en el corazón, en el alma, en la mente, en el recuerdo y en los sentimientos de los miles y miles de alumnos que han ido pasando por sus aulas y recibiendo la formación correspondiente a lo largo y en el transcurso del tiempo y con la que se forjaron y nos forjamos para hacer frente a la vida.

Un centro, pues, cuajado de toda una vida entre explicaciones, libros, apuntes, deberes y lecciones, siempre, de altura y de relieve, que nunca olvidaremos quienes pasamos por aquellas aulas…

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Promoción de alumnas del año 1940 con el profesorado.

Aquel Instituto, El Brocense, el más antiguo de la región, siempre el Insti, allá a finales de los cincuenta, era un lujo. Con un profesorado de una gran talla pedagógica, docente y humana, y que contribuyó, de modo notorio y cualificado, a formar hombres y mujeres cacereños del mañana, como decía su profesorado, en su esmero y esfuerzo por tratar de imprimir, siempre, de la mayor calidad al alumnado.

Una labor histórica, de señalados considerandos, y que día a día, con el transcurso y el paso del tiempo, vamos reconociendo todos con la mano en el alma. Y, también, claro es, con el recuerdo emocionado a quienes tanto se esforzaron por enseñarnos la pedagogía de sus respectivas especialidades.

Y es que el Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense», de Cáceres, en honor a la verdad, fue, siempre, un auténtico lujo para quienes, poco a poco, curso a curso, nos íbamos formando en el camino y en el recorrido estudiantil.

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Un grupo de alumnas rodea al profesor don Arturo Merino, en imagen del año 1943. IES Brocense.

Un Centro y un claustro, al que más allá de las notas, entre bagajes de matrículas de honor y suspensos o cates o calabaza, que de todo había en la viña del Señor, ahora, pasando revista al tiempo pasado, es de agradecer el esfuerzo por meternos, a golpe de sudores y estudios y repasos y preocupaciones, la dureza del Latín con don Eugenio Matas, el esmero que exigía don Daniel Serrano a la hora de las enseñanzas de las Matemáticas, la severidad que imponía don Fernando Marcos Calleja para pedirnos cuenta de las lecciones de Gramática Española, la aspereza de don Casimiro García, que tildaba de bolcheviques al alumnado cuando había marejada de fondo en las clases de Religión, mientras nos escondíamos detrás de los libros para que no se percatara de nuestras risas o sonrisas, la elegancia de don Victor Gerardo García del Camino a la hora de explicar la Historia de la Literatura Española desde su Cátedra, la claridad expositiva de don Juan Delgado Valhondo sobre la Física y Química, las siempre complejas clases de don Eliseo Ortega a la hora de hacernos abordar las lecciones de Filosofía, o la abundancia argumental y expositiva de don Pablo Naranjo Porras con la Historia.

Fachada del antiguo Instituto Nacional de Enseñanza Media junto a la Iglesia de la Preciosa Sangre, en el corazón del Casco Histórico-Monumental de Cáceres.

Un Insti emblemático, de formación en el patio a primera hora de la mañana en el Patio, de pasar lista y con los alumnos levantándonos para responder de nuestra presencia en la case, de baticulos, la novatada de los pipiolos, que consistía en tirar a un alumno sentado en las escaleras, de escalón en escalón, y bajar unos cuantos peldaños, con olor a chuletas de exámenes y a fuga o novillos, de cuando en vez, donde se dividían los segmentos de las Reválidas de Cuarto y de Sexto, más Preuniversitario, mientras, en tiempos de hartas dificultades económicas, eran algunos los alumnos que abandonaban los estudios para ayudar a sus padres y sacar la casa adelante. Lo mismo que otros otros repetían curso, por ejemplo, en la siempre cuesta arriba de las enseñanzas bachilleres.

Aquel Centro, «El Brocense» de aquel entonces, se conformaba como una sede familiar, humana, próxima, cercana, en el que, prácticamente, nos conocíamos todos, lo que facilitaba, sobremanera, la integración en el ámbito de las relaciones sociales, el contacto del alumnado y la cercanía con el profesorado, que, a pesar de las distancias que marcaba las líneas y las reglas del juego, entre la autoridad de los docentes enseñantes y la disciplina que se imponía y exigía al alumnado, siempre estaban en las proximidades de los bachilleres.

El patrón, Santo Tomás de Aquino, entonces el 7 de marzo, a cargo de los alumnos más veteranos, se celebraba entre un día escolar festivo, misa, tómbola proviaje de estudios y representación teatral, a cargo de los alumnos de Preu, con presencia masiva de familiares en el salón de actos, y que al finalizar el curso tomaban las de Villadiego por los distintos páramos de las sedes universitarias de las que dependía El Brocense. Salamanca, Madrid o Sevilla, según la carrera elegida por el alumno, que debía de superar, no obstante, una dura prueba en Salamanca, con exigentes catedráticos.

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Francisco Sánchez de las Brozas, que da el nombre del Brocense al Instituto de Cáceres.

De año en año escolar atrás iban quedando unas generaciones mientras, curso a curso, iban llegando otras en el ritmo de la vida y en el correr de los tiempos a la vez que la semblanza del Insti se pespunteaba y radiografiaba, en la figura excelsa bajo el nombre del que se acogía, Francisco Sánchez de las Brozas, 1523-1600. Humanista español, profesor de Gramática, Griego y Retórica en la Universidad de Salamanca, y  que se conforma, en el decir de historiadores, estudiosos, analistas, investgifadores, documentalistas y cronistas como una de las figuras más importantes de toda la historia de Extremadura.

Aquel Instituto Nacional de Enseñanza Media, El Brocense, El Insti, como siempre le conocimos los estudiantes y el profesorado, para qué negarlo, imprimía carácter en un centro privilegiado. En su sabor, en su saber, en su historia, en su profesorado y en un enclave de extraordinarias reminiscencias en su pasado que ahora llegan a la mente del periodista y relator de esta semblanza alrededor de ese señalado centro de estudios y que tanta huella nos dejó, con toda seguridad, a cuantos alumnos y alumnas pasamos por aquellas aulas tan llenas de enseñanzas y donde hasta el ambiente que hay allí, en su interior, sabe a docencia.

Pero, además, de la buena. Lo que es y resulta de justicia dejar constancia expresa, en honor de nuestro profesorado que tanto se esforzaba, a todos los niveles, en dejarnos constancia de la necesidad de formarnos, de estudiar y de aprender para irnos abriendo camino en la vida.

El año 1965 se inauguraba el nuevo Instituto «El Brocense», en El Rodeo, junto a la Plaza de Colón. En la fotografía la inauguración de un busto dedicado al Brocense.

Por el medio otros profesores ilustres y para los que siempre irá el mejor recuerdo de todos los cacereños y cacereñas, bachilleres del Insti y que tanto deben a unos docentes que daban lo mejor de sus conocimientos, de su atención y de su paciencia, como eran doña Carmen Vicente, Historia, doña Elena Málaga, Francés, don Rodrigo Dávila Martín, Matemáticas, don Secundino Carvallo, Geografía, don Pedro Mohedano, Educación Física, don Justo García Gil, Formación del Espíritu Nacional, don Abilio Rodríguez Rosillo, Ciencias Naturales, don Emilio Macías Sánez, Dibujo, don Teodoro Rodríguez, Religión, don José Luis Turina, Dibujo, don Miguel Antonio Esteban, Matemáticas, don Raimundo Rodríguez Rebollo, Física y Químicas, doña Aúrea García, Francés, don Jesús Jiménez Regodón, Formación del Espíritu Nacional, doña María Antonia Fuertes, Matemáticas, don Ubaldo Cantos, Dibujo, doña María Luna, Geografía, don Secundino Carballo Briset, Geografía e Historia, don Valentín Velasco, Ciencias Naturales, doña Adelaida Sánchez Corchero, Francés, doña Dolores Marcos, don Antonio Muñoz, Matemáticas, don Manuel Martín Hernández, Educación Física…

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Promoción de estudiantes del año 1939 en las puertas del Instituto.

Desde el recuerdo de siete años entrañable en aquellas aulas, dejar constancia que el Insti, de siempre, y para los amantes de los datos nació ni más ni menos que en el año 1839, que hasta 1919 no se otorgó el primer título de Bachiller a una mujer, Juana Rosado Alvarez de Sotomayor, que fue uno de los cinco primeros institutos laicos creados en España, que con anterioridad era un Centro de Humanidades y que el mismo inició su mudanza a la actual sede, junto a la Plaza de los Conquistadores, Colón, una obra del arquitecto cacereño Vicente Candela Rodríguez, en el curso escolar 1964-1965, mientras los alumnos dejábamos atrás un inmenso halo de nostalgias, de emociones y de sensaciones al calor de un adiós a un edificio emblemático, ala vez que atrás, allá en la Plaza de San Jorge, sigue flotando un inmenso halo de nostalgias, de emociones, y, también, siempre, en el corazón de muchos cacereños.

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Juan Donoso Cortés, prestigioso filósofo y político extremeño, ejerció de profesor en el Centro de Humanidades de Cáceres, que luego sería Instituto «El Brocense».

En su etapa como Centro de Humanidades fue profesor en el eminente filósofo, parlamentario político y diplomático Donoso Cortés, Marqués de Valdegamas, y, a la sazón, de nombre Juan Francisco María de la Salud Donoso Cortés y Fernández Canedo, Marqués de Valdegamas, Ministro Plenipotenciario y Secretario Particular de la Reina. Una auténtica eminencia y de gran prestigio político e intelectual en toda España por sus extraordinarias cualidades, por su formación, por su sensibilidad diplomática.

También ejerció la docencia en el centro académico don Luis Sergio Sánchez, en la Cátedra de Humanidades y Retórica, justo al dejarle vacante, precisamente, don Juan Donoso Cortés, y que desempeñaría la dirección del mismo, a lo largo de una serie de años, para la que fue nombrado durante el año 1848.

Asimismo también pasó por las aulas del Instituto, pero en calidad de alumno como estudiante de bachiller, don Eduardo Callejo de la Cuesta, que llegó a desempeñar la cartera del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, durante la etapa correspondiente a la Dictadura del General don Miguel Primo de Rivera.

Toda una larga serie, pues, como se puede apreciar, de distinguidos personajes en el panorama de su presatigio.

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Miguel Angel Orti Belmonte, Catedrático de Historia y Director del Museo de Cáceres.

Algunos ilustres profesores del Instituto Nacional de Enseñanza Media de Cáceres dan nombre a determinadas calles de la ciudad y que se honra con las mismas. Además de Juan Donoso Cortés y Luis Sergio Sánchez, también prestan su nombre entre otros a calles cacereñas, el historiador e investigador Antonio Floriano Cumbreño, la musicóloga y folklorista Angelita Capdevielle, Pablo Naranjo Porras, que también fue senador, Abilio Rodríguez Rosillo, distinguido con la Encomienda de Alfonso X el Sabio, Juan Sanguino Michel, arqueologo y primer director del Museo de Cáceres desde 1898, el pintor costumbrista Juan Caldera Rebolledo, Eduardo Hernández.Pacheco y Esteban, geólogo, paleólogo y arqueólogo, Miguel Angel Orti Belmonte, catedrático de Historia y Secretario de la Comisión de Seguimiento de Monumentos de Cáceres, Eugenio Frutos, catedrático de Filosofía Fundamental, y otros muchos que se entregaron de por vida, con lo mejor de sus enseñanzas, en el ejercicio y en el desempeño de sus vocacionales tareas docentes, y con las que nos impregnaban a los alumnos que íbamos creciendo, de curso en curso, y de generación en generación, casi sin darnos cuenta.

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Don Agustín Bravo Riesco, catedrático de Lengua y Literatura, conocido cariñosamente, y con todo respeto, como El Mona.

Acaso, por esos pasajes de la propia vida y del relevo y el correr generacional, no parecían al menos en las clases del entonces bachiller, y hoy escritor e investigador, Agustín Bravo Riesco, catedrático de Lengua y Literatura, apodado, familiar y cariñosamente, y con todo respeto, como El Mona, Gonzalo Fructuoso Tristancho, catedrático, creador de la Escuela Elemental de Capataces Agrícolas y director del Instituto de Segunda Enseñanza en 1931, Arsenio Gállego Hernández, que fuera catedrático de Matemáticas entre 1920-1956, nombrado Vicedirector en 1931, a la vez poeta, Eladia Montesino-Espartero y Averly, la elegancia personificada, Francés,  José Vigara Campos, Felipe Trejo, Francés…

Y otros más. Don Antonio Silva, Don Juan Delgado Valhondo, don Jose Vigara Crespo, don Arturo Garcia, don Ulpiano Buhigas Novo, don Arsenio Pacios, don Justo Corchonque y que nos perdonen cuantos no citamos y que se esforzaron por imprimir a las diferentes generaciones de alumnos y alumnas de Cáceres una luz de enseñanza como faro para el futuro.

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Ahí se ven las ventanas de una parte de las aulas del Instituto Nacional de Enseñanza Media El Brocense.

Un Instituto, «El Brocense«, siempre el Insti, que entre sus galardones cuenta con la Medalla de Oro de Extremadura, por su importante y más que señalada labor en el panorama, no ya solo pedagógico, sino social, profesional, en todos los campos, humano, y siempre del mayor relieve en beneficio de Cáceres y de la imagen de la ciudad y de la provincia, destacándose en el decreto de la concesión de dicha Medalla que el Instituto El Brocense es «Un referente decisivo en la Historia de la Educación Extremeña«. Una cita de muy cualificada exposición para que conste en el acta de la formación de los cacereños y de las cacereñas que pasaron, tanto como profesores y como alumnos, por el mismo.

Y Centro, a la vez, del que uno de sus directores, el historiador Marcelino Cardalliaguet, ha llegado a señalar que «Nadie duda a estas alturas de que El Brocense es para los cacereños algo más que un centro educativo. que su importancia en la ciudad ha sido asombrosa, su biblioteca, su expansión cultural hacia toda la ciudad, la calidad de la enseñanza que se impartía…

claustro de profesores insti 1950
Otro claustro entrañable, como todos. El del año 1950 donde aparecen eminencias como doña Eladia Montesino-Espartero, don Pablo Naranjo, don Abilio Rodríguez Rosillo…

Todos estos datos demuestran el más que importante peso que ha tenido durante muchos años el Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense», en la vida de la ciudad. «La historia contemporánea de Cáceres sería muy difícil entenderla sin la existencia de este instituto«, señalaba en su momento Marcelino Cardiallaguet, que fuera director del mismo, pero ya en su actual emplazamiento. Un Centro, pues, como podemos apreciar, lleno de vida y de una ingente cantidad de cualificados alumnos que, gracias a las enseñanzas de aquellos claustros de reconocido prestigio, se formaron con la ejemplaridad que exigía el profesorado.

Y es que el Instituto El Brocense, siempre el Insti, se conforma como un verdadero y auténtico icono y, al tiempo, como una referencia y como un emblema en la historia de la ciudad de Cáceres. Lo que constituye todo un lujo y un honor a lo largo de las numerosas generaciones que han ido pasando, pasan y pasarán por sus aulas.

NOTAS: 1.- La fotografía del claustro de profesores es de la colección particular, las correspondientes a las fachadas del antiguo Instituto y de una parte de sus aulas, del blog cofrades.sevilla.abc.es, en fotografías de Fernando Montes Macías, la de la conmemoración del 175 aniversario del Instituto «El Brocense», está captada del diario Hoy, y la de  la generación de estudiantes en 1939 está captada de la página de Facebook del Instituto, fruto de la investigación de inquietos alumnos de ahora.

2.- En la tercera fotografía, correspondiente al claustro de 1940, gracias a la aportación de Julita G. Parra se señala la presencia de los profesores don Martín Duque, don Justo Corchón, don Miguel Ángel Orti Belmonte, don Abilio Rodríguez Rosillo y don Juan Caldera.

3.- La fotografía de don Agustín Bravo Riesco está captada del periódico «Extremadura«.

4.- elbrocense.josediez,griego,secundino,geografia,eliseo,filosofia,abilio,ciencias,martinduqe,latin,raimendorguez,eugeniomatasmiguelantonioHe aquí otra fotografía de gran sabor histórico-docente de ocho profesores de aquellos tiempos, de una más que notable envergadura docente, y que, en los tiempos en que el periodista y escritor deambulaba por las aulas bachilleres, encontraba, tanto en ellos como en sus compañeros de claustro, el sano ejercicio de la pasión de y por la docencia. Y de paso, al tiempo, por la formación, la educación y el estímulo del alumnado y hacernos, señalaban, «personas de provecho».

En la fotografía, de izquierda a derecha, don José Díez, Griego, don Secundino Carballo, Geografía, don Eliseo Ortega, Filosofía, don Abilio Rodríguez Rosillo, Ciencias Naturales, don Martín Duque Fuentes, Latín, don Raimundo Rodríguez Rosillo, Física, don Eugenio Matas, Latín, y don Miguel Antonio Esteban, Matemáticas.

 

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14 comentarios

  1. RAMÓN+GIL+RODRIGUEZ

    Sobre «El Insti» nuevo, recuerdo cómo cantamos en el Aula Magna, el día de su inauguración, el «Astro de luz, que brillas en la noche, del humano saber,…que guardas la virtud,…¡Loor a ti, Tomás! (de Aquino),… » Preparados y dirigidos por D. Fco. Cebríán Ruiz, profesor de Música ; director de la banda municipal, y primer maestro-fundador del Orfeón, en 1964, creo,…
    Veo a D. Fdo. Marcos Calleja, dándonos su Gramática y Literatura, en el Aula Magna: «El ruido con que rueda la ronca tempestad,…»
    A D. Eugenio Matas, sí; con su Latín, doctísimo.
    ¿Y el gallego, profesor de Historia, que nos daba apuntes en todas sus clases, y que tenías que pillar a toda pastilla,…?¿D. Secundino, puede ser?¿ O era D. Pablo Naranjo? ¿D. Ubaldo (salmantino), en Dibujo?
    D. Casimiro García, y sus improperios sobre el bolchevismo,…sí. ji,ji,ji,…
    D. Víctor Gerardo García del Camino, Dtor,. de la Biblioteca, junto al parque de la Conce.
    D. Raimundo Rodríguez Rebollo: «El hombre de las tres erres». Gravemente peligroso (…) según la calificación moral de la época,…
    En fin: ¡Mucha nostalgia! ¡Mucha ternura! Gran rejuvenecimiento y recuperación (no sólo, evidentemente), de los profesores, del patio, de los pasillos, de la bajada a los sótanos para la gimnasia,…también, de todos los compañeros, luego amigos; y el «traslado» emocional y consiguiente, hacia las calles y plazas, y los hogares de cada uno,….con los hermanos,…con los padres,…al calor del brasero de picón (azuzado con la badila y arropados con la calentita vestidura envolvente,…), junto a ellos (mientras mamá planchaba o nos leía a Gabriel y Galán); o escuchando a «Matilde, Perico y Periquín»,…o «Vds. son formidables», en el receptor Phillips, o Áscar, o Gründig,…
    Sólo, se me ocurre dar muchas gracias a Dios, por tanto regalo de vida; y a ti, Juan, por ser el Notario-Regalo Encontrado, cuál Templo de Cruzados; removedor y reactivador de esa tan gran importante parte de nuestras vidas.
    Impagable.

    • Qué historias de la historia de nuestro siempre querido Insti, «El Brocense», de tantas añoranzas, recuerdos y anécdotas de aquel nuestro tiempo bachiller, querido Ramón, en esta incursión tuya por «CACEREÑEANDO, EL BLOG DE JUAN DE LA CRUZ.

      La verdad, con la mano en el alma, es que constituye una auténtica satisfacción el encontrarse por el camino con personas de tu sensibilidad, y que trazan esos dibujos literarios, tan entrañables, de una etapa, que, por lógica, por sentido común, nos formó en el estudio, en la cultura, en los valores morales, esenciales para ir abriéndose camino en la larga carrera de la vida.

      Muchas gracias por la amplitud, la esencia y la configuración de tus recuerdos. Más, ahora, en que compartimos, desde la distancia del tiempo, tantos escenarios comunes: la calle Moros, el Insti…

      Ahora y siempre, un gran abrazo. Juan de la Cruz

  2. He leido tu articulo sobre nuestro querido y nunca olvidado. MM Mmu. M:. Insti.Que gratosrecuerdos me traen a la memoria.Aunque yo curse los siete cursos de bachillerato de entonces bastantes años antes de tus recuerdos (de 1942 a 1949),sin embargo muchos de los profesores que citas tuve el privilegio de ser alumno de muchos de ellos. Yo despues de mi Revalida. O examen de Estado como se llamaba entonces, en Salamanca. Luego hice la carrera de Medicina en la universidad de Madrid. Al cumplir los 50 años de nuestro inicio del bachirato,tuve la laocasion de celebrarlo con muchos de mis compañeros,algunos ya desaparecidos tristemente en la actualidad. Muchas gracias por tu magnifico articulo. Un abrazo

  3. Me ha emocianado tanto recuerdo por nuestro.Aunque es muy posterior a mi paso por ese querido y nunca olvidado Inst. Yo curse mis siete años de bachirerato de ntonces 1942 1949 y mi Revalida en la universidad de Salamanca.Luego me fui a estudiar Medicina en launiversidad de Madrid.Muchos de .los Profesoresque citas los recuerdo con mucha nostalgia, pues .fui alumno de ellos.Recuerdo los 50 años de la celebracion de nuestro encuentro con varios compañeros, muchos de ellos ya desaparecidos. En fin te agradezco que hayas avivado mis recuerdos,nunca olvidados.un fuerte abrazo

  4. Carlos Ortiz de Apodaca Garcia

    Me ha emocionado encontrar esta pagina, no en vano estudié desde Septiembre de 1957 hasta Diciembre de 1963, que trasladaron a mi padre a Madrid y y allí termine Preuniversitario. En las fotografías he recordado a todos los profesores de esa época. Palabras como «baticulo», chovas, etc. que hacia muchos años que no ha labia leído, pero no había olvidado. He vuelto por esa entrañable ciudad Estudié Nautica, he sido Capitan de la Marina Mercante. Me gustaría contactar con compañer@s de estudios, para recordar tiempos pasados.

    • Gracias, amigo Carlos, por tu correo y por tus palabras. Daré traslado del mismo a un par de grupos de Facebook, con lo que, quizás, te podrías encontrar con aquell@s compañer@s de estudio, por si te quisieras dar de alta en ellos y saborear aquel Cáceres de entonces. Por las fechas debemos de andar rondando curso. Yo nací en noviembre del 48… Los grupos a los que me refiero son FOTOS ANTIGUAS DE CACERES y NO ERES DE CACERES SI… En ambos, al menos, podrás encontrar una inmensidad de fotografías en un recorrido de Cáceres permanente. Y que tengas suerte, amigo. Un saludo cordial. Juan de la Cruz

    • Vicente Dochao Sierra

      ¿Que tal Carlos? Yo creo que efectivamente no nos vemos desde 1963. en que os trasladasteis a Madrid todos. Yo vivia justo frente a vosotros en el mismo segundo piso, en la antigua Ronda del hospital y era, logicamente amigo de tu hermano mas pequeño, del que no he vuelto a saber nada
      Si sabia, por tu madre que estabas por el mundo ¡¡¡
      Un abrazo grandote ¡¡ y encantado de haberte visto

  5. Angel Ruiz Cano-Cortés

    No tengo palabras, querido Juan de la Cruz, para expresar la emoción que he sentido al leer tu soberbio artículo que me ha hecho revivir los inolvidables tiempos (medio lustro) en el Insti.
    Fué para mí una experiencia docente, de aprendizaje, de estudio, de relaciones sociales y de Amistad y, en suma una experiencia humana de tal envergadura que me marcó para siempre. Entre 1.948 y 1.953 viví, en mi muy querido Instituto El Brocense de Caceres, una de las más trascendentales de mi vida, con un elenco de profesores que me transmitieron unos conocimientos y unos valores que siempre perdurarán en mi además de mi gratitud por su benevolencia en las altas calificaciones que siempre me dieron.
    Aplicando el salmo dire «In memoria aeterna erit INSTI»

  6. Interesante y completo artículo, me ha recordado las historias que mis padres me contaban del insti, todos los nombres me son conocidos, luego yo también he sido alumna y más tarde profesora de lengua y literatura en este Centro, en el que me he jubilado. Gracias.

    • Muchas gracias, querida Lipiblue, por tus palabras, por tu comentario, y porque, al haber ejercido como docente del Insti, habrás dejado una estela de señalada pedagogía en el alumnado. Y que, a buen seguro, te recordará con cariño como tantos y tantos que, aunque pasáramos apuros estudiantiles, ya sabes, exámenes, salidas para explicar la lección dictada el día anterior, suspensos o cates, y, sobre todo, doctas enseñanzas, nos esmeraron en la aplicación y clavar los codos. La verdad es que me queda la duda de si seguir ampliando el trabajo, como trato de hacer con todos los capítulos que conforman mi Blog, ahora que también me «prejubilaron», lamentablemente, en su día, o dejarlo así.

      Sea como sea es evidente que el Insti es mucho Insti en Cáceres y más en aquella etapa en la que yo pasé siete años de intensidad niña, adolescente u juvenil, hasta que marché, primero a Salamanca, y luego a Madrid donde me licencié en Periodismo, en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.

      Asímismo señalarte que en el periódico Extremadura, y ajustándome, claro es, a las necesidades de espacio, el 16 de agosto pasado, también apareció publicado mi artículo EL BROCENSE, EL INSTI DE SIEMPRE. Aquí te dejo la dirección, por si fuera de tu interés, junto a un abrazo amigo.
      http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/brocense-insti-siempre_886572.html

  7. Juan José Romero Montesino-Espartero

    Amigo Juan: he leído tu artículo con sumo interés y me ha emocionado recordar aquellos años de mi «Insti» y el recorrido que haces por cada uno de nuestros profesores. Me ha parecido estar sentado en una de sus aulas escuchando las lecciones de D. Fernando Marcos Calleja sobre literatura y gramática escuchando de fondo el graznido de las chovas y el griterío de los cernícalos. Voy a copioar y guardar este artículo en mi ordenador para poder disfrutar de vez en cuando de tan bellos recuerdos.
    Gracias y iun abrazo.

    • Gracias, de todo corazón, querido Juan José, por tus palabras, de profunda sensibilidad literaria, al paso bachiller por nuestro Insti de siempre. Aquel Brocense lleno de historias, de buenas docencias y pedagogías, de clases magistrales, de formación de tantos chiquillos y jóvenes, en el camino que va entre el Primero de Bachiller y Preuniversitario, mientras la densidad de la vida se alza como un poema de recuerdos infinitos, imborrables, en el paso del tiempo. Un gran abrazo, amigo.

  8. Que buenos recuerdos me han venido a la memoria, leyendo tu artículo amigo Juan. El Brocense….ese Instituto , donde nos formamos tantos y tantas careceños y cacereñas, ha representado una papel muy importante en la historia de nuestra ciudad, Cáceres y más en la historia personal de cada uno de nosotros.

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