Mariano Amaral Pérez, conocido desde siempre por todos como El Nano, (1932-2011) fue, en aquel Cáceres de los sesenta y setenta, uno de los personajes más populares y célebres.

El Nano, en la Plaza de Santa María.

Y es que Mariano Amaral, El Nano, se convirtió en uno de los personajes singulares de aquel Cáceres de nuestro alma junto a Chacón Bomba, Pepe, el Inspector, Zacarías, el maletero, la Jaca Peralta, un gitano limpiabotas, Emilio, El Legionario, El Chato de los Metales, que pasó de la División Azul y su uniforme de legionario a una rifa ambulante, Medina, el del tic imparable y temblequeante, la Jañi Jañi, la Chana, Eugenio, el Batería, Eli Cacahué y sus Manises., aquel recogepapeles al que denominábamos El Cartulina, Juan Carabán, sempiterno vendedor de gomas para tirachinas, Juanito, el Chochero, con su carrillo de chucherías y cigarrillos sueltos…

Hijo de Antonia y del tío Simón, procedente de Portugal y vendedor de cupones, el Nano, nacido en la cacereña calle de Pereros, junto a las trinitarias, y segundo de los seis hermanos, era un hombre bonachón y religioso, predicador y nazareno impenitente de su propia Cofradía, solía recorrer con frecuencia calles y barrios de la ciudad. Bien con un gran crucifijo con imágenes religiosas o bien con un altarcito con la imagen de la Virgen de la Montaña. Y lo hacía entonando canciones religiosas y hasta el chunda, chunda, con que imitaba las marchas militares de sus personales desfiles procesionales.

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El Nano en la calle Parras.

Un personaje al que todo Cáceres estimaba por su estampa y que rezumaba bondadosa ingenuidad. Mientras el Nano, con alguna frecuencia, hacía un alto en sus procesiones para echar una homilía o prédica, que congregaba por lo general a la muchachada más pequeña de la calle y seguir su sermón religioso de alabanza y de loa, siempre, a la Virgen de la Montaña. Homilías, eso sí, ininteligibles.

Al tiempo que predicaba, los mayores, que ya conocían sus palabras y sus mensajes se dejaban llevar del dicho popular de que «mañana, llueve, pues ha salido el Nano». Y el Nano, incansable, se pateaba la calle Margallo, la calle José Antonio, la calle Pintores, calle Pizarro, la calle San José, la Plaza de la Concepción, el Barrio de San Blas, el Mercado, el barrio de San Marquino, rindiendo devoción a la Virgen de la Montaña, y con aquella coplilla tan frecuente en sus desleídos labios de amor a la Patrona de Cáceres:

Virgen de la Montaña,

Virgen Bendita,

reza por tus hijos

desde tu ermita.

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En esta fotografía de Juan Guerrero vemos al Nano en 1970 recorriendo la calle Sánchez Varona con una cruz y la Virgen de la Montaña.

Todo un personaje que gozaba del cariño desprendido de todos los cacereños, algunos de los cuales le socorrían con monedas de limosna bendita.

El Nano, un predicador callejero, que llevaba a gala su devoción por la Virgen de la Montaña, no dejó en abril de 2011 a la edad de 79 años. Y se fue dejando a una gran legión de la chiquillería cacereña de aquel entonces la simbología humana de su persona y la devoción por la Patrona.

Un personaje del que el murmullo de la rumorología callejera llegó a difundir la conocida frase de «Soy más de Cáceres que el Nano!», como fruto de su identidad y simbología histórico-popular que arrastraba Mariano Amaral, acaso como una leyenda de gran sabor humano y urbano en el Cáceres de Aquellos Tiempos, siempre con sus colecciones de estampas, de imágenes sagradas, sus prédicas, sus marchas procesionales, y acompañado, también siempre, de un más que señalado cariño de todos los cacereños que conocimos sus recorridos diarios por toda la ciudad.

elnanootraHoy, pues, en este paseo, en este capítulo por la memoria humana e histórica del Cáceres de Aquellos Tiempos, incrustados en «CACERES, EL BLOG DE JUAN DE LA CRUZ«, nuestro mejor y más cálido y entrañable recuerdo para una figura de un profundo semblante cacereño y cacereñista como fue Mariano Amaral, al que todos conocimos, desde siempre, como El Nano.

NOTAS.

01.- La primera fotografía está captada del diario «Hoy«, y es obra de Lorenzo Cordero.

02.- La segunda y tercera fotografía son obra del artista cacereño Juan Guerrero.

03.- La tercera fotografía está captada del periódico «Extremadura«.

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3 comentarios

  1. Qué bien defines a El Nano y que buena memoria al acordarte de todas las celebridades callejeras de aquella época, no se te ha quedado ni uno en el tintero.

    • Gracias por tus amables palabras, querido Juan José. Y en ese repaso que voy haciendo por Cáceres, desde la modestia pero con toda la ilusión del mundo, ahora que voy pasando revista a tantas y tantas Historias, Personajes, Estampas, Fotografías, Celebridades, Imágenes, Pasajes, Recuerdos, Semblanzas, Emociones, creo que debemos intentar a que quienes van recogiendo el testigo generacional de Cáceres, tal como diría el maestro Delibes, conozcan o puedan conocer, más y mejor, la vida de la ciudad. Una ciudad que, como el tiempo, y tu poema sobre tu casa es un ejemplo, va laminando, día tras día, los parajes, los entornos, los edificios y hasta los propios paisajes humanos… Y, casi, casi, sin que nos demos cuenta. Lo mismo que cambia de la noche a la mañana, una señal de tráfico, un jardín urbano con nuevas plantaciones, el crecimiento de la ciudad, tanto interna como externamente… Y hasta los propios viandantes van siendo, en ese paso del tiempo, diferentes… Añoranzas del caminar de la vida. Un abrazo, amigo.

  2. Fiel historia del Nano, frecuentaba también la Plaza de Italia

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