EL TEATRO VARIEDADES, UNA INQUIETUD CULTURAL DE 1886

El Teatro Variedades nació en la ciudad de Cáceres, como todo un reto de sensibilidad cultural, el año 1886.

teatro variedades
Sobre el solar de las Escuelas Marrón, en la fotografía, se construyó el Teatro Variedades, que supuso todo un revulsivo en Cáceres.

Un año en el que se puso en marcha el Teatro Variedades, en Cáceres, tras una gran pelea de su inspiradora, creadora, promotora y directora, Juana Elguezabal. Y que ocupó las dependencias que veis en la fotografía, con las antiguas Escuelas Marrón, de tan alto significado en la vida educativa y escolar de la ciudad. Escuelas que se alzaron sobre el solar que en su día albergó al Teatro Variedades.

El año 1886 surgió en Cáceres el Teatro Variedades, entre la calle Nidos y la calle Moros, como producto de la inquietud cultural de una gran mujer decidida, emprendedora y sobre todo valiente. Más aún en aquellos duros y, probablemente, muy aburridos tiempos.

Por ello Juana Elguezabal, una señalada luchadora, se propuso alzar un Teatro para la cultura y para la diversión, con el objetivo, entre otros de ir de la mano de los tiempos y que supuso una bocanada de aire fresco. También para enseñar a leer a los obreros.

Juana Elguezabal llegó desde el País Vasco, se encontró con una ciudad de señaladas carencias y lagunas en materia, sobre todo, de cultura y se puso manos a la obra. Lo que en aquellos tiempos supuso, con toda seguridad, una hazaña heroica. Y, más aún, si se trataba de abrir un hueco de relieve en la estructura social cacereña. Hueco que abrió, para figurar en la historia, a base de coraje, de pundonor y de un ínclito esfuerzo.

Cáceres apenas contaba con catorce mil almas, una tipología de estructura social conservadora acorde con los tiempos, y donde la actividad de la mujer poco o nada sobresalía más allá de la entrega al hogar.

Pero Juana Elguezabal no se arredró y se impuso, desde su gran talla humana, luchar por la revitalización cultural. Algo que hoy no es solo para aplaudir, sino de homenaje, si somos capaces de mirar con perspectiva y dimensión humana a aquellos comprometidos tiempos y con la tipología del clasicismo alrededor del papel de la mujer comúnmente hablando.

Asimismo es de señalar cómo la figura de Juana Elguezabal fue diferente, aperturista inquieta, humanista, y que dio paso a un gigantesco escenario por donde comenzaron a pasar compañías de artistas ambulantes con sus dramas y sainetes, con sus escenificaciones, con sus acrobacias y magias circenses, emulando al viejo y siempre entrañable Circo Price de Madrid.

Y, mientras, iba introduciendo en la ciudad una aureola de modernidad, de liberalismo, de progreso, de avance social, poco o nada reconocido por casi nadie.

Pero logró alzar un Teatro emblemático en el Cáceres de aquellos tiempos y sobre cuyos restos se construyó la Escuela Marrón porque en su testamento Juana Elguezabal propuso la creación de una Escuela de carácter público.

Un Teatro que hasta le provocó serios disgustos. Porque otros se empeñaban en querer cerrar la puerta a las Variedades o Varietés que era sinónimo de pecado mortal, como señala acertadamente Fernando Jiménez Berrocal.

Tan es así que en 1899 llegó a publicarse una carta en un periódico de Cáceres, firmada por un cura cacereño, y que denomina al Teatro Variedades como “foco de corrupción e inmoralidad donde se representan funciones condenadas por la iglesia”.

Y mientras los restos de Juana Elguezabal reposan para siempre en el cementerio cacereño, el año 2010 el Ayuntamiento de Cáceres creó el Premio Juanita Elguezabal en el Dia Internacional de la Mujer, aunque el nombre de la misma, lamentablemente, figure en las páginas del olvido, cuando se dejó su vida por la defensa de la cultura y la reivindicación, con su ejemplo, del papel de la mujer.

NOTA: La fotografía está captada del periódico «Extremadura».

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2 comentarios

  1. Sebastián Castela Lancho

    Felicidades Juan por esta nueva entrega. Una mujer muy adelantada a su tiempo y muy poco reconocida su labor y una desconocida casi para todos.

    • Muchas gracias, amigo Sebastián, por tu comentario. Una mujer de una extraordinaria valía e inquietud, que llegó a Cáceres con unos tíos suyos, allá por el año 60 del siglo XIX, que fallecieron sin hijos, que heredó una gran fortuna, y que, sin embargo, se dedicó a luchar por la revitalización y la defensa de la sensibilidad cultural desde el teatro en aquel Cáceres de unas siete mil almas. Una vida impresionante, cuajada de notoriedad, de sensibilidad y de un esfuerzo notable… Pero que, lamentablemente, queda arrinconada en el conocimiento de los cacereños, como tantos y tantos que, desde distintas esferas, se dejaron la piel en el recorrido de su paso tratando de aportar lo mejor de sus inquietudes en las páginas de la historia de Cáceres. Un saludo cordial.

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