ENRIQUE CALDERA, UN CACEREÑEADOR DE SIEMPRE

De repente, en el recorrido impresionante de la vida, me he topado con una fotografía de mi querido amigo, siempre entrañable, Enrique Caldera.

Enrique Caldera siempre estaba presente en todos los actos y acontecimientos de Cáceres. Era un Cacereñeador de lujo.

Enrique Caldera González, (1933-2012), persona de una excepcional sensibilidad humana y de una gran talla profesional, características reconocidas por todos los cacereños, siempre al pie del cañón, siempre con la sonrisa en el rostro, siempre con la cámara fotográfica y la de Televisión, siempre en la calle, siempre trabajando, siempre de buen humor, siempre a galope tendido por los campos y las campas de la actualidad. Siempre inquieto, bullicioso siempre, siempre trabajador, amigo siempre.

Fueron unos años intensos de cercanía de familiaridad, de vocación profesional, entre los años 74, mi ingreso en TVE al acabar la carrera, hasta el 77, que pasé a la crónica parlamentaria, y entre 1986 y 1.990, que ejercí como director de TVE Extremadura, Castilla-Mancha y Madrid.

Muchas horas de viaje, de trabajo, de sensibilidad a flor de piel. Yo llegaba a Cáceres con señalada y anhelante frecuencia, cuando buenamente podía en mis ocupaciones, y junto con Enrique nos multtiplicábamos para estar presentes en y por todas partes. Lo mismo haría posteriormente con José María Parra. Y con sus hijos, José Luis. Miguel Angel y Jorge de ayudantes de cámara, se batían el cobre, como los buenos jabatos, en un sin parar y en un sin vivir. El caso era estar donde les llamaba la actualidad, la información, la noticia, el reportaje, e inclusive, claro, el olfato informativo. Un elemento vital en el panorama y la dinámica periodística.

Enrique se recorría la provincia sin parar, porque en aquellos inicios suyos en TVE, cuando un servidor presentaba el espacio informativo «Desde la Bola del Mundo«, y mientras nuestro reportero gráfico aspiraba a que Cáceres, por una u otra razón, siempre estuviera en el corazón de la pequeña pantalla. Mientras tanto otros corresponsales de TVE, en otras provincias y ciudades, me preguntaban qué tenían Caldera y Cáceres que no tuvieran ellos y sus provincias.

enrique caldera el periodico extremadura
Enrique Caldera solía comentar que siempre estaba en acto de servicio. ¡Qué gran verdad…!

Las preguntas se quedaban, claro, en el aire. Y las respuestas, por supuesto, también. Y hablaban de nuestro paisanaje amigo, del tirón de la tierra… Eso sí, con cariño y con mucho respeto.

Cáceres entonces lo confieso ahora, ocupaba una gran parte del espejo de la actualidad primero en un espacio común compartido con Cantabria, con Aragón, con las dos Castillas, con Madrid y Extremadura, y posteriormente, con Madrid y Castilla-La Mancha.

Pero Enrique era un eminente Cacereñeador, y, de paso, un manifiesto Mañegeador, mirando de reojo, siempre, San Martín de Trevejo, amigo de todos, compañero entrañable, luchador incontestable. Generoso, humano, esforzado. Un caballero. Mientras que pasear con él por Cáceres, si es que se podía, era hacerlo en medio de un gran desfile de saludos, de sonrisas, de afectos… Yo siempre le comentaba:

— ¡Recorrer la Plaza Mayor Pintores y Cánovas contigo dura más que cuando lo hacía con mi padre!–, a la sazón Valeriano Gutiérrez Macías.

Y se reía mientras no paraba en detenerse con la gente. Porque era su gente, sus amigos, su paisanaje.

Poco a poco se iba dejando la vida por Cáceres, literalmente hablando mientras la recorría informativamente hablando. Como lo sabía toda la sociedad. Era, sencillamente, un cacereño ejemplar, amigo de todos. Pero sobre todo de su ciudad del alma.

Recuerdo, ahora, con extrema nostalgia, aquella última charla de nuestra vida. Fue en la terraza de la Cafetería-Kiosko Colón. Iba con una bombona de oxígeno. Luchando. Y, venciendo al desánimo de la enfermedad, me decía que Televisión Española le había dado la vida. No se me olvida que le respondí:

— ¡Y tú se las has dado a Cáceres…!. Porque gracias a tu insistencia Cáceres ocupaba una señalada presencia en la pequeña pantalla de Televisión Española.

Y al bueno de Enrique, todo corazón y alma y sentimiento, que tanto y tanto esparció, se le cayó una lágrima, creo, ahora, que cuajada de una densa e inmensa intensidad, quizás por el paso y el peso de los años. Y, claro es, de aquella larga serie de informaciones, de noticias, de reportajes…

Hoy, para él, una persona de excelente sensibilidad cacereñista mi mejor recuerdo en este Blog. Porque Enrique siempre fue parte entrañable de Cáceres y uno de esos puntos de referencia en el alma de todos, que todos, más aún las nuevas generaciones, deben de tener como un referente social de la ciudad. Y porque nadie de aquella época sabría concebir a Cáceres sin Enrique Caldera González y sus cámaras fotográficas y la de Televisión, claro es, al hombro. Al margen, por supuesto, siempre su sonrisa humana y amena, llena de vida.

NOTA: Las dos fotografías están captadas de los periódicos «Hoy» y «Extremadura«, respectivamente.

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ENRIQUE CALDERA, UN CACEREÑEADOR DE SIEMPRE by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

4 comentarios

  1. JOSE LUIS CALDERA ALVAREZ

    Aunque ya te ha agradecido mi hermano Miguel Ángel, las hermosas y sentidas palabras que dedicas a mi padre, no quería desaprovechar la oportunidad para saludarte y reiterarte el agradecimiento por tus cariñosos comentarios.
    Qué buenos tiempos, te acuerdas año 1982 o algo así, viaje a Fuenlabrada de los Montes, era como ir a Paris, ¡qué carreteras¡, recuerdo que nos acompañó tu padre, otro gran personaje cacereño, D. Valeriano le llamaba mi padre. o aquella vez que te visité en Pamplona cuando eras director territorial, teníamos que hablar bajo porque no sabías si tenías micrófonos espiándote, jejeje. En fin muchas historias que he disfrutado junto a ti y mi padre, lo dicho Juan muchas gracias y un saludo para toda tu familia, tú mujer y tu hermano Paco.
    Aquí sigo yo al pie del cañón con nuestra TVE del alma.

    • Querido José Luis: Te agradezco, de forma extraordinariamente inmensa, tus palabras. Entre otros motivos por retomar el contacto, tras tantos años de trabajo juntos, y hacerlo, y no casualmente, a través de la figura, de la estela, del trabajo y de la cordialidad que siempre distinguieron las enseñanzas, la amistad y la intensidad de esfuerzos por la vía de tu padre, Enrique Caldera, una figura, como ya le señalaba en otro comentario a tu hermano Miguel Angel, con la que, desde el honor, la ciudad y la provincia de Cáceres están en deuda. ¡Tantos y tan buenos ratos que sirvieron, entre otras cosas, por ejemplo, como para que el nombre de Cáceres tuviera una fuerza extraordinaria en la pantalla y en los telespectadores de Televisión Española.Hoy, pues, el mejor recuerdo, como siempre, a tu padre, una persona que tanto y tan extraordinariamente ejemplar sirvió a Cáceres.

  2. MIGUEL ANGEL CALDERA ALVAREZ

    Amigo Juan muchas gracias por este impagable recuerdo de mi padre. Soy Miguel Angel, que tantos y tantos kilómetros y reportajes hemos compartido con mi padre.
    GRACIAS AMIGO.

    • Querido Miguel Angel: La verdad es que, hoy, al leer tu cariñoso comentario sobre el capítulo «ENRIQUE CALDERA, UN CACEREÑEADOR DE SIEMPRE», que tengo publicado en mi Blog, CACERES, EL BLOG DE JUAN DE LA CRUZ, que va camino de un nuevo libro, la verdad, te decía, se me han caído unas lágrimas entre la más profunda emoción y el más cariñoso recuerdo, desde el paisaje y la atalaya de la siempre extraordinaria buena relación entre ambos. Tu padre era figura, como bien sabes, de un excepcional calibre humano, sensitivo, emocional y, sobre todo, buena gente, muy buena gente. Pero, además, fue extraordinario batallador y defensor de la imagen de Cáceres. Como refleja, por ejemplo, la anécdota que relato sobre otros corresponsales de otras provincias por la intensidad de las apariciones de Enrique Caldera en aquellos espacios informativos de Televisión Española. Desde esa imagen de bonhomía que siempre le distinguió creo, honradamente, que Cáceres se encuentra en deuda con él. Pero seguiremos luchando por la recuperación de su imagen. Un gran abrazo, exztensivo, claro es, a toda la gran familia Caldera. Juan de la Cruz.

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