CALLE PINTORES, LA MAS POPULAR DE CACERES

La calle Pintores es, de siempre, como se suele decir, el corazón de Cáceres, junto a la Plaza Mayor. Una calle siempre llena y plena de vida, de ajetreo comercial, de chácharas, de conversaciones, de tertulias, de adioses, de iniciativas empresariales… Llena, sencillamente, de sensibilidad e idiosincrasia popular a través de sus más diversas y variadas tipologías.

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La siempre popular calle Pintores, en 1926, cuando atendía al nombre oficial de calle Alfonso XIII.

Una calle que transita y se estira por el principal eje viario de la ciudad, desde la Plaza Mayor hacia la Plaza de San Juan. Y que ya figura como calle Pintores en los anales de la historia de la ciudad en pleno siglo XVI, allá cuando fuera recorrida a lomos de una mula por Su Majestad el Rey Felipe II, cuando, ya, por aquellos pagos nacían curtidores, barberos, mesoneros, taberneros y otros ajetreos mercaderes y comerciales de la época.

Una calle de apenas doscientos metros mal contados, centro económico, social y de miles de transacciones de la ciudad y donde resulta tan fácil como agradable, por su propia filosofía histórica, pasear y darse un garbeo en la seguridad, o, al menos, la esperanza, de poder encontrarse con el todo Cáceres. Y por cuyas paredes y ambiente flotan millones de charlas, de runrunes, de adioses, de holas, de hasta luego.

Siempre llena de vida, siempre llena de historia, de la de propia historia y de la que emana de la vida, el sentimiento y la manifestación popular, tal como fueron impregnando e imponiendo sus gentes, las del pueblo, las de la ciudadanía de a pie. Y que es, a fin de cuentas, la que posibilita los marchamos históricos de la misma.

Una calle que de siempre se llamó y fue conocida como Pintores, aunque no fuera, precisamente, el principal de sus gremios, a la que, posteriormente, un día, la autoridad competente decidiera rotular con el nombre de Alfonso XIII, a la que el 14 de abril de 1932, al cumplirse el primer aniversario de la instauración de la Segunda República, el Consistorio decidió cambiar el nombre de siempre, ay, el de nuestra entrañabilísima calle Pintores por el de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, que más tarde, a alguien se le ocurrió denominar como calle Generalísimo Franco, y que afortunadamente, y esperemos que para siempre, se queda, ya, por los tiempos de los tiempos, como calle Pintores.

Y ese fue, para no engañarnos, el nombre de siempre. Por lo que es obligado señalar, como bien saben y sabemos todos cacereños, que la calle Pintores ha sido, es y siempre será calle Pintores por mucho que otros, por aquello de la soberbia de contar con mando en plaza, decidieran, equivocadamente, cambiarle el nombre. Y, aún así, siempre fue, a pesar de la nomenclatura oficial, calle Pintores.

Aunque la historia queda atrás. Si bien, como dato anecdótico y cuando menos curioso, hemos rescatado este curioso anuncio que ya insertara en la prensa local el histórico fotógrafo Javier García Téllez, siempre Javier, así, con el nombre de pila, que es como siempre le conocieron los cacereños, en el que señala que su establecimiento fotográfico pasa de estar instalado en la calle Pintores, aunque oficialmente hasta entonces era calle Alfonso XIII, a estar situado en la calle Pablo Iglesias.

«¿Nos vemos en Pintores?«, «¿Vamos a Pintores?«, «¿Paseamos por Pintores?«. Frases cotidianas y célebres de miles y miles de cacereños, a lo largo de los tiempos, aunque hay cronistas que, en su día, la conocían también, popularmente, como calle de los Adioses. Porque siempre resultó y resulta frecuente, al transitar por la misma, toparse con el paisanaje conocido.

Y, al tiempo, saludar a los mismos con un «¡Adiós!«, un «¡Hasta luego!«, un «¡Hola!«, o, si se tercia, pegar la hebra un ratejo.

Por la calle Pintores, cuajada y rebosante de vida, siempre hubo todo tipo de viandantes, de comercios, de tiendas, de almacenes, de vendedores ambulantes, de desfiles procesionales, de paseos largos, casi eternos, Pintores arriba, Pintores abajo, de manifestaciones de sociología popular, de parrafadas desde los viejos cafés viendo y contemplando el trasiego habitual de la ciudadanía…

Una calle en la que se volcó la fenomenología de comerciantes, impregnando el sabor del marchamo ciudadano. Por lo que poco a poco, casi sin que las respectivas generaciones se fueran dando cuenta, se iba fomentando esa ambientación propia de ser la calle más importante de la ciudad.

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El siempre cacereñísimo establecimiento conocido como El Precio Fijo.

Y en la que un día, allá por 1827, lo que se dice pronto, se pusiera en marcha una tienda y una casa tan emblemática como «El Precio Fijo«, que aguantó el tirón hasta el año 1972. Ciento cuarenta y cinco pues del mejor cacereñismo.

Lo que llevaron a acabo sus propietarios además, siempre, como un referente de interés, dentro de la estructura comercial y de os más variados objetos de tipología religiosa, entre candelabros, reclinatorios, misales, figuras de Nacimientos, rosarios, todo tipo de estampas, figuras e imágenes de santos, cuadros de la Virgen de la Montaña, Biblias, misales…

Y en cuyas instalaciones hasta de cuando en vez se podía encontrar una tertulia alrededor de la mesa-camilla.

Todo un establecimiento señero en Aquellos Tiempos, para una clientela que determinaba, tal como se puede concluir, la propia fenomenología del establecimiento, con preferencia por unas visitas de corte más bien devoto.

Acaso como iban marcando, paulatinamente, las dinámicas de las diferentes épocas que iban marcándose más allá del nacimiento de El Precio Fijo en 1827.

Comercios, empresas, negocios, que se conformaban y constituían como todo un atractivo, de mucho esfuerzo y constancia por parte de los emprendedores y dando pasos de apoyo al hilo del centro comercial, por donde transcurría, fundamentalmente, una gran parte de la esencia, la hondura y la propia ambientación y dinámica de la ciudad cacereña en ese escenario de lujo que de siempre supuso la calle Pintores.

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Un Café de leyenda en la calle Pintores, de Cáceres.

En esa calle Pintores se instalaría, algunos años después, el emblemático Café Santa Catalina, una joya en el almacén del comercio urbano, tal como se puede apreciar la belleza y elegancia del salón que aparece en la fotografía de la izquierda. Y en cuyos salones se mantuvieron largas tertulias sobre las más variadas cuestiones dentro de la esfera y el ámbito de corte local, de corte provincial y, claro es, también de corte nacional.

El Café Santa Catalina, casa fundada por el pacense Felipe Montalbán en el año 1851, un escaparate de lujo de la Villa y luego ciudad, se fue adaptando, con una marca de exquisita finura, al compás de los tiempos.

Ya en los tiempos de su estancia en el número 2 de la calle Alfonso XIII, Pintores siempre, anunciaba: Exquisitos cafés Moka, Puerto Rico y Caracolillo tostados diariamente, junto a vinos y licores de las mejores marcas, así como otras delicias que hacían del mismo un lugar de cita y punto de encuentro en aquel lejano Cáceres.

Aunque, eso sí, siempre en el alma de la historia del pueblo cacereño y de la mano de la riqueza que se archiva a través de las hemerotecas.

Una calle que se fue haciendo a sí misma, con el contenido del sabor ciudadano, poco a poco, paulatinamente, con la participación y presencia, claro es, de tantas y tantas generaciones de cacereños que saboreaban el paso, el paseo y el sabor de la calle, siempre tan pequeña, siempre tan grande, siempre tan profunda, tan honda siempre y siempre, a la vez, cuajada de vida.

¡Y eso, pues, para no engañarnos, representaba un todo como logro de los cacereños…!

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Así, de este modo tan artístico, se anunciaba ya, en Aquellos Tiempos, Francisco Capdevielle en Cáceres.

Y una calle en la que, ya en el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX, se instala el reconocido artista fotográfico y bohemio francés François Capdevielle, otra señalada, señera y reconocida muestra de los caminos del mayor relieve y consideración entre las páginas del álbum y de la propia historia de Cáceres.

Toda una personalidad de considerable altura e importancia artística en Cáceres, tal como se puede comprobar. Y es que François Capdevielle, tras proceder instalarse en la entonces todavía villa, allá por el lejano año de 1857, fue creando con el mayor esmero y sensibilidad, al mismo tiempo, toda una saga de una muy fecunda extraordinaria y capacidad artística de señalada vitalidad en el panorama de la historia de Cáceres.

Lo que llevó a cabo en base de su gran importancia en torno a la propia dinámica cultural y artística. Algo que hoy, tanto tiempo después, hemos de reconocer y agradecer a Monsieur François Capdevielle. (1).

Allá por los años 64-65 se abrían, en el número 6 de la calle Pintores, las puertas del comercio «Los Valencianos«. Una empresa de Pedro Saborid y Arquet, que llegaba a Cáceres desde las lejanas tierras castellonenses de la localidad de Alcora, con el fin de vender loza, camas de hierro, lámparas, y otros objetos. Empresa que, con el paso del tiempo, cedería y traspasaría a sus hijos Pedro, primero a la derecha de la fotografía)  y Pascual Saborid Ramos.

Un comercio que a finales de los años 20 fue traspasado a Teodoro Ordiales y que, con el paso del tiempo, cambiaría el rótulo de «Los Valencianos» por el de «El Siglo«.

curiosidades.hotelcomercio23monumentosfranceses.Allá por las últimas décadas del siglo XIX aparecía por el número 2 de la más popular y cacereña calle Pintores, cuando algunos trataban de denominarla como Alfonso XIII, un emblemático «Hotel Comercio«, propiedad de Fabián Herrero Rincón, en un lugar privilegiado.

Y que, ya en aquellos tiempos de la historia, publicitaba su establecimiento como un lugar en el que «encontrarían los señores forasteros económicos hospedajes y a la par que un servicio esmerado y distinguido«.

También, claro es, buscando la más completa oferta, don Fabián, que era un tipo listo, ofrecía el siempre atractivo cartel de «Comidas Variadas«.

Un Hotel de señorío, de distinción y de elegancia, para viajeros por cuestiones labores, o, simplemente, placenteras, como la de darse un garbeo por la magia, el hechizo, el arrebato y el encanto de conocer lo que entonces se denominaba como Cáceres el Viejo y hoy es, ni más ni menos, que Ciudad Histórico-Monumental o Ciudad Medieval y, al tiempo, Patrimonio de la Humanidad.

Una calle, Pintores, que fue ampliando, al máximo el marco de sus esencias y de sus contenidos en el correr de los anhelos de aquellas series y generaciones de comerciantes que ponían todo su empeño e ilusión en encontrar un espacio en la calle Pintores…

eulogioblascoUna calle de marcada simbología cacereña. Y en la que además, por si fuera poco, en el año 1890, en el número 5, vino al mundo un pintor de la talle, el relieve, la distinción, la sensibilidad y la calidad de Eulogio Blasco López, que también sería un eximio escultor y repujador. De extraordinario como señala acertadamente Valeriano Gutiérrez Macías «su pintura refleja casi exclusivamente el paisaje y la tierra cacereña, su Cáceres amado, con sus tipos, lugares y costumbres. Sus cuadros tienen la luz y el color de Cáceres«. Con calle en Cáceres y prestando su nombre a la Escuela de Bellas Artes, Eulogio Blasco se conforma como uno de los artistas cacereños de mayor relieve en la historia de la ciudad. Y cuya Plaza Mayor vio de este modo.

En 1898 se instalaba en la muy céntrica calle de Pintores, aunque en aquel tiempo ya tenía la rotulación oficial de calle Alfonso XIII, el Círculo Agrícola Mercantil, donde agricultores y ganaderos, así como sus invitados y amigos, tertuliaban, entre inveteradas charlas, sobre el tiempo, los precios, las cosechas y los precios de los mercados para los tratos de compra y venta de todo tipo de ganados.

callepintores.jacintogarcia.1898.elecodelamontañaY en fecha del 5 de enero de 1899 ya se anunciaba del siguiente modo y carácter «Jacinto García Romero«, propietario de una sastrería y tienda de tejidos, situada en el número 24 de la calle Alfonso XIII, para ofrecer los servicios con los que invitaba al paisanaje cacereño tratando de ganarse a la clientela: «Se construyen prendas militares para todos los Cuerpos y Armada«. Asimismo, en dicho anuncio, también podemos leer: «Se confeccionan con todo esmero hábitos de Sacerdote y togas para Magistrados«.

Eso sí, tal como se puede apreciar en el texto del anuncio publicitario, el encargado del texto y diseño del anuncio deja especificar, con una sucinta y manifiesta claridad, que la calle Alfonso XIII se denominaba anteriormente calle Pintores. Tal cual como nació y tal cual sigue siendo, a fecha de hoy, y como lo fue en Aquellos Tiempos en que cambiaba el rótulo de su denominación. Craso error. Más: ¿Cómo lo aceptaría, nos preguntamos, la sociedad cacereña, que, a fin de cuentas, es la que impone su criterio, como es el caso mencionado, y con una calle que, más allá de denominaciones oficiales, siempre fue Pintores?

Por 1899 se anuncian dos sombrererías en la calle Alfonso XIII: «La Cacereña. Sombrerería de Francisco Martín«, instalada en el número 1, y que ofrece, según se anuncia, un «inmenso surtido en sombreros de todas clases. Especialidad en los de copa y sacerdotes«. La competencia, de otra sombrerería, se la encontraba tan solo unos metros más arriba. Y que ofrecía sus productos en los locales del número 20 de dicha calle bajo el rótulo de «Sombrerería del Hijo de Eustasio Gómez«. El mismo especificaba en la misma edición del periódico «La Guía del Forastero» que «es la más antigua de la capital«. Asimismo, por aquel entonces, también mantenía sus dependencias comerciales en la calle Alfonso XIII la tienda de Félix Parra anunciando «Tejidos a precios módicos, elegancia y gran surtido para la presente y próxima estación«.

callepintores-tallera.piñuelaToda una muy curiosa observación en el centro y el eje de la vida comercial y popular en la capital cacereña. En una época, por cierto, en la que también se apreciaban en la calle, entonces Alfonso XIII, otros establecimientos como «Grandes Talleres y Almacén de Muebles de A. Piñuela«, que ofrecía en el número 12 de la misma calle, sus amplias dependencias, con numerosos y muy variados objetos. Si bien es de subrayar que Alejandro Piñuela optó por anunciar su establecimiento como instalado en la calle Pintores –¡Bravo por él…!– y no en la calle Alfonso XIII que era, sin embargo, como señalamos, la denominación oficial aprobada por los señores concejales que constituían y conformaban el Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad.

Un tiempo en el que también aparecen en la calle Alfonso XIII, siempre, de siempre y para siempre calle Pintores, el establecimiento «Coloniales de Gabriel Gómez Marcelo«, en el número 1, que ofrece «especialidad en jamones, vinos generosos, licores y conservas de todas clases«, la «Gran Sastrería de Francisco Ojalvo», sita en el número 25, «Serrano» que trata de llamar la atención como «gran platería con arreglo a los adelantos modernos«, o «La Flor Madrileña. Confitería, Repostería y Pastelería«, propiedad de Angel Pollo, en sus instalaciones del número 24 de dicha calle.

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Ignacio Gil Hoyos, propietario de la tienda de Tejidos y Confecciones, en la calle Alfonso XIII, a principios del pasado siglo.

Y ya por aquellos lejanos tiempos de 1903, lo que se dice pronto, ya estaba instalada en los números 12 y 14 de la calle Alfonso XIII, siempre Pintores, la más popular de Cáceres, la tienda de Ignacio Gil Hoyos, todo un emprendedor que aposto por una extraordinaria lucha en defensa y promoción de los tejidos y las confecciones.

Y que, con el correr de los tiempos se transformaría en «Pérez, Moda Masculina«, siendo uno de los ejes viarios que marcaban las tendencias de la moda en la ciudad.

Una fotografía, por consiguiente, como podreis apreciar, histórica: Y en la que se ve, en el centro de la misma, al emprendedor Ignacio Gil Hoyos, en una imagen captada en los primeros años del pasado siglo diecinueve. (2)

pintoresvaqueriasuiza-001Ya, por aquellos comienzos del año 1903, el periódico cacereño «El Norte de Extremadura» insertaba este más que curioso anuncio que causaba sorpresa en los ambientes cacereños.

Se trata, tal como se puede apreciar al contemplar el mismo, de la presencia, en la misma calle Alfonso XIII, antes calle Pintores, del establecimiento «Vaquería Suiza y Cervecería«, señalándose en el texto del mismo como «único establecimiento en Cáceres que expende la leche pura, en lecheras de cristal, precintadas«. Lo que se diría todo un establecimiento al compás de los tiempos. ¡Como debe de ser…!

Lo mismo que ya se anunciaba «J. Granados«, en el número 14 «para calzados elegantes y económicos«, tal como podemos ver en el periódico «El Noticiero» correspondiente al 11 de abril de 1903, y con «fabricación de cortes de botinas«, como por  allí, en el número siete, se encontraba «El Buen Gusto. Camisería Requejo«, con «los mejores céfiros y batistas para la confección de camisas a la medida«.

callepintores6En fecha 10 de mayo de 1903, hace tan solo la friolera de ciento trece años, ya se anunciaba en el periódico «El Norte de Extremadura«, en el número 7 de la calle Pintores, entonces Alfonso XIII, a pesar de los pesares, contra la voluntad popular, «El Buen Gusto. Camisería de Requejo«, ofertando céfiros y batistas para camisas a medida, corbatas, botonaduras, ligas, tirantes, cinturones, perfumería, etc. Lo mismo que ya por esas por esas fechas, en el número 4 de la históricamente popular y muy comercial calle, el entonces emprendedor Manuel García, anunciaba, en el mismo periódico, «venta exclusiva en esta plaza» de los cafés tostados del establecimiento «La Cubana«, de Sebastián Nicolás, de Badajoz.

callepintoreslicenciadodazaenalfonsoxiii27.1925Y era el correr del año 1903, ya, concretamente el 20 de agosto, cuando, por ejemplo, el periódico diario «El Noticiero«, insertaba en sus páginas un llamativo anuncio del «Licenciado Daza«, en el número 27 de la calle Alfonso XIII, y que se ganaba la vida llamando la atención con este anuncio que se inicia con el siguiente encabezamiento: «No hay más calenturas, tercianas o cuartanas«.

Y que se vendía, curisosamente, tal como se puede apreciar en el anuncio referenciado, a «II reales la caja«.

Tiempos, pues, aquellos…!

Mientras tanto la calle Pintores, el centro social, comercial y económico de la ciudad de Cáceres, se llenaba, cada día, de gentes y de nuevas instalaciones que se iban abriendo y poniendo en marcha al compás de los tiempos.

Una calle cuajada y repleta de  vida.

Y donde siempre se daban cita tantos y tantos cacereños, que recorrían la calle arriba, la calle abajo, entre charlas, parrafadas y contemplación de escaparates con todas las novedades, modernidades y ofertas de todos los comercios que siempre adornando la calle a lo largo de la historia.

callepintores.comerciodeagonzalezalvarezlasamableajulio1903Ese mismo año, pero en fecha 12 de de diciembre, en el periódico republicano «La Asamblea«, aparece un anuncio del comercio propiedad de Aquilino González Alvarez, situado, ahí es nada, entre los números 35 al 41 de la calle Alfonso XIII, siempre Pintores, y en cuyo texto se puede leer: «Comercio al por mayor y al por menor de Géneros del Reino y el Extranjero«. También en el mismo periódico se anuncia «Comercio de Mercería, Quincallería y Bisutería», del que era dueño Vicente Mier Alonso, y que se encontraba situado en el número 21 de la real calle.

Una calle, que por esas fechas, también acogía el establecimiento «Hijos de P. Saborid» y en el que reza el siguiente anuncio: «Grandes Almacenes de artículos de loza, cristalería, juguetería, géneros de fantasía, armas de fuego...».

Una época en la que, tal como se puede contemplar en el periódico «El Norte de Extremadura«, del 1 de junio de 1903, ya estaba situado en la calle Alfonso XIII, en su número 7, «El Buen Gusto. Camisería de Requejo«.

CALLEPINTORES.MENDIETAJUGUETESLo mismo que, ya en el correr de ese mismo año 1903, aparecía en el número 1 de la muy céntrica y también muy cacereñeadora calle Alfonso XIII, siempre calle Pintores, el establecimiento de «Mendieta» y que se presentaba al público y a la sociedad cacereña como un gran almacén de juguetes y, asimismo, con «grandes exposiciones«, y «a precios sumamente económicos«, tal como se puede apreciar al contemplar en la fotografía adjunta.

Mendieta, por cierto, llegó  a alcanzar, y con señalada distinción, según las páginas de la historia, el rango de «Proveedor de la Casa Real«.

capdevielle12-001En tan importante rúa estuvieron en su día las dependencias de la «Relojería Francesa«, de Jorge Capdevielle, en el número 23 de la entonces llamada calle Alfonso XIII, que allá por la primera década del pasado siglo se anunciaba de la forma que veis en la fotografía de la izquierda, cómo en los años treinta de la pasada centuria, se encontraba el establecimiento de «Hija de Jorge Capdevielle«, que vendía y ofertaba a la distinguida clientela cacereña, entre otros productos, el café La Favorita… 

Lo mismo que iban surgiendo comercios como la Papelería Alcoyana, la farmacia de Adrián Carrasco, en el número 81 de la calle Alfonso XIII, el establecimiento «Antonio Rubio«, en el número 28 de la misma calle y que ya tenía a principios de siglo su mercancía anunciadora de camas de hierro, muebles, armas de fuego, aparatos higiénicos, teléfonos, pararrayos y otros…

Una calle en la que ya en 1904 aparecía en el semanario «Malvas y Ortigas«, del 5 de agosto, sobre el «Comercio de Ultramarinos de la Señora Viuda de Gómez«, sito en el número 1, del siguiente y más que curioso y llamativo tenor:

Si quieres, Rosario bella,

que tu café tenga aroma,

desecha todos y toma

el torrefacto La Estrella.

Por su precio sin igual

y su exquisito sabor

¡hasta lo toma el Señor

en la Corte celestial!

Y ya en el transcurrir del año 1906 los lectores de la siempre prestigiosa «Revista de Extremadura«, de extraordinaria relevancia en el panorama cultural de la región, con las más cualificadas firmas, podían apreciar, en su número mensual, correspondiente al mes de febrero, la presencia de la «Fonda España«, del cacereño Tomás González.

Y es que, tal como podemor ir apreciando, en la calle Pintores, a pesar de su corto recorrido cabían todo tipo de establecimientos.

callepintores-revistaguadalupe15-2-07Por Aquellos Tiempos, ya muy atrás en el tiempo de la calle Alfonso XIII, situémonos en el año 1907, según aparece anunciado en la revista «Guadalupe«, el cacereño Dionisio Viniegra, con su oficina instalada el piso principal del número 15, deja constancia de que es Inspector para Extremadura, ahí es nada, de La Gresham, Compañía Inglesa de Seguros sobre la vida.

Y, por su parte, en el semanario provincial «El Bloque«, se deja constancia en otro anuncio de que el emprendedor cacereño que respondía al nombre de Vicente Simón tenía abiertas, en el número 32, las puertas de una tienda de comestibles que se distinguía, tal como aparece en su propaganda y promoción para captar clientela, como «especialidad en embutidos y jamones«.

Siguiendo con este recorrido es de dejar constancia que, ya n el año 1907, se encontraban abiertas al público y al vecindario cacereño las puertas del  Café Viena, propiedad de Carlos Municio, instalado en la calle Alfonso XIII, que ya se anunciaba en el periódico «El Adarve» en 1907.

callepintores-elnoticiero12octubre1908Y el 12 de octubre de 1908 ya aparece anunciado en la cabecera del periódico «El Noticiero, diario de Cáceres«, que su Redacción e Imprenta ya se encuentran instaladas en el número 8 de la calle Alfonso XIII, donde estaba situado, anteriormente, el Círculo Mercantil e Industrial, tras dejar los anteriores locales en la calle Audiencia 5 y 7, «gracias al favor con que el público nos compensa nuestros esfuerzos de dotar a Cáceres de un periódico diario que por encima de los intereses políticos defiende los intereses de la provincia«.

Allí mismo, en la calle Pintores, también se alzó en su día, igualmente, el establecimiento fotográfico de Vicente Fonseca, otro gran luchador artístico, que fuera a la vez profesor de dibujo, o el Gabinete y Laboratorio, también fotográfico, que abriera, cuasi en los comienzos del siglo XX, el prestigioso Javier García Téllez, Javier, a secas, que creó una inmensa saga de artistas fotográficos, como poco a poco iban surgiendo, por los relevos generacionales otras empresas y otros tipos de comercios en el desfile perecedero e imperecedero, a la vez, del paso del tiempo…

Una calle, la de Pintores, pletórica, más allá de pasiones cacereñistas. Y una calle alegre, cuajada de semblante elegante, y, a la vez, plenamente de identidad y sabor marcado por la sensibilidad más popular, en el sentido más amplio de la palabra, donde se mezclaban las coordenadas de las diferentes capas sociales que en el mundo han sido y serán. Algo que camina y marcha, desde siempre, con la propia dinámica de los tiempos. Pero ahí queda, claro, el referente emblemático, del que todos nos sentimos orgullosos, que es y se conforma como la calle Pintores, de Cáceres. Ahí es nada.

anuncios-manuelpena-1911-eltiempoY en el año 1911 ya aparecía publicado en algunos periódicos cacereños, como es el caso del semanario «El Tiempo«, órgano del Partido Conservador de la provincia, el anuncio de Calzados Peña, sito en la calle Alfonso XIII, destacando «la forma elegante y calzado de lujo», cuando su propietario era Manuel Peña.

Una empresa que decidió iniciar su andadura y trayectoria empresarial allá por el lejano año, ya, de 1875.

Y que a estas alturas, 2016, aún sigue tomando el pulso a las modas y a la economía del calzado en Cáceres, gracias a la labor de entrega, sin desmayo, que lleva a cabo Mamen Peña, con una cordialidad manifiesta y una serie de novedades y variedades propias de la actual época , estando, siempre, al compás de la moda.

callepintores-eranueva-4mayo1912En 1912 Jorge Capdevielle, descendiente de una saga de incansables emprendedores y de honda y larga trayectoria comercial en las páginas de la historia de la ciudad, dejaba una nueva huella de su inquietud con este anuncio de sus ofertas.

Este es el anuncio que aparecía de su «Relojería Francesa» en el periódico «Era Nueva» correspondiente al 4 de mayo de 1912.

Un anuncio, por otra parte, innovador y que venía a romper los moldes habituales de la propaganda de las diferentes tiendas, comercios y empresas que se instalaban en Cáceres.

Un año, ya, el de 1912, en el que también aparece en el mismo diario un anuncio de la «Viuda de Aquilino González Alvarez», con sus dependencias entre los números 35 al 41 de la calle Alfonso XIII y surcursal en el 13 de la misma calle, anunciando sus «Géneros del Reyno y Extranjero«.

Como por allí lucieron sus mejores galas, en su día, en este caso hacia 1915, como consta por los anuncios, por ejemplo en el semanario cacereño «El Bloque» la «Confitería Viuda de Alvarez«, divulgando sus «dulces finos, pasteles y bizcochos«, en el número 20 de la calle Alfonso XIII. El mismo número, por cierto, en el que se anunciaba, los mismos días y en el mismo periódico, «Hijos de Eustasio Gómez» con «sombreros y gorras de todas clases«.

pintores.sociedadgeneraldeindustriaycomercio.elnoticiero1-IX-1911En el año 1917, concretamente en el periódico «El Noticiero, diario de Cáceres» correspondiente al día 1 de septiembre,  ya se anuncia el despacho de Manuel Requejo Orejas, que aparece «como representante en Cáceres de la Sociedad General de Industria y Comercio»,

El mismo, como se puede apreciar en el anuncio correspondiente, que aparece a la izquierda de estas líneas, ya contaba entre las diversas fábricas entre España y Lisboa con la de Aldea Moret en Cáceres.

Lo que viene a dejar constancia de que la calle Pintores, a pesar de no ser nada larga, se apretujaba entre ideas de emprendedores, inquietudes de cacereños, propuestas comerciales y empresariales de todo tipo y condición, numerosas ofertas a través de los tiempos…

Algo muy importante porque ponía de manifiesto que es la misma ha sido y es la calle más comercial de Cáceres.

Ese mismo año, 1917, nos encontramos con este curioso anuncio de «Casa Granado«, con su tienda al gentío visitante en el número 11 y que en tres palabras tan solo, en tres, lo dice prácticamente todo: «Los mejores calzados«.

Un anuncio que aparecía insertado en las páginas del periódico «El Noticiero» a finales del año 1917. Hace pues, tan solo, ni más ni menos, que la friolera de noventa y nueve años.

Y como también instalaron su negocio en el número 24 de la calle Pintores, cuando se denominaba oficialmente Alfonso XIII, la joyería-platería de Bernardo Serrano, situada en el número 15 de la misma calle, la selecta tienda denominada «Modas de París. Isabel Sagrera«, instalada en el número 1 de la rúa con el nombre de Su Majestad, que recibía «modelos de París todas las semanas«, la pastelería «La Flor Madrileña«, de Angel Pollo, la farmacia de L. Escribano Calvo, en el número 13 de la calle Pablo Iglesias, (siempre, preferente y popularmente Pintores), y en cuyo número 30, también esos tiempos de la Segunda República Española, también se encontraba, por ejemplo, «Guerra, Fotógrafo«. Así como, del mismo modo, otros muchos establecimientos que a lo largo de la historia fueron marcando unas pautas de unas dinámicas comerciales que establecían los tiempos.  

En el año 1922 ya se anunciaba en aquel tiempo, según se puede ver en un anuncio publicado en el periódico diario «La Montaña«, en fecha 4 de enero, la muy popular e histórica tienda de «Calzados Peña«. Lo mismo que, en esa época, ya estaban instalados en la calle Alfonso XIII, siempre, sin embargo, popularmente calle de Pintores, el «Almacén de Muebles y Taller de Mármoles Valentín Domínguez«, en el número 13, en el que «se construyen Panteones, Lápidas, Chimeneas, Fuentes, Escaleras…». 

Asimismo, en el año 1924, ya aparecía el correspondiente anuncio en la prensa de «El Paraíso«, y que, instalado en el número 25 de la cacereña calle Alfonso XIII, dejaba constancia de su tipología específica como «gran comercio de moda«.

callepintores-peluqueriavicentegonzalez.nuevodia28-5-1925Corría, por otra parte, el año 1925 cuando, por ejemplo, en el periódico diario «La Montaña» aparecían dos anuncios de dos tipologías tan variadas como las que siguen con sus establecimientos en la cacereña calle Alfonso XIII. El primero es el correspondiente a la «Peluquería y Barbería de Vicente González«, que, por lo que se lee en el anuncio, también ejercía en aquel tiempo como practicante del Hospital Provincial. El mismo ya se encargaba, como podeis comprobar, de dejar constancia de que «se admiten abonos». Su despacho al público estaba en el número 25. Ese mismo día, en el citado diario, aparece el anuncio de «La Lonja«, instalado en el número 2, y señalando que «Hay de todo y lo mejor en Ultramarinos y en vinos El Mosetel de Matilde».

Y en ese año de 1925 ya se encontraban en la calle Alfonso XIII, siempre calle Pintores, las dependencias comerciales de Pedro Trejo, que, en el número 9, ofertaba, como se desprende del anuncio insertado en el periódico «La Montaña«, de 30 de mayo de 1925, «un antiguo comercio dedicado a la venta de alpargatas, calzados, lanas, jergas, alforjas, cordelería, correajes, paquetería, bramante, mantas…». Un año, en ese mismo periódico, «La Montaña«, de ese mismo día, también se encuentra por aquellos pagos de la calle Pintores, aunque con denominación oficial de Alfonso XIII, en su número 26, «Palace», propiedad de José Rubio, y que se manifiesta como «gran confitería que ofrece lo más delicado que se pueda pedir en esta clase de establecimientos». 

Ya en el año 1926 aparece un curioso anuncio en el periódico «Nuevo Día» señalando que en el número 13 de la calle Alfonso XIII estaba situada la «Fábrica y Almacén de Muebles de Francisco Acedo Picapiedra» (Movida por Energía Propia). Una fecha en la que aparecía, asimismo en el número 13 de dicha calle, la «Farmacia y Droguería del Licenciado Don Francisco de Sande«. Lo mismo que aparece el rótulo de «Relojería, Platería y Optica«, en el número 18 de la misma calle, Alfonso XIII, propiedad de Daniel Santaolaria Font, con la curiosa llamada de atención con la «especialidad en relojes de torre».

Un año, el de 1926, en que también aparecen por la zona más comercial del Cáceres, ay, de Aquellos Tiempos, la «Sastrería Moderna«, en la calle Alfonso XIII, número 19, ofreciendo «altas novedades«, o un establecimiento de una especial tipología y capacidad de gancho, al menos sobre el rótulo en el que se lee «Las Modas de París«, propiedad de Juan de la Riva, con el llamativo slogan en el anuncio de «camisería a la medida por el mejor cortador«, tal como se lee en el periódico «Nuevo Día», correspondiente al 14 de octubre de 1926. Una tienda instalada en el número 12 de la cacereña calle, pero que siempre fue, para no engañarnos tampoco demasiado, mucho más popular que real, por lo que siempre fue, por encima de todo, calle Pintores.

Lo mismo que ese año, 1926, tal como podemos ver en el periódico «La Montaña» ya se encontraba instalada y abierta al público cacereño la tienda «Astra«, que se anuncia «para caballeros. Chalecos, calcetines, tirantes, ligas, paraguas y toca clase de objeto de tocadores«.

callepintores-juanmarchena-juguetes.nuevodia.3-1-1927El año siguiente son las fechas en las que también aparece en la misma calle la Juguetería del establecimiento de «Juan Marchena«, tal como podemos apreciar al leer el anuncio que inserta en sus páginas el periódico «Nuevo Día» que se corresponde con el 3 de enero de 1927.

En el mismo ya se deja constancia, camino de la festividad de los Santos Reyes Magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, de que en sus dependencias comerciales existe un «extraordinario surtido» así como una «exposición permanente«, tal cual la que se ofrece en sus locales situados en aquel entonces en el número 17 de la real calle de Su Majestad Alfonso XIII.

callepintores-elsiglohurdes1marzo1927Ese mismo año, 1927, recogemos el anuncio publicado en la revista «Hurdes«, correspondiente al 1 de marzo y a los números del 24 al 27, en el que aparece la promoción del que sería uno de los comercios más populares, visitados y de mayor solera en el Cáceres de Aquellos Tiempos.

Nos estamos refiriendo, pues, como se puede apreciar, a un establecimiento de tanta raigambre como fue «El Siglo«, anunciándose como «Gran almacén de muebles, cristal y loza» así como de lo que habría de ser el gran auge del establecimiento: «Inmenso surtido de regalos«.

Aunque la empresa y el comercio, siempre de gran prestigio en la ciudad de Cáceres, se especializara, sobre todo, en el campo de los juguetes.

Y siempre, también, con una muy amplia aceptación en el mundo, claro es, de los más pequeños.

pintores-farmaciaboaciña.nuewvodia31-1-1928Por el correr del año 1928, el periódico cacereño «Nuevo Día» ya inserta en sus páginas el anuncio de la Farmacia Boaciña en el número 27 de la siempre céntrica calle de Alfonso XIII (Pintores, una vez más, para no engañarnos). Tal como podemos leer en la correspondiente fotografía que aparece a la izquierda de estas líneas. Una Farmacia, por cierto, bastante simbólica en la escenografía social y humana de Cáceres. Y, por ende, de la calle Pintores. O, si se prefiere, por parte del lector, a la viceversa.

Asimismo es de señalar y dejar constancia que, con fecha 29 de mayo de 1928, en el periódico «Nuevo Día«, aparecía el anuncio de «Relojería El Cronómetro«, en el número 19 de la Calle Alfonso XIII, donde, dentro de una muy amplia y variada gama de propuestas se ofrecen a la clientela productos como «Gramófonos, discos, zarzuelas, recitados, tangos, flamenco, ópera, sardanas, bandas, orquestas«, y un largo etcétera.

Llegando al año 1931 hemos de señalar que tras la llegada y proclamación de la II República, el 14 de abril, poco después, el día 22 de ese mismo mes, se reunía el pleno del Ayuntamiento, determinando que la calle Pintores, oficialmente Alfonso XIII, pasara a denominarse calle Pablo Iglesias, después en los correspondientes cambios de direcciones de los anuncios que de las tiendas, comercios y empresas de la misma se publicaban en los diferentes periódicos cacereños. Si bien es de añadir que el cambio de la rotulación en la misma no se produce hasta el 14 de abril de 1932, en el primer aniversario de la II República.

Por el año 1931, según anuncio publicado en el periódico «Extremadura«, con fecha 3 de noviembre, podemos apreciar que en piso principal del número 13 de la entonces calle Pablo Iglesias ya aparece la «Gran Casa de Hospedaje María Juana Cortés«. Y también, en dicho año, aquel anuncio del ya referenciado Café Santa Catalina, publicado en verso, que aparece en el periódico local «La Gripe«, de corte satírico, que se autodenominaba como «Verdadero defensor de la moral y la justicia«, y que lo hacía del siguiente tenor:

Si mi madre fuera mora

y yo nacido en Orán

renunciaría de Mahoma

para venir a tomar

el riquísimo café

de Luis Montalbán.

Lo mismo que, también en verso y en el mismo periódico, «La Gripe«, aparecía por esa época un anuncio del Almacén del siempre célebre, popular y muy trabajador empresario don Cristóbal Mendieta, toda una institución, se diría que casi desde siempre, en Cáceres, y en la siempre calle de Pintores como referencia comercial, expresa y puntual. El anuncio se conformaba de estos versos:

Pañuelos, gemelos,

toquillas, mantillas,

corbatas y batas,

comprarás, niña coqueta,

a don Cristóbal Mendieta.

Un tiempo, el del correr del año 1931 por la calle Pablo Iglesias, perdón, siempre calle Pintores en la terminología popular y coloquial, que es la que cuenta, en definitiva, en la historia ciudadana, don Luis Infante, especialista en garganta, nariz y oídos pasaba su consulta en el número 7, piso segundo, especificando, en el anuncio que publica en el periódico «Nuevo Día«, correspondiente al 19 de abril, «Consulta gratuita para los pobres de 4 a 5«, y también don Zenón Enríquez ya contaba con su consulta como «Médico-Odontólogo» en el piso 2 del número 7, y donde trataba «enfermedades de la boca y de los dientes«. Tal como se lee en el periódico «El Noticiero, diario de Cáceres«, correspondiente al 19 de noviembre del año 1931.

Un rótulo, el de la calle con el nombre del socialista Pablo Iglesias, que no duraría demasiado tiempo. Y que vemos destacado en esta preciosa fotografía subida en su día por Miguel Angel Redondo Pache en el grupo «Fotos Antiguas de Cáceres» en Facebook.

Ya que en el correr de los tiempos, tras el inicio de la Guerra Civil Española, el día 26 de agosto del mismo año de 1936, la calle más popular, céntrica y comercial de la ciudad de Cáceres, pasa a recuperar su nombre histórico, el de calle Pintores.

Un nombre con el que se la denominó desde siempre y que iría persistiendo y aguantando el ritmo del tiempo con el reconocimiento popular de sus calles. Pintores arriba, Pintores abajo.

Y que, en definitiva, llegaría a hacer justicia para evitar esas politizaciones del propio callejero que se conforma con los sabores y las esencias de las dinámicas populares en pasar de unas y otras generaciones.

Lo que viene a demostrar la teoría de que, al final, son estas las que acaban imponiéndose en temas, en cuestiones, en dinámicas y en fenomenologías que arrancan en el propio pulso de la historia que se conforma en su sensibilidad popular.

Pero esa dinámica, precisamente, es uno de los puntos claves que generaban vida e inquietud y dinamismo a la calle Pintores.

lamuñeca1Del mismo modo ya se anunciaba en la prensa cacereña, allá por el transitar de ese mismo año, 1932, otro comercio, también de una más que señalada tipología histórica en el Cáceres, ay, de nuestros amores.

Nos estamos refiriendo, en este caso concreto, a la «Pañería La Muñeca«, propiedad del popular personaje cacereño y esmerado profesional del comercio que siempre fue don Rosendo Caso, que ofrecía sus productos y prestaba sus servicios empresariales en el número 2 de la misma calle con el nombre del que fuera fundador del Partido Socialista Obrero Español. Es decir, calle Pablo Iglesias. ¡Qué manía, por los imperativos políticos, tal como se va viendo en el transcurso del tiempo, el de arrebatar a un lugar emblemático-popular su nombre habitual…! Un anuncio, el de «La Muñeca«, aparecido el 1 de agosto de 1931 en el periódico «Nuevo Día«.

callepintores.joyeriapozas.nuevodiaY corría el 11 de junio del año 1932, por ejemplo, cuando aparecía en el periódico «Nuevo Día» este anuncio de la Joyería, Platería, Relojería y Optica «Pozas«, una de las más prestigiosas de Cáceres, que se acaba de trasladar desde la calle Moret hasta el número 13 de la calle Pablo Iglesias.

Un traslado de las dependencias empresariales que se justificaba en otro anuncio «por mejora del local y ampliación del negocio«.

Si bien en este aparece la curiosa expresión de «El tema es: Mucha venta con poca utilidad«. ¿…? Por aquella época también se anunciaban entre otros «Zenón Enríquez. Médico Odontólogo«, instalado en el segundo piso del número siete de la calle Alfonso XIII.

comerciosantiguosjamec
El Café Jamec siempre fue una institución emblemática en Cáceres.

O arrancaba, también, en su día, allá por el año 1935, el Café Jamec. Y que desde su apertura se volcó en crear ese gran mundo que hubo entre las paredes, con olor a café, claro es, a licores, a tertulias de altos vuelos y grandes sabores de ilustres miembros de diferentes sagas cacereñas y cacereñeadoras pertenecientes a los diversos estamentos representativos administrativos y con mando en plaza, y con sabor, también, a conspiraciones, a tratos ganaderos feriales, a lonjas agrícolas, a curiosos y esmaltados dibujos literarios sobre el paisaje urbano que desfilaba ante sus amplios ventanales. Dos palabras y nueve letras, en total, que dicen mucho, pero que mucho, en la historia y en el sabor, siempre impresionante de la ciudad de Cáceres: Café Jamec. Ahí es nada. Y, entre sus tertulias célebres de Aquellos Tiempos aquella en la que participaban, entre otros, Pedro de Lorenzo, prestigioso escritor, que alcanzaría la dirección adjunta del ABC, Dionisio Acedo Iglesias, una persona de exquisita sensibilidad periodística, humana y humanística, Jesús Delgado Valhondo, siempre poeta extremeño y extremeñista, que un día se alzara con la Medalla de Extremadura, y a la que se incorporaría, posteriormente, Valeriano Gutiérrez Macías, escritor, investigador, primer teniente de alcalde y Vicepresidente de la Diputación Provincial. El Jamec se despidió de la ciudad cerrando sus puertas, lamentablemente, en el año 1980. Pero así son las cosas, las circunstancias y los tiempos.

Unos tiempos, aquellos del correr y el acontecer del año 1935 en que es frecuente toparse en la prensa local con anuncios como el del establecimiento «Francisco Burgos Capdevielle» en el número 27 de la calle Pintores. Y también, por ejemplo, la publicidad de «Calzados La Bota de Oro«, también en el semanario «Cáceres» correspondiente al 5 de agosto de 1935, un anuncio y un establecimiento en el que se destaca, se supone que como signo de distinción y un más que claro reclamo de carácter publicitario, que sus zapatos «son los elegidos por toda persona elegante«.

sastrerialeon-lafalange1agosto1936Ya en 1936, en el número 11 de la calle Pintores, se podía ver en el periódico «La Falange«, de 1 de agosto de 1936, el anuncio de la «Gran Sastrería León«, y que trataba de captar a la hipotética clientela del Cáceres de siempre con la aparición en el mismo de su ofrecimiento y propuesta como «especialidad en uniformes militares y civiles«. Lo que hacía y llevaba a cabo, tal como se puede apreciar en la fotografía, a través de este curioso anuncio con unos dibujos muy característicos y muy acordes con la época que se vivía y desarrollaba en lo que venimos en denominar como Aquellos Tiempos. Ahora, claro es, llenos de nostalgias, de recuerdos y de los que nos hablaron nuestros padres, nuestros tíos, nuestros abuelos, tratando de dejarnos la huella de la impronta comercial de la calle Pintores.

Por aquellos días de 1937 ya aparecen anuncios en la prensa local, concretamente en el periódico «La Falange«, de la farmacia de «L. Escribano Calvo«, en Pintores 37. Periódico en el que también podíamos ver, en su edición del 4 de mayo de ese mismo año, el anuncio de «Hotel Jamec» como «Gran Restaurante, Instalación moderna y Gran Bar Americano«, y que llama la atención señalando «Sucursal: Pintores, 2«. Y un año después, en dicho periódico, concretamente el 29 de mayo de 1938, también se ve el anuncio de la «Casa Javato. Ferretería y Coloniales» en el número 1.

Por los años cuarenta ya estaba instalado el comercio de Paquito Burgos, apretujado e incrustado entre el estanco y la zapatería Martín, dedicado al panorama del mundo de los regalos, pero con preferencia a la imagen de cuestiones regionales: Muñecas con el traje típico de Montehermoso, postales de la ciudad de Cáceres, llaveros, cucharillas con el escudo de la capital…

Paquito Burgos era un personaje de relieve, siempre vestido con elegancia, atento, cordial, servicial… Y gran tertuliano.

Un día de 1975 Paquito Burgos fue distinguido con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Ahí es nada.

La instantánea del cacereñísimo personaje, con su elegancia y porte habitual, corresponde al fotógrafo cacereño Juan Guerrero.

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Almacenes Mendoza, en fotografía de la colección y archivo de Laura Mendoza.

O, acaso, tal vez, ese otro señalado establecimiento conocido como «Almacenes Mendoza«, de un señalado sabor y muy larga presencia en la calle Pintores, que se ganó enseguida y en base a los más profundos esfuerzos de su creador un más que reconocido prestigio en el ámbito poblacional y comprador cacereño, a caballo entre las modas, las necesidades, las exigencias, la lucha de precios con y contra la competencia, la capacidad de convencimiento a la clientela y hasta las ganas de salir de casa, por necesidad, llegarse hasta Pintores, saludar a un montón de caras conocidas, y, de paso, adquirir algo, cualquier cosa, que para eso existen, sin lugar a ningún género de dudas, las filosofías y las políticas comerciales. Tan en boga, en la sociedad de hoy, por las exigencias de ese fenómeno que se llama la mercadotecnia.

comerciosantiguoselsiglo(teodoroordiales)O el mismo establecimiento conocido como «El Siglo», un gran bazar, propiedad de ese audaz empresario que fue Teodoro Ordiales, y que se introdujo en Pintores, desde el principio, con sabores de novedad y éxito económico, fruto de un trabajo ímprobo, esfuerzo, sagacidad y capacidad de riesgo.

Todo un desfile, pues, de muchos e importantes establecimientos que aportaron mucho trabajo, mucha iniciativa empresarial, mucho empleo y que, al tiempo, imprimieron mucho dinamismo y mucha vida a la que podríamos denominar, sin temor a equivocarnos, como archiconocida calle Pintores.

En ese camino de honduras y de sensibilidades comerciales, aunque también de preocupaciones y trabajo, la calle Pintores, para no engañarnos, siempre constituyó todo un lujo.

comeciosantiguos.callepintoresAllá por los años sesenta también figuraba en la calle Pintores el establecimiento de «Pérez. Moda Masculina«, que durante un tiempo se llevó la palma de las nuevas tendencias en ropa de jóvenes varones, y en la que, a la par, se elaboraban las sotanas de los padres de La Preciosa Sangre y miles de novios encontraban su traje para la ceremonia de boda. La fotografía que acompaños al parecer fue obtenida por Juan I. Pérez Rodríguez. Una tienda en la que trabajaban entre otros Crescencio, Tomás, Jesús Ojalvo y en la caja Begoña Pérez.

Una calle que, a pesar del cambio de su denominación oficial, de siempre estuvo dominada por la sensibilidad de la identidad popular y que, si un buen día, allá por el siglo XVI ya la denominaba Pintores, ahora, al cabo de los siglos, ya volvió a su nombre inicial. Acaso como un acto de justicia popular.

pintores1943El paso del tiempo, de forma paulatina, sin que nadie se diera cuenta, sin que nadie lo sintiera, sin que nadie se percatara de ello, iba ganando posiciones en su avanzadilla por lo que se conforma como el recorrido de la vida.

Ya en el año 1943 aparece en el número 41 de la calle más céntrica de Cáceres, la de Pintores, por mucho que la rotulación oficial la denominara como de Generalísimo Franco, la «Librería Escolar El Noticiero«.

Una tienda que, instalado en aquella rúa, de tanta transcendencia y repercusión socioeconómica e industrial, por la que desfilaba, sigue desfilando y continuará haciéndolo por siempre, ofrecía a su clientela sus servicios como «Imprenta, papelería y Objetos de Escritorio».

Los Talleres de la misma, tal como podemos acertar a leer en la factura adjunta, estaban instalados en el número 35 de la Avenida de Cervantes.

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Almacenes Pedro Terrón, en Generalísimo Franco, 3, en 1946.

Ya en los años cuarenta también figuraba instalado en el número tres de la entonces denominada calle Generalísimo Franco, como podemos apreciar, en la fotografía de una factura de aquel entonces, insertada al efecto en la margen izquierda, el establecimiento del industrial cacereño Pedro Terrón, y que por la numeración quedaba prácticamente orillada a lo que es la Plaza Mayor de Cáceres.

En la misma, tal como se puede distinguir, su dueño anuncia el local o la tienda como «Almacén de Alpargatas y Zapatillas, calzados de todas clases, cordelería» , y que, se supone, pues iba muy acorde con los tiempos de una determinada tipología social y que le debía de dar señalados dividendos como para mantener el mismo en uno de los semiesquinazos más cotizados de siempre en la capital cacereña.

Ni más ni menos que en un preciado lugar de la calle Pintores casi besándose con la Plaza Mayor, por donde siempre, y a todas horas, entran y salen, desembocan, cientos de ciudadanos dentro de los paseos habituales de los cacereños así como de visitantes y turistas que se llegan hasta la capital de la provincia.

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Dionisia Congregado, una mujer emprendedora y muy querida en Cáceres que, en su día, abrió en Pintores su tienda Modas Dioni.

Una calle, Pintores, que siempre se fue acoplando al cambio, paulatino, de los tiempos, convirtiéndose, al mismo tiempo, en ese escenario de la modernidad que iban marcando las agujas del reloj en el panorama de la moda.

Algo, la moda, en todos los sectores de la principal calle de la población, de mucho valor en el ámbito de la dinámica ciudadana. Camiserias, zapaterías, librerías, establecimientos fotográficos, cafeterías, tiendas de regalo, relojerías…

Una calle que, siempre, se llenaba de vida, de paseos, de charlas, de tertulias, de adioses, de saludos, de escaparates con sus luces y sus ricas aportaciones, de novedades o de rebajas…

Con uno de sus apogeos vitales en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo y donde lucían, con esplendor, toda una larga serie de iconos en el panorama de Cáceres.

Tal cual los que, por ejemplo, venían a representar, tan solo a título de ejemplo, y como ellos, cientos y cientos a lo largo de la historia de la calle Pintores, Almacenes Gozalo, Almacenes Correa, El Siglo, otros como Modas Dioni, Librería Vicente, Sobrinos de Gabino Díez, Librería-papelería Acevedo, Sobrinos de Gabino Díez

Y un muy largo etcétera repleto de iniciativas empresariales, de estampas humanas, de paseos Pintores arriba, Pintores abajo, de charlas distentidas, de tertulias, de vendedores callejeros con su mercadillo ambulante de todo tipo y condición tratando de ofertar gangas a la clientela que siempre llena de gentío la calle más comercial del Cáceres de siempre.

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La calle Pintores en los años 60.

Una calle, Pintores, ni más ni menos, todo un lujo y de la que, desde siempre, nos enamoramos, intensamente, todos los cacereños. Acaso por la hondura que de siempre emanó de su capacidad como centro comercial y humano, por la tipología popular y de encuentro, establecida a lo largo del tiempo, porque siempre fue un paseo de y para todos los cacereños, por la expresividad, por las sugerencias y por los atractivos en los que nos criamos con los versos y los poemas y las secuencias y las estampas y las imágenes y las conversaciones y las chácharas y las tertulias y los adioses por la calle Pintores, la más emblemática de Cáceres, desde que tenemos uso de razón. Lo suficiente como para decir:

— ¡Calle Pintores…! ¡Pedazo de calle!.

pintores,años80.autor Pfenning.archivogranaderoY una calle, la de Pintores, que allá por la década de los años ochenta del pasado siglo, ofrecía esta siempre atractiva y sugerente estampa, la de la izquierda, obra de Pfennigg, y captada del archivo de Angel Granadero. como una imagen por la que pareciera que no pasa el tiempo. Y no es que no pase el tiempo, es que, sencillamente, mirando hacia atrás, el tiempo vuela, que dirían, primero, mis abuelos, Gracia Gutiérrez Julián y Andrés Gómez Carrasco y, posteriormente, mis padres, Valeriano Gutiérrez Macías y Adoración Gómez Sánchez. Todos ellos, ya, que gloria hayan por los páramos por los que se hallen.

que ¡Ay, mi siempre querida calle Pintores, donde caminarla de la mano de mi padre era un suplicio de saludos, donde caminarla junto a la primera inquietud emocional afectiva siempre flota en el alma con eco en el corazón, donde pasearla con los tebeos de finales de los cincuenta y principios de los sesenta suponía un juego, donde transitarla con los libros bachilleres era un regüero de vivencias adolescentes y juveniles, y donde siempre se marca la huella, no se si irreverente, del paso del tiempo.

¡Mi querida calle Pintores…!

NOTAS:

1.- Para más información sobre François Capdevielle se puede consultar mi artículo MONSIEUR FRANÇOIS CAPDEVIELLE… BIENVENUE À CACERES, que figura en las secciones CACERES AYER y PERSONAJES, publicado en este mismo Blog.

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20 comentarios

  1. Hola soy un ex empleado de la Banca Sánchez de Cáceres, y en el número 8, antes y ahora 10, estuvo esta Entidad Bancaria, desde mis conocimientos desde el año 1969. No se acuerdan vdes. pues esta casa daba a ambas calles Moret y Pintores. Propiedad de la familia Sánchez compuesta por 3 hermanos Joaquín, Clemente y Andrés.

  2. Al ser trasladado a Caceres se hizo cargo de toda la familia y haciendo el traslado en un camion del Ejercito, en aquellos anos mas que complicados tiempos. Antonita vivio, al principio, en las casas militares que se habian edificado en las cercanias de la Plaza de Toros, donde el Instituto Nacional de Higiene, haciendo esquina con la carretera del Casar, para trasladarse posteriormente al numero 52 de la calle Margallo, antes Moros.

  3. Grata sorpresa me he llevado al ver este buen reportaje de la calle Pintores de Cáceres.
    Soy nieta de Eleuterio Mendoza, y trabajé en la tienda 9 años.
    Recorrer lugares de tiempo atrás , siempre trae añoranza de los buenos recuerdos vividos.
    Un abrazo.

    • Muchas gracias, estimada Laura, por tus dos comentarios sobre mi ensayo titulado «CALLE PINTORES, LA MAS POPULAR DE CACERES» y en torno a ese, siempre, impresionante y sorprendente mundillo alrededor de esa calle, siempre cuajada de murmullos, de tiendas, de escaparates, de modas, de paisanaje cacereño, de aventuras empresariales, de cafés, de sensibilidad, donde, también desde siempre, se fue generando todo un amplio mundo de miles y miles de secuencias que figuran en las páginas del libro de Cáceres.

      Una calle entrañable, inmensa, profunda, humana y vital que se llama, ni más ni menos, que Pintores.

      Un cordial saludo. Juan de la Cruz

  4. Buena sorpresame he llevado, al descubrir esta entrada.tan ben documentada. Me ha gustado recorrer la calle Pintores donde trabajé. Soy nieta de eleuterio Mendoza.
    Gusta recordar buenos tiempos pasados.
    Un abrazo.

  5. Domingo Monroy Preciado

    Muchas gracias por el desglose de establecimientos, de sus propietarios y de tantas anécdotas ocurridas en esta nuestra popular y siempre céntrica calle de Pintores.- Gracias por compartir tanta historia con todos nosotros, un saludo

    • Muchas gracias, estimado Domingo, por su comentario a mi trabajo titulado CALLE PINTORES, LA MAS POPULAR DE CACERES. Una calle siempre cuajada de vida, de tertulias, de adioses, de saludos, de paisanos y visitantes, de curiosidad y de curioseo, centro neurálgico de la economía cacereña, y, siempre, también, repleta de sensibilidad y de hondura. Gracias, pues, Domingo, porque comentarios como el suyo estimulan a seguir con estos trabajos e investigaciones, que figuran en las páginas del libro de Cáceres, y, como tal, merecen la pena que sean publicados para inmortalizar una calle, tan imoresionantemente genuina y hermosa, como es, sencillamente, la cacereña Pintores, donde, cada día, en medio de trasiegos y de compases comerciales, cada día, señalaba, se hace Más y Mejor Cáceres. Un saludo cordial. Juan de la Cruz

  6. Maria Belen Valdivia Conde

    Me gustaria saber si tienes informacion sobre quien fundo una libreria en los soportales de la plaza mayor de Caceres a princios del siglo veinte. O si tienes cobstancia de este echo

  7. MIGUEL ANGEL REDONDO PACHE REDONDO PACHE

    Muchas gracias por toda la información de historia local cacereña ,que muchos de nosotros no hemos conocido.

    • Muchas gracias, querido amigo Miguel Angel, por tu comentario en el capítulo CALLE PINTORES, LA MÁS POPULAR DE CACERES, que escribí hace algún tiempo en mi Blog. Y con el trato de llevar a cabo recorrido social y humano de lo que suelo denominar, como bien sabes, el Cáceres de Aquellos Tiempos, y tratar de contribuir, modestamente, a que todos vayamos conociendo Más y Mejo0r nuestro Cáceres del alma. Un abrazo.

  8. El poco tiempo que viví en Pintores, 1977_1979 lo recuerdo como parte de mis mejores años vividos.
    Cómo bien argumentas su comercio, y cafés, el jolgorio cercano de la Plaza Mayor y su sabor añejo de Edad Media hacen de ella una calle sin igual.
    Gracias por compartir.

    • Muchas gracias, estimada Cris, por la sensibilidad que emana de tu comentario en mi ensayo CALLE PINTORES, LA MÁS POPULAR DE CACERES, que tengo publicado en Blog.

      La verdad es que la calle Pintores de siempre, fue, es y será uno de esos excepcionales escenarios para «dibujar» el tránsito y el paso del tiempo en Cáceres a través de los tiempos.

      Un abrazo. Juan de la Cruz.

  9. José María Parra Quesada

    Muchas gracias por este repaso a la intrahistoria de Cáceres a través de su calle comercial por excelencia, tan abandonada en algunas épocas. Sólo, por poner un mínimo pero, he echado en falta una mención a Juanito Barra y su Peluquería, negocio de referencia durante tantísimos años.
    Un saludo y, repito, muchas gracias.

    • Muchas gracias, amigo José María, por su comentario alrededor de «nuestra» siempre Calle Pintores, que tanta historia y vida y sensibilidad y comercios y tertulias y adioses y saludos y anécdotas y vida cuenta, también desde siempre, en las páginas de la historia de Cáceres.

      Tiene mucha razón en lo de Juanito Barra y su Peluquería-Barbería. Trataré, pues, de recuperar su imagen e incorporarlo como otro personaje, vital y vitalista, del Cáceres de Aquellos Tiempos, y que, poco a poco, vamos inmortalizando, cada día un poco más, con las aportaciones de todos.

      Un saludo cordial.

  10. Magnifico.
    Es un gran trabajo sobre nuestra memoria. CACEREÑA.
    Te felicito por ello.
    Un abrazo.

    • Muchas gracias, querido Alfonso, por tus palabras. Lo que representa, como bien sabes, un incentivo para seguir «cacereñeando» al ritmo de estas modestas investigaciones sobre Estampas, Secuencias, Personajes, Trayectorias, Imágenes, Sensibilidades y otros recorridos y dinámicas en el pálpito de tratar de aportar, cada día, un granito de arena intentando hacer, también cada día, Más y Mejor Cáceres.

      Te reitero, pues, mi agradecimiento, Un abrazo cordial. Juan de la Cruz

  11. Sebastian Castela

    Excelente recorido por Pintores, tan de Cáceres,tan de todos.

    • Muchas gracias, amigo Sebastián, por tus palabras. Seguiremos ahondando en la calle Pintores, en sus gentes, en sus tiendas, en sus establecimientos, en su simbología popular, en sus comerciantes, en sus tradiciones… Y, con apoyos como el tuyo, por cierto, da gloria, de verdad, CACEREÑEAR… Un abrazo, amigo.

  12. Una muy buena «Antología de Pintores», que seguramente seguirás engrosando con nuevas e interesantes aportaciones. ¡¡Gracias Juan!!

    • Muchas gracias, querida Julita, por el comentario tan cariñoso que dedicas a mi trabajo titulado CALLE PINTORES, LA MÁS POPULAR DE CACERES, en la seguridad de que paso a paso, seguiremos incorporando, con la colaboración de tantos y tan buenos amigos y compañeros, nombres, fotografías, datos, de una rúa que es, ni más ni menos, que la calle Pintores, de Cáceres. Un gran abrazo.

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