La estatua de San Pedro de Alcántara, en Cáceres, ubicada en una esquina de la Concatedral de Santa María, se conforma como una de las imágenes más veneradas por la devoción de todos los cacereños.
Una estatua, la de San Pedro de Alcántara en Cáceres, que da lugar a comentarios del siguiente tenor: «Yo tengo mucha fe y confianza en San Pedro de Alcántara«. Una frase que se ha hecho popular en Cáceres y que corre, de boca en boca, desde que la estatua del Santo fuera inaugurada y bendecida por el Nuncio de Su Santidad en España, Monseñor Ildebrando Antoniutti, el 10 de noviembre del año 1954.
La estatua, impresionante en alzado y en su relieve, se conforma como una de esas estampas a las que la devoción popular le atribuye capacidad de intercesión y milagrosa.
Obra del escultor Enrique Pérez Comendador, 1900-1981, natural de Hervás, una de las figuras de mayor relieve de la escultura española en los últimos tiempos, y que logró una obra sugerente, con expresión de austeridad, de serenidad, de recogimiento y de fervor, en ese lugar de privilegio en que se encuentra enclavada.
La misma se configura como el autorretrato de su autor, digno de una genialidad propia del artista, está esculpida en bronce, mide dos metros y medio de altura, y en ella sobresale el brillante amarillo de las dedos de los pies, que contrastan, de forma señalada, con el resto de la obra.
Un pulido amarillento que se ha ido elaborando a lo largo del tiempo por las manos de esperanza de los devotos que pasan por los mismos, tanto de cacereños como de visitantes, para santiguarse, o labios de piedad que se acercan para besarlos. Y de paso, siguiendo el ritual, pedirle aquellas necesidades, aquellas esperanzas, aquellos anhelos, aquellos deseos que bullen en el interior de cada uno, soltando un ramillete de palabras con destino, claro es, a San Pedro de Alcántara.
Ya cuenta la tradición popular, a lo largo del tiempo, que el inicio de pasar la mano por los pies del Santo, mientras se depositaban esperanzas entre oraciones suplicando la mediación de Pedro de Alcántara, se sitúa en las inquietudes de los bachilleres del Instituto Nacional de Enseñanza Media El Brocense en época de exámenes y que trataban de buscar el aprobado de las asignaturas y del curso correspondiente forma angustiosa.
Y de ahí arranca una larga tradición, ya con sesenta y un años de antigüedad. Ya sea la solicitud de un aprobado en exámenes de todo tipo y condición, ya sea el encuentro de amoríos, ya sea la mejora de la salud de un ser querido, ya sea el encuentro de un empleo, o cualquier asunto que atosigue a los cacereños que, al pasar ante la misma, dejan la huella de los dedos, se lo besan posteriormente y se santigüan, dejando un ramillete de oraciones y pedidos en la fe, en el fervor, en el anhelo o en la propia cultura de la tradición popular cacereña.
Allí está, siempre, Pedro de Alcántara para recoger las peticiones solicitadas al aire de las esperanzas, solicitadas con humildad y devoción, que se va traduciendo en un confín de buenas expectativas.
Una estatua a la que son muchos los cacereños que se acercan, de forma expresa, con el único deseo de tocar sus dedos, soltar su petición para que le llegue al Santo, confiar en él y a esperar que se posibilite el milagro.
San Pedro de Alcántara, patrón de Extremadura, fue amigo y consejero de Teresa de Jesús, y fundó el Convento más pequeño del mundo, el del Palancar.
Sea como sea los pies de la estatua de San Pedro de Alcántara siguen configurándose, de día en día, de un amarillo más intenso que el del día anterior, entre preces, rogativas y solicitudes de ayuda para echar un mano al devoto.
NOTA: La primera fotografía está captada del blog lalupaviajera.
LA CONFIANZA DE AYUDA EN SAN PEDRO DE ALCÁNTARA by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.