SOLÍS AVILA, UN PINTOR DE PURA RAZA CACEREÑA

Antonio Solís Avila, 1899-1968, pintor cacereño de talla internacional, es uno de esos personajes sencillos, de corte franciscano por su humildad, siempre trabajando y siempre con la mente puesta en Cáceres, aunque el destino le reservara el camino de la gloria artística y le llevara a residir en los páramos migratorios.

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Antonio Solís Avila, un pintor de pura raza cacereña, en 1950.

Un pintor de una gran capacidad realista, ensimismado por el corte regionalista, enamorado por la tierra que le viera nacer, la localidad cacereña de Madroñera, donde presta sus apellidos a una calle. Y es que hay que señalar que Antonio Solís Avila, todo un maestro, de una extraordinaria capacidad para identificarse con las corrientes más puras del figurativismo, fue, sobre todo, un artista de tipología versátil, que dominaba el óleo y el dibujo.

Y, aunque en su casa imperaba el criterio de que enfocara los pasos de su vida por la trayectoria militar, cuya carrera llegó a iniciar, Antonio, hijo de Vicente Solís Barquilla, natural de la localidad cacereña de Madroñera, y de Isabel Avila González, de Garciaz, siempre consciente de sus tendencias, logró convencer a sus progenitores que su vocación estaba vinculada a la pintura. Y, desde esa convicción, pasó a estudiar Dibujo Industrial en el Colegio Areneros, de la Compañía de Jesús. En Madrid.

 Por eso, acaso, un buen día, en plena juventud, comenzó a dar los primeros pasos por los senderos artísticos de la Villa y Corte de Madrid. Y habrá que añadir, ahora, que afortunadamente.

Y de la noche a la mañana nuestro protagonista, tocado por el dedo de la magia artística, allá por los años de la segunda década de la pasada centuria, con la valentía y la seguridad en sí mismo, formado inicialmente como autodidacta, iba trasladando a cualquier papel que se le pusiera delante, obras de una gran perfección, de señalada sutileza, auténticas obras de arte.

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Casa de pueblo, cuadro de Antonio Solís Avila.

Por lo que comenzó a reflexionar a las puertas de sus expectativas… Y que se le fueron abriendo y ampliando, al máximo, en la calidad de sus trazos, de sus rasgos, de su maestría, habilidad y arte para plasmar dibujos, retratos, estampas, cuadros, imágenes, paisajes, sensaciones, que, como ya catalogaban los entendidos, expertos, analistas y críticos, eran puro retrato de la realidad.

Primero fueron los campos, las honduras de los horizontes, la penetración de los paisajes que se descubrían en aquel entorno de Madroñera, de Garcíaz, de Almoharín, de Logrosán, de Zorita, de Casas de Don Antonio y otras localidades, las que le inundan el alma para trasladar sus emociones y sensaciones a la realidad de sus rasgos, con sus diseños, con su metodología de la propia realidad.

Y, acaso por la casualidad de buscar su propia ubicación, un día empezó a trabajar con el fotógrafo Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo (Dalton Kaulak).

Y en 1917 ya comienzan a aparecer sus dibujos en revistas de gran tirada nacional como son “La Esfera”, “Mundo Gráfico”, “La Acción” y, posteriomente, en la revista de mayor prestigio del momento, «Blanco y Negro«. Pero formándose, de forma rigurosa, al mismo tiempo en el retrato, que sería una de las más señaladas muestras de su propia identidad y personalidad artística.

Su valía y su inquietud le llevarían a fundar las revistas “Mundial” y “Alma Ibérica” hasta que el año 1924, uno de los más importantes de su vida, se le abrieron las puertas del diario ABC, mientras alternaba sus funciones, inicialmente como retocador de positivos en cristal para el huecograbado y como fotógrafo, con la enseñanza en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Madrid.

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«Muchachos cogiendo fruta».

Unos pasos artísticos y cuajados de reconocimiento, los de Antonio Solís Avila, que llevan a que en 1924 el crítico de arte y secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, José Francés, pronunciara una conferencia titulada “Solís Avila, intérprete de los rostros transitorios y de la naturaleza permanente” y en la que el mismo, tal como recoge el periódico ABC, exalta su faceta de “pintor de paisajes, de paisajes extremeños y de figuras del campo, hechas del mismo barro humano”.

Posteriormente, en el caminar del año 1925, se lanza con su primera Exposición de Dibujos y Acuarelas, que fue visita por Su Majestad la Reina Doña Cristina y la Infanta Doña Isabel. Exposición que fue muy acogida por el público, por la crítica especializada y por los maestros pintores que acudieron a comprobar las tendencias de calidad artística del pintor cacereño de Madroñera y de Garcíaz. Algo que, hasta donde me llega la memoria, le escuché en el domicilio familiar de mis padres.

Es en el correr del año 1927 cuando Antonio Solís Avila presenta una nueva colección de su obra en el Café Castilla. La fecha: El 7 de septiembre. Y al día siguiente el periódico ABC publica una reseña en la que destaca «En la exposición presentada por Solís Avila demuestra éste segura técnica del dibujo, y sus retratos de figuras conocidas en la política, en el teatro y las artes, constituyen un verdadero éxito en su carrera«. Asimismo se subraya: «Figuran entre los retratos expuestos los del presidente del Consejo, Duque de Veragua, Francos Rodríguez y Ramón y Cajal, en todos ellos logrando con raro acierto de expresión espiritual, que presta a las figuras trasladadas al papel por el lápiz de Solís Avila sus peculiares caracteres«.

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Acto inagural de la exposición de Solís Avila en el Salón de la Unión de Dibujantes, en 1930.

Más tarde, ya en el año 1930 ofrece sus creaciones en el Salón de la Unión de Dibujantes españoles, tal como podemos apreciar en la fotografía que insertaba en sus páginas de huecograbado el periódico ABC del día 10 de mayo de 1930.

Exposición con la que Antonio Solís Avila consigue obtener, merecidamente, un gran éxito de críticos especializados y de asistentes

Asimismo, ese año, el de 1930, el pintor cacereño Antonio Solís Avila también consigue tomar parte en la Exposición Internacional de Barcelona. Un año en el que también consigue colgar su obra dentro de la Exposición Internacional que tiene lugar en Madrid y, al mismo tiempo, también exhibe unos cuadros en una Exposición Colectiva en Nueva York.

Un año, al mismo tiempo, por cierto, en el que el acreditado pintor consigue un destacado premio en la Bienal de Pintura que tiene lugar en Venecia.

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«Partida de tute», cuadro sobre sus amigos en Garcíaz.

Posteriormente, en el año 1940, presenta sus óleos en la prestigiosa Sala de la Asociación de la Prensa de Madrid.

En 1944 ofrece una nueva exposición de sus creaciones en Madrid y en cuya clausura, como recoge el ABC del 6 de abril de 1944, Miguel Martínez de la Riva habló de la vida y lucha de Solís Avila: «Una vida espejada por la constancia. Tesonera. Voluntariosa. Siempre con un ritmo de crecimiento artístico. En una ambición amorosa de llegar«.

En 1947 consigue la Tercera Medalla en la Muestra Internacional de Bellas Artes, por un retrato de su hija Carmencita.

Y, de ahí, pasa a llevar a cabo una Exposición Antológica de su obra en Cáceres, que tiene lugar en la Escuela Elemental de Trabajo, logrando extraordinarias críticas, aplausos y parabienes de toda la ciudad, al hablar de sus paisajes, de sus bodegones, de sus retratos, que va culminando con una serie de éxitos y de logros verdaderamente extraordinarios.

Antonio Solís Avila, pues, avanza, poco a poco, pero también rápidamente, aunque parezca una contradicción, en el panorama de la pintura y del dibujo.

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Portada de Solís Avila en ABC correspondiente al 20 de abril de 1939.

Asimismo es de subrayar el gran éxito tanto artístico como periodístico que logró alcanzar nuestro ilustre paisano e infatigable trabajador, Antonio Solís Avila, al recibir un muy encargo y de una gran y extraordinaria relevancia por parte de la dirección del prestigioso diario ABC en el que, como ya hemos reseñado, todos los días colgaba un retrato de la actualidad informativa. tanto nacional como internacional. Estamos haciendo referencia a la portada que publicaría el periódico con motivo de los cincuenta años del nacimiento de Adolf Hitler, Canciller del Reich. Estamos, pues, hablando, del día 20 de abril de 1939. Una portada, al parecer por encargo directo del Generalísimo Francisco Franco, Jefe del Estado Español, y un acontecimiento en el que estuvo presente una amplia y señalada delegación española encabezada por el General Moscardó.

En 1955  muestra su obra en la Biblioteca de Trujillo  y de la que Valeriano Gutiérrez Macías escribe en el periódico ABC del 14 de septiembre de 1955, que «apasionado del paisaje cacereño y amante de su tierra, Antonio Solís Avila ha sabido apropiarse de la luz de Extremadura para presentarla en sus obras pictóricas«, y señalando que en sus acuarelas y óleos aparecen «Viejos rincones, casas vetustas, antañonas iglesias, calles estrechas, ángulos y detalles de las ciudades monumentales de Turgalium y Norba Caesarina«.

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Una de sus últimas obras: «Retrato de señora con pañuelo».

Catalogado como un pintor de tendencia agudizada en la claridad expositiva de la propia realidad que se ofrecía a sus ojos, de sus ojos a su mente, de su mano a sus trazos, firmes, claros, realistas, junto al mayor de los esfuerzos y dedicaciones, que le iban  abriendo el camino de su propia verdad artística que iba trasladando a cuantos veían, apreciaban y alababan su obra.

Antonio Solís Avila contaría a Valeriano Gutiérrez Macías, con el que le uniría una gran amistad, que aprendió, y mucho, de sus soledades contemplativas y reflexivas allá por el campo y los campos de Extremadura, a caballo entre las localidades de Garcíaz, de Madroñera, de Cáceres, por el vaho, el aroma, la percepción del rumor de la naturaleza, el balido, el mugido, el relincho, el rebuzno, el ronquido de los rebaños, piaras y vacadas, el correr del viento, la mezcla y explosión de colores, el estudio psicológico de los rasgos del rostro humano de la gente de la tierra, apuntando, como relataba su interlocutor, «la confesión de la lectura, desde la pintura y el dibujo, que hay detrás de esos rasgos que se conforman en la cara de nuestras gentes, en sus miradas, en sus perfiles, en sus pasos, en sus gestos, en sus saludos, en sus tertulias, en sus expresiones…«.

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«Antonio Carreras, cazador cacereño», un gran amigo de Solís Avila.

Apasionado de la panorámica y de toda la amplia fenomenología histórico-tradicional de la cinegética Antonio Solís Avila era, además de artista, o precisamente por ser artista, un gran estudioso de cuanto tenía delante, un filósofo, un andariego en soledad, siempre reflexiva, mientras consideraba y reconsideraba su obra, sus pasos, su trayectoria. Persona, al tiempo, que compartía la pasión cinegética con la charla distendida, amena, chispeante.

Y que nunca, jamás, se olvidaría, de inmortalizar, de modo cuasi permanente, el paisaje emocional y espiritual del Cáceres de sus inquietudes y de sus versos y de sus surcos artísticos que de siempre aró y compuso con exquisitez sublime.

Y ahí quedan las páginas de la historia de la pintura española para dejar constancia expresa de sus cualidades. Y en las que el pintor cacereño Antonio Solís Avila, una eminencia, logró incrustar e inmortalizar su nombre en letras de oro y por derecho propio en esa Gran Enciclopedia Artística de Cáceres, de Extremadura y de España. O, acaso, si se prefiere, al revés. De España, de Extremadura, de Cáceres.

Antonio Solís Avila fue, pues, eximio y prestigioso pintor cacereño, de relieve nacional e internacional, que desde sus inicios mostró una gran versatilidad, tanto en el ámbito del dibujo como en el del retrato, para ir pasando por todos los campos de la pintura con una extraordinaria facilidad y cualidades, y que triunfaría, merecidamente, tras numerosos estudios, esfuerzos, bocetos, apuntes, análisis, y una muy intensa dedicación al trabajo en su estudio madrileño, en sus vacaciones, en sus viajes, y que se conforman como una obra del más señalado relieve.

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Solís Avila también fue ilustrador de novelas. Como «Infierno», del doctor César Juarros.

Es de señalar que en sus dibujos, en sus acuarelas, en sus lienzos, en sus óleos se encuentra, con una gran frecuencia, la sensibilidad de lo extremeño, de sus campos y sus campas, de sus tejados y patios, de sus árboles y de sus horizontes infinitos y repletos de eternidad… Y como se señala en uno de los catálogos: “Los fuertes ocres de los barbechos, los amarillos de los rastrojos, los verdes cambiantes de los ribazos, de los prados, de los robles, los azulados de las nubes en la puesta de sol…”.

Contemporáneo de artistas extremeños como Eugenio Hermoso y Adelardo Covarsí, amante, como ellos, del paisaje extremeño hasta la médula, Antonio Solís Avila se hizo fuerte con el rostro de la actualidad, con los que salpicaba de modo constante las páginas del periódico ABC, y con el retrato de personajes, de amigos, de las gentes anónimas que transitaban por la calle…

Numerosas son, pues, sus ilustraciones, sus dibujos, sus retratos, sus paisajes, sus bodegones que deambulan por todas partes. En periódicos, en revistas, en exposiciones, en galerías, en museos… Y todo, por supuesto, para mayor gloria de Antonio Solís Avila, una eminencia, y por ende, como siempre, para Cáceres. Y también, por supuesto, para los municipios de Garciaz y Madroñera.

Ya en el año 1979, con motivo de la «Exposición Homenaje a Nuestros Artistas Extremeños Desaparecidos«, que se llevó a cabo en la Galería La Voz de Extremadura, en la calle, General Primo de Rivera, se le dedicó un amplio espacio que todo Cáceres identificó en su memoria y, claro es, para la posteridad.

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«Adoración Gómez Sánchez de Gutiérrez Macías», en retrato de Solís Avila.

Hasta tal punto su devoción y fervor con el retrato que llegó a diseñar verdaderos y exactos reproducciones, que se decían que estaban casi calcados, de todos aquellos cuantos posaban y pasaban por el estudio, ante el cualificado pintor de Madroñera, si quiera fuera durante un espacio de tiempo de tan solo quince minutos…

Y, al paso de ese más que rápido cuarto de hora, salía del horno de la pintura lo que todos denominamos como toda una obra de arte. Tal como se puede apreciar, por ejemplo, en su retrato de la izquierda, con la imagen de Adoración Gómez Sánchez, de Gutiérrez Macías, madre del autor de estas líneas y de este Blog emocional sobre Cáceres a través de sus Secuencias, de sus Estampas, de sus Imágenes, de sus Fotografías, de sus Personajes, de su Historia, de sus Tradiciones y Costumbres, de sus Curiosidades, de sus Tipologías… Acaso, pues, de la propia sensibilidad existencial de Cáceres.

Y de esa identidad existencial, y también de aire costumbrista, lo que llevaba muy a gala Antonio Solís Avila, respirando siempre sensibilidad cacereña, emanan retratos de tanta tipología popular y próxima, humana y vecinal, como las que existen en sus cuadros con los títulos de «El tío Tarrara«, «El cazador furtivo«, «El pastorcillo«, «La mozuela del cántaro«…

Un artista, Antonio Solís Avila del que toda una autoridad como Francisco de Cossío llegó a decir, en su día, que “La colección de dibujos de Antonio Solís Avila será en el futuro un archivo documental humano de inestimable valor”. Y subraya “Al lado está la noticia o el comentario; más lo que vale es el ser físico que un lápiz ha sorprendido con singular maestría”.

solisavila1234Destaquemos también en este estudio, como nota de cierta curiosidad, que Antonio Solís Avila, que también fue ilustrador de obras de prestigiosos autores, dejó su impronta, de otra tipología, en el libro «Diagnósticos y tratamientos psiquiátricos de urgencia«, un estudio del doctor César Juarros. Y en el mismo plasmó una muy llamativa serie de dibujos con la tipología de determinadas expresiones acordes con el tratado del eminente psiquiatra. Como se puede apreciar, por ejemplo, en el dibujo de la izquierda. Un ejemplo, acaso de extrema sencillez, pero que pone de  manifiesto la extraordinaria pasión y esmero con que Antonio Solís Avila se esforzaba en todo cuanto fuera dejar constancia de las dotes que emanaban de su alto grado de percepción, de creatividad, de trabajo y de capacidad de superación en sus propias cualidades artísticas.

Por otra parte debemos de subrayar que el Museo Pedrilla, de Cáceres, cuenta con una amplia obra de cuadros y dibujos de Antonio Solís Avila, entre los que destaca un retrato de su padre, Vicente Solís, así como un retrato de su hija, Carmen Solís, y otro en el que también su hija Carmen, y su sobrina, Lina, aparecen ataviadas con la indumentaria típica popular cacereña. Este último, por cierto, se encuentra en condición de cedido por el Museo de Arte Contemporáneo.

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Portada de la novela «La Señorita España», por Solís Avila, en 1929.

Dejemos constancia expresa, asimismo, de que Antonio Solís Avila, es Hijo Adoptivo de la localidad cacereña de Garcíaz, donde pasaba largas temporadas, sobre todo en verano, recreándose en su propio placer de la pintura y llevando la vida cotidiana que le marcaba el paso del ritmo del paisanaje. Y allá, en aquellos municipios que tanto le marcaron a lo largo de toda su vida, Madroñera, que le viera nacer, y Garcíaz, donde vivían sus abuelos maternos, contaba con señalados amigos de siempre, de tertulia, de parrafada, de pegar la hebra, de caza, siempre con moral deportiva y no matar por matar al animal, el pintor presta su nombre a sendas calles.

Asimismo es de obligada justicia señalar, en este repaso por la vida, la obra y la señalada maestría del pintor cacereño Antonio Solís Avila que un afortunado día impartió sus primeras lecciones y le entregó su primer caballete, su primera paleta y sus primeras pinturas a su sobrino José Massa Solís, y que, con el transcurso del tiempo, se convirtiera, a través de su obra y de su exquisita personalidad cacereña, en un artista del máximo relieve y prestigio, y siendo en la actualidad uno de los mayores exponentes de la pintura cacereña y ocupando, también, un lugar de relieve en el panorama artístico nacional e internacional. Pero, siempre, desde la honda sensibilidad de su residencia en Cáceres.

La firma de Solís Avila en el reverso de una de sus obras.

Como punto final señalar que la ciudad de Cáceres tendría que tratar de revitalizar al máximo la señalada, profunda y fuerte personalidad artística de Antonio Solís Avila, de extraordinaria claridad y logros, que admiró todo el mundo por su talla y prestigio internacional, y que, siempre, siempre, siempre, paseó el nombre de Madroñera y de Cáceres con una extraordinaria sensibilidad, con impecable orgullo humano y con el reconocimiento y la entrega que de siempre tuvo y mantuvo con la tierra parda.

Un nombre, pues, el de Antonio Solís Avila, de relieve y distinción cacereña dentro del mundo de la pintura. Lo que representa todo un lujo para el panorama de la imagen internacional de Cáceres.

NOTAS:

1: En el cuadro «Partida de Tute«, pintado en una estampa real y cotidiana en el Casino de Garciaz, aparecen Diego Pizarro, con sombrero, Domingo Ferrera, electricista del pueblo, Manuel Carreras, el maestro, de nombre José Pedro, el doctor José Abril Martín, y el cabo de la Guardia Civil, que es el que está de pie. Todos ellos amigos personales de Antonio Solís Avila.

2: Es de señalar, asimismo, que la escopeta que llevaba Antonio Carreras, en el cuadro «Cazador cacereño», la tiene en su casa la familia de Ana Teno Ferrera.

 

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19 comentarios

  1. José Antonio Peral

    Enhorabuena por tan magnifica aportación al legado del gran pintor Solís Ávila y a sus referencias a la villa de Garciaz.
    Soy bisnieto de uno de los personajes que retrató en ese pueblo, el tío Tarrara. Me gustaría, si es posible, tener alguna referencia de dicho cuadro. Muchas gracias.

  2. Míriam Natalia Solis Martínez de la Riva

    Excelente todo lo que nos dices de Antonio Solis Ávila, mi abuelo, yo también tengo un obra de él en mi casa, y mi padre Antonio Solis Martínez tiene grandes pinturas y retratos realizados por el. También pinto a mi Padre y a mi Madre Carmen. Agradezco todo lo que nos cuentas de toda su vida. Un abrazo

    • Muchas gracias, de todo corazón, estimada Miriam Natalia. La verdad es que fue un placer publicar en mi blog, CACERES, EL BLOG DE JUAN DE LA CRUZ, ese retrato sobre Antonio Solis Avila, una gloria y una leyenda de la pintura extremeña y nacional, y que tanto hizo por la tierra parda que le viera nacer. Y, por supuesto, constituye todo un placer lo que he escrito contando con una amplia documentación de largo tiempo, con la memoria de la intensa amistad mantenida entre su abuelo y mi padre. Un gran abrazo.

  3. José Antonio

    Enhorabuena por su articulo.
    Llevamos tiempo intentando localizar un cuadro de Solis Avila, titulado Tío Tarrara, mencionado en varios lugares de su biografía, pero del que no hemos podido conocer paradero ni localizar ninguna imagen.
    Le agradecería si pudiera aportarnos alguna referencia sobre el mismo.
    Gracias de antemano

    • Muchas gracias por su comentario, amigo José Antonio.

      Si hallara alguna referencia sobre el cuadro al que hace referencia ya se la trasladaré.

      Un salud9o cordial. Juan de la Cruz

  4. pedro carrasco cuesta

    Don Juan mi abuela paterna esa prima del pintor. Se llamaba Antonia Caña Ávila.
    Tengo un retrato firmado por el pintor y fechado en 1920 de una mujer que creo es mi bisabuela. ¡Que podría hacer para averiguarlo?

  5. Pedro Carrasco Cuesta

    Don Juan, mi abuela paterna, Antonia Caña Ávila, era prima hermana del pintor y tengo un retrato con su firma fechado en 1920 con el rostro de una mujer que creo que es la madre de mi abuela y, por ende, tía del pintor. Me gustaría saberlo de cierto e indagar más sobre el retrato.

    • Estimado amigo Pedro:

      Un placer saludarle. Y sepa que, en mi modesta opinión, tiene una joya en su poder. Le remito un correo personal y privado, intentando encontrar la fórmula de saber si el personaje de la fotografía es su bisabuela, tal como señala. Esperemos, pues, que haya suerte.

      Un saludo cordial. Juan de la Cruz

  6. Navegando por internet y recabando recuerdos sobre mis siete años de estancia en Cáceres, durante los estudios de Bachillerato, me encuentro con este blog y con dos magníficos artículos que acabo de leer y que me han emocionado: el dedicado al Instituto «El Brocense», el insti, centro en el que cursé el Bachillerato, y este dedicado al pintor Antonio Solís. Mis felicitaciones, Juan de la Cruz, y mi enhorabuena por tu blog.
    El próximo día 10 de noviembre el Palacio de la Isla acoge una exposición individual de mis pinturas, bajo el título «Habitando la realidad». Me encantaría poder saludarte e intercambiar unas palabras contigo. Dejo aquí la dirección de mi página web.
    Recibe un muy afectuoso saludo.

  7. Martín Solís

    Estimado Juan,
    Gracias a su excelente escrito, puedo enterarme de tantos detalles sobre este gran pintor.
    Con mis ancestros en Madroñera tal vez usted conozca los nombres de los padres del artista. Me inquieta conocer mi parentezco con la sensible figura.
    Desde ya agradecido.
    Martín

  8. Espectacular resumen biográfico de un grandísimo pintor. Tengo una obra de Solís Ávila de 1947, un retrato femenino, que quizá Ud podría ayudarme a identificar. Un saludo

    • Muchas gracias, amigo José, por su comentario respecto a mi referencia de ese extraordinario pintor, de una exquisita sensibilidad, que es Antonio Solís Avila, muy amigo de mis padres, excelente persona y de una gran calidad artística. Un saludo cordial. Juan de la Cruz.

  9. Ana Teno Ferrera

    Buenas tardes ,por mediacion de mi hermana Isabel ,visito y leo su Blog,del cual le felicito por su valioso y ameno contenido…Aquellas sufridas lavanderas,me ha emocionado,sin lugar a dudas…mujeres únicas y valientes.Y que decir de nuestro hijo adoptivo Solis Avila,me orgullece como garcieña que nuestro pueblo fuera fuente de sus creaciones y plasmara como solo él sabia hacerlo, a la gente del pueblo,gente sencilla con quien él gustosamente se codeaba.Aparte de nuestro abuelo materno,está tambien un tio carnal de mi marido Manuel Carreras,y curiosamente la escopeta que lleva Antonio Carreras,en el Cazador Cacereño(de Garciaz ) la tenemos en casa ,como recuerdo familiar.Un saludo garcieño

    • La verdad, estimada Ana Teresa, es que resulta muy gratificante abrir el ordenador y encontrarse con correos y comentarios tan agradables y cariñosos. Lo que representa, al tiempo, un estímulo para seguir avanzando, en le día a día, con CACERES, EL BLOG DE JUAN DE LA CRUZ. Y dejar constancia de Estampas, Emociones, Sentimientos, Personajes, y un largo etcétera, cuajados del más profundo Cacereñismo.

      Asimismo, como podrá apreciar, ya están publicados en el artículo sobre el insigne pintor ANTONIO SOLIS AVILA los datos que me facilitó su hermana. Y, también, los suyos.

      Con mi agradecimiento y quedando a su disposición, reciba un cordial saludo. Juan de la Cruz

  10. Me ha gustado muchisimo su artículo sobre el pintor Solis Avila, siempre es agradable leer sobre él, porque a parte de su valía de pintor también se destaca como buena persona.
    Quiero informarle que del cuadro de Partida de Tute los otros dos amigos son Diego Pizarro con sombrero y mi abuelo Domingo Ferrera, electricista del pueblo. El pintor dió unas copias fotográficas a cada uno de ellos, pero el cuadro original no se donde se encuentra y me gustaría saber de él . Gracias.

    • Muchas gracias, querida Isabel, por tu amabilidad y enriquecimiento de datos sobre el cuadro «Partida de Tute», del maestro, tan amigo de mi padre y familia, extensiva a su sobrino Pepe Massa Solís y yo. En realidad don Antonio es uno de esos genios plenos de una facultad extraordinaria, de hondura, de talante y de talento. Todo un placer, Isabel. Y un gran abrazo.

      • Diego Abril Torres.

        En el cuadro de Solís Avila » La partida de tute»aparece ,de una forma errónea, el nombre de D. Juan Pablos Abril, debiendo figurar el de D. José Abril Martin, medico y amigo del pintor. Yo soy hijo suyo y tengo en casa una fotografia del original, ya que mandó una a cada uno de los que posaron para la realización de dicho cuadro. Tengo el honor de poseer, además, los retratos de mis padres, que conservo como dos auténticas joyas. Me gustaría que corrigieran el nombre en aras de la verdad. Muchas gracias de antemano.

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