En el recorrido por el panorama artístico, festivo, humano y social, en el paisaje del Cáceres de Aquellos Tiempos, también figura, por derecho propio, Toribio López Corrales. Conocido popularmente como Tori en todo Cáceres.

Cartel de Tori para la Feria Exposición de Ganado Selecto en 1947.

Toribio López Corrales, Tori, (Cáceres, 1908-1968), se conforma como otro de aquellos cacereños que destacó en el panorama de la cartelería, en la que obtuvo diversos galardones, de la pintura, de la caricatura, del dibujo, y hasta de ese recorrido que llevó a cabo escribiendo en periódicos como «Nuevo Día«, donde dejó constancia de su habilidad y agudeza, sobre todo, en las entrevistas.

Un nombre, el de Tori, que, por méritos propios, se hizo a sí mismo, entre el trabajo y la constancia, el esfuerzo y la capacidad de superación, el estudio y la entrega al escenario artístico, dejándonos, al cabo del tiempo y con el paso de los años, toda una serie de dibujos y carteles que hoy, ya, se encuentran incrustados, afortunadamente, entre las páginas del libro de la historia.

Uno de esos cacereñeadores que merece la pena y que, por justicia, debemos de recordar.

Por su sensibilidad humana, por su cordialidad, por el figurativismo y la creatividad de su obra, impregnadas, siempre, de esencias, simbologías y relieves de tipología e identidad cacereñistas, por el colorido que impregnaba sus carteles y pinturas. Y, por tanto, por una personalidad de señalado relieve en el Cáceres de Aquellos Tiempos.

Un azulejo taurino pintado por Tori.

Tori, inquieto y polifacético siempre, también ejerció, en sus inicios, la profesión de operador cinematográfico. Y, más adelante, desarrolló la crítica taurina en la emisora de Radio Cáceres. Una tarea que llevó a cabo con bastante conocimiento del difícil mundo de la crónica del mundo de los toros y que contaba con numerosos seguidores, siempre pendientes de la visión crítica de las novilladas y las corridas que tenían como marco y escenario la Plaza de Toros de Cáceres.

Un arte, el de Cúchares, al que nuestro amigo Tori, siempre, también, le dedicó, asimismo, numerosos dibujos con los que conformó una extraordinaria colección con todo tipo de suertes y pases en el ámbito taurino.

Como es el caso, por ejemplo, de este ayudado por bajo y que plasmó, curiosamente, en un azulejo que, hoy, figura en la decoración de la casa de su hijo Jesús.

Cartel con el que Tori ganó el Concurso de las Ferias de Septiembre, en 1951

Como muestra de la expresividad de su hondura artística aquí teneis dos de sus carteles galardonados para anunciar La Feria Exposición de Ganado Selecto, correspondiente al año 1947, que por aquellos tiempos se celebraba en Cáceres, y, también, el cartel de la Feria y Fiestas septembrinas, en honor de San Miguel, que un día creara el doctor Juan Pablos Abril, cuando desempeñaba la primera tenencia de alcaldía, y que disfrutó y saboreó el pueblo en el período comprendido entre los años 1948 y 1986.

Dos muestras artísticas, pues, a través de la obra emanada de sus pinceles, de ese señalado y cualificado artista cacereño que fue Tori.

Todo un artista de señaladas cualidades artísticas, como se deja constancia expresa en estos carteles, de muy profundos y acertados trazos y rasgos, sabiendo combinar, de modo perfecto, la imaginación expresiva de su propia creatividad con la realidad que plasman, visualmente hablando, los carteles.

Lo que representa todo un privilegio por la riqueza expresiva de su creatividad, de sus dibujos, de sus composiciones artísticas a través del lápiz y de los pinceles.

El año 1952 Tor4i también ganó el Concurso de Carteles en la Feria de Septiembre.

Y es que nuestro querido Tory, de gran amistad con mi padre, Valeriano Gutiérrez Macías, era una persona y un personaje que no paraba en el proceso de su capacidad identificativa, siempre, con la ciudad de Cáceres.

Algo que, de siempre, llevó a gala. Lo que, dicho sea de paso, resulta muy de agradecer. Entre otras razones porque su obra ya ha quedado inmortalizada en ese libro, que señalábamos líneas atrás, que se conforma entre las páginas del Libro de la Historia de Cáceres.

En este sentido es de señalar que en el año 1932 tuvo lugar en el Ateneo de Cáceres una Exposición Colectiva de Caricaturas y en la participaron, además de Tori, Lucas Burgos Capdevielle, Pulido y Valcarcel. A este respecto el periódico «Nuevo Día«, correspondiente al 25 de junio, señalaba el siguiente texto dedicado a nuestro protagonista: «El simpático Tori expone un conjunto muy estimable. Conocido por su ingenio y habilidad y todas ellas derrocha uno y otra. Sabidas son sus aptitudes de «captador de parecidos», virtud que en alguna ocasión le lleva a debilitar algunos rasgos caricaturescos«.

Muchas gracias, pues, querido Tori, por la profundidad y amplitud de toda tu obra, desde el recuerdo por la manifiesta calidad expuesta a través de la misma.

Curioso dobibujo caricaturesco del pintor Lucas Burgos Capdevielle sobre Tori.

Una obra en la que se conjugan y mezclan, como por arte de magia, esencias, sensibilidades, honduras, caminos y recorridos artísticos, claro es, faltaría más, un profundo camino de adioses con amigos y vecinos del impresionante paisaje del Cáceres de Aquellos Tiempos. Siempre tan entrañables, siempre tan profundos, siempre tan humanos, y, siempre, tan bien, tan abiertos, a la tertulia amiga, al saludo cordial, a una parrafada donde fuera y con quien fuera… Un aspecto que tú, querido Tori, siempre tuviste muy en cuenta.

Pero en el año 1968, Tori se despidió, ya para siempre, de la ciudad de Cáceres, de su tierra. Y se fue en medio del tributo de despedida, desde la amistad y el respeto, desde el cariño y la consideración de todo Cáceres. ¡Qué importante son esas despedidas con cientos de adioses que dejan constancia del grado de buenos recuerdos que se quedaban como nosotros.

Y, también entre sus recuerdos para la curiosidad, aquí os dejo la caricatura que le hizo a Tori, ese otro gran pintor, gran dibujante, gran cartelista y también gran caricaturista, que fue Lucas Burgos Capdevielle. Otra eminencia del arte del dibujo, de la pintura, de la caricatura y del sabor más cacereño, Lucas Burgos, heredero de la sin par saga Capdevielle, en el siempre mágico y sublime escenario de la ciudad de Cáceres, que tan adentro llevaba en su alma el maestro Toribio López Corrales.

Tpri con el fondo del campo extremeño.

Mi padre, el escritor, investigador y periodista Valeriano Gutiérrez Macías, por ejemplo, buen amigo de Tori, comentaba que el pintor y dibujante se configuraba como un humanista y un filósofo emanado de su idiosincrasia popular y su fenomenología callejera por todos los recovecos de la ciudad de Cáceres, por su capacidad de amistad y encuentro con las gentes, lo mismo que le denominaba y calificaba como un gran artista. Mejor dicho, como todo un gran artista, tal cual refleja la historia de toda su obra.

Un personaje, Toribio López Corrales, conocido popularmente como Tori, que se entregó en cuerpo y alma, en la medida de sus posibilidades, a Cáceres.

Lo que, para nosotros, es muy de agradecer. Y, sobre todo, porque dejó una señera y amplia huella de su pasión por el cacereñismo. Lo que hizo y llevó a gala, siempre, en primera persona.

Un gesto de calidad humana, de la máxima sensibilidad cacereñista y que siempre transmitió, de forma ejemplar, a todos. A sus hijos, a todos sus familiares, a sus amigos, a sus compañeros.

Cartel anunciador de las Ferias de Cáceres, en 1949, obra de Tori.

Y, ya, como nota final dejar constancia de otro de sus carteles premiados en las Ferias de Cáceres. Aquí teneis, pues, el cartel anunciador de las Ferias y Fiestas de Mayo, correspondiente al año 1949, y que se debe, claro es, a la creatividad, a la imaginación artística, a la composición, al dibujo y al color de nuestro siempre querido pintor, dibujante, y caricaturista Toribio López Corrales.

 

Licencia de Creative Commons
TORI by JUAN DE LA CRUZ GUTIERREZ GOMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

Un comentario

  1. Tori era una gran y maravillosa persona. Muy culta e ingeniosa. Hacía gala de ello en sus crónicas, sus caricaturas y en su trato personal con todos los paisanos.
    Gran aficionado taurino, incluso quiso hacer sus pinitos en los ruedos pero le faltó tener un valor imprescindible.
    Por la escasa luz con la que leía y dibujaba terminó perdiendo su capacidad visual, tenía que usar unas gafas muy gruesas y con muchas dioptrías. Terrible condena para quien los ojos lo eran todo. Pero él se reía y decía:
    «Yo que quise ser torero y he terminado como caballo de picaó».
    Brindis por Tori!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.