LA VIRGEN DE LA ESTRELLA EN EL CEMENTERIO DE CACERES

Existe una muy curiosa historia alrededor de una imagen de la Virgen de la Estrella que fue encargada, en el año 1726, por el Obispo de Coria para su ubicación en el Tabernáculo de la Puerta Nueva, hoy Arco de la Estrella. Más las profundas discrepancias entre el entonces Correxidor de la Villa y el Obispo impidieron su ubicación en el lugar designado por la autoridad religiosa en medio de señaladas divergencias. Dicha imagen hoy se encuentra ubicada en el camposanto de Cáceres.
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El cementerio municipal de Cáceres dispone de unas zonas de señalados y hermosos panteones en torno a la capilla, en cuyo ábside figura la Virgen de la Estrella.

La imagen de la Virgen de la Estrella, que hoy figura esculpida en el año 1726, en mármol blanco, por un maestro lapidario y escultor de Badajoz, por encargo expreso del entonces Obispo de Coria, don Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera, estaba destinada a figurar en el tabernáculo sobre la Puerta Nueva, hoy Arco de la Estrella, y sustituir al lienzo existente entonces en tan señalado lugar, obra de Lucas de Holguín, en el correr del año 1587.

Más la figura no pudo ser colocada en el mismo por dos motivos. Primero porque cuando iba a ser ubicada en la alta capilla, de forma secreta, por el Obispo, y hasta iniciando una obra sin la correspondiente licencia del Concejo, se pudo comprobar que era superior a la de la medida de la hornacina. Y, en segundo lugar, porque don Bernardino de Carvajal y Sande, Regidor perpetuo de Cáceres, Segundo Conde de la Enjarada, dueño del Palacio de Toledo Moctezuma y benefactor de la Villa, ya había logrado los correspondientes permisos de don Antonio de Olmedilla y Henzo, Correxidor del Concejo, para ampliar la Puerta Nueva, a fin de que los carruajes y las carretas que transitaban por la misma pudieran circular con mucho mayor espacio.

Esta segunda circunstancia motivó fuertes desencuentros, tensiones y crispaciones entre el Obispo y los miembros del Concejo, hasta el extremo de que, ante el comienzo de la obra que daría paso al Arco de la Estrella, obra del arquitecto Manuel de Larra y Churriguera, la máxima autoridad religiosa de la diócesis de Coria amenazó de excomunión desde el Corregidor de Cáceres hasta el último de los peones que trabajaban en dicho proyecto si proseguían en la construcción de las obras. Las diferencias de criterios, entre partidarios del Obispo y del Concejo, como siempre ha pasado, pasa y pasará a lo largo de los siglos, también dieron lugar a una división de opiniones entre los habitantes de la Villa.

Lo que no impidió que los trabajos prosiguieran hasta su realización completa para alzarse, finalmente, como una obra de monumental belleza. Aunque al haber ganado el pulso al señor Obispo de Coria el Corregidor, algunos Regidores Perpetuos, Manuel de Larra y Churriguera, y hasta los maestros y peones fueran excomulgados por don Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera, de carácter enérgico, fuerte, y, a lo que se ve, severo en extremo.

En este sentido es de señalar que existe una cédula del Obispo del siguiente tenor: “Tengam Wmds. Por Públicos Excomulgados de Mandato del Señor Vicario y Juez Eclesiástico de esta Villa…oi sábado de veinte y seis de octubre después del toque de Vísperas… al señor don Antonio de Olmedilla y Henzo, Correxidor de esta Villa. Y a los señores don Joseph de Mayoralgo, don Gonzalo Alvaro y don Balthasar de Ulloa, Rexidores Perpetuos de esta Villa, a don Bernardirno de Carvajal… al Maestro Manuel de Churriguera… a oficiales y peones que están trabajando en la obra…».

Excomunión sobre la que en su día el Concejo pidió aclaraciones al Vaticano, aunque, como las cosas de palacio van despacio, al parecer, la respuesta no ha llegado doscientos ochenta y nueve años después de la remisión del escrito.

Poco después, tras el comienzo de las obras, el Obispo, don Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera, que no era un modelo de diplomacia, precisamente, ordenó el traslado de la imagen de la Virgen al conventual de San Francisco, arrastrada por unos bueyes, y en compañías de unos frailes, en una caravana, a la luz del día, a las cuatro y media de la tarde, para que el pueblo cacereño pudiera ser testigo de los acontecimientos. La Virgen fue instalada en su día en el altar mayor del Convento de San Francisco.

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La Virgen de la Estrella situada en el ábside de la capilla del Cementerio Municipal de Cáceres.

A mediados del pasado siglo veinte la imagen de la Virgen era trasladada al cementerio municipal, instalándose en el ábside de la capilla, y pasando desapercibida desde entonces, lamentablemente para los transeúntes y visitantes del campo santo. Aunque la imagen, encargada en su día por don Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera, se encuentre en el centro del área más antigua y en medio de una zona de señalados y muy distinguidos y llamativos panteones, auténticas obras de arte, acaso un museo necrológico, envuelto en aires de nostálgicos, románticos y melancólicos, que albergan a ilustres cacereños en su última morada.

NOTA: La primera fotografía, la del cementerio cacereño, está captada del periódico Extremadura, y la correspondiente a la Virgen de la Estrella en el cementerio municipal está sacada del blog palacin2006.

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LA VIRGEN DE LA ESTRELLA EN ELCEMENTERIO DE CACERES by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

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