SEMANA SANTA DE CACERES, BELLA, AUSTERA Y DE INTERÉS INTERNACIONAL

Semana Santa de Cáceres. Todo Cáceres se vuelca con la autenticidad de la Semana Santa. Desfiles procesionales de hermosura, de sabor tradicional, en el que se manifiesta un largo proceso costumbrista, a hombros, siempre, de los cacereños, que se vuelcan con su Semana Santa, Y que hoy se conforma como una de las veinticinco de España que gozan del prestigio de haber sido declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. CACERES, SEMANA SANTA BELLA, AUSTERA Y DE INTERES INTERNACIONAL es el título de mi artículo que hoy, Jueves Santo, aparece publicado en el periódico regional extremeño «Hoy». 

La Semana Santa de Cáceres, entre las más antiguas de España, cuajada de devoción y fe, de hondura, se conforma como una de las veinticinco que ostenta la consideración de Interés Turístico Internacional, desde el año 2011, sobresaliendo desfiles procesionales como los de la Pontificia y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la más antigua, fundada en el año 1464, con la talla del Nazareno, de tanto arraigo popular cacereño, obra del imaginero castellano Tomás de la Huerta en 1609. También, la Ilustre y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro, 1470, la Ilustre y Real Cofradía de la Santa y Vera Cruz, 1521, que fuera cofradía de “sangre” y disciplinantes, o la Muy Solemne, Venerable y Pontificia Cofradía Hermandad Penitencial del Santo Crucifijo de Santa María de Jesús, con el Cristo Negro, talla del siglo XIV, con los cofrades vistiendo hábito benedictino, cíngulo de esparto negro en la cintura, guantes y zapatos negros, en un desfile sobrecogedor, al sonar las doce de la noche del Miércoles Santo, con un espíritu medieval, en medio de un contenido silencio, tan solo acompañado por el sonido de una esquila y un timbal.

Semana Santa de Cáceres con la solemnidad y riqueza de su imaginería, la presencia del paisanaje y de miles de visitantes ante unos desfiles que marcan una tonalidad propiamente cacereña. Si bien desde una austeridad y belleza que, cada día, se hace más sublime.

El Cristo Negro
El Cristo Negro

Resuena el eco de una emoción intensa y el fervor de todos cuando las comitivas procesionales cacereñas se adentran por las estrechas callejuelas, las plazoletas y los diversos adarves, que rezuman el más puro latido y sabor a tiempos judíos, árabes y de la cristiandad, que serpentean por una impresionante Ciudad Medieval, Patrimonio de la Humanidad, abarrotada por la presencia, el atractivo histórico y el interés de todos aguardando, expectantes, el paso de las imágenes, a hombros de los hermanos de carga, dejándose escuchar el golpeteo rítmico y seco de las horquillas, o llevadas a costal. Todas ellas presididas por el rigor y la solemnidad de unas estampas que esparcen identidad y sensibilidad semanasantera de la ciudad de Cáceres, junto a otras cofradías que transitan por diversos recorridos.

Con veinticuatro procesiones, quince mil cofrades, diecisiete cofradías y hermandades y cincuenta y cuatro pasos, la Semana Santa de Cáceres ha sabido conformar, desde un profundo esfuerzo y aportación popular, durante muchos años, un estilo de consideración propia, que hoy nos honra sobremanera los cacereños.

La Dolorosa de la Cruz, saliendo del templo de San Mateo
La Dolorosa de la Cruz, saliendo del templo de San Mateo

Toda una explosión de cofrades, de mantillas, de cirios y de velas, de antorchas iluminando la noche cacereña, de penitentes, de tallas de rico valor y veneración, tronos profusamente adornados con flores armonizadas de forma primorosa en las horas previas a los desfiles, de cantaores que entonan conmovedoras saetas cacereñas en los lugares más sorprendentes y excepcionales, con el “paso” detenido, bajo el sublime cielo primaveral, y que siempre finalizan entre lágrimas y un brote de aplausos, de nazarenos, de cristos ensangrentados y mortificados, de vírgenes con rostros desgarrados por el dolor de alma, de una diversidad de escenas y secuencias recogidas de la pasión de Cristo, —La oración en el huerto, El beso de Judas, el Prendimiento, la Flagelación, el Amarrao, el Señor camino del Calvario, la Caída, la Verónica, la Sagrada Cena…-, de coloridas túnicas y capas, haces de hermosas luces y bellas sombras por unos rincones histórico-artísticos y monumentales, verdaderamente mágicos, de personas anónimas bajo los capirotes, penitentes de severos descalzos y esperanzadas promesas, el olor a incienso, el fervor de todos, el acompañamiento de bandas de música y agrupaciones de tambores y cornetas, interpretando marchas procesionales, de recogidos silencios. Un rito y una tradición que se transmite y perpetúa de generación en generación con un gran calado devocional, rindiendo culto a la tradición y aupando cada día un poco más, como se elevan a los cielos los tronos, la brillantez de la Semana Santa, gracias a tantos esfuerzos de tantos cacereños.

El Cristo de los Estudiantes
El Cristo de los Estudiantes

Al medio pasos de hondo calado, emocional y popular, como la Burrina, la Virgen de la Esperanza, el Santísimo Cristo del Calvario, talla de la escuela del imaginero Gregorio Fernández, siglo XVI, rodeada de claveles rojos, el Cristo de las Indulgencias, gótico, la Dolorosa de la Cruz, Nuestro Padre Jesús del Perdón, el Santísimo Cristo de las Batallas…

Una Semana Santa siempre bella, inmensa siempre, sobria, y, a la par, sugerente y atractiva, sobresaliendo su austeridad y fervor, el recogimiento y la participación de todos, en torno a una de las más señaladas identidades populares de la ciudad, que figura, por derecho propio, en el calendario tradicional, festivo y popular, con una arraigada sensibilidad.

Un año más llega a las calles cacereñas el esplendor de su Semana Santa, festiva intensa, apasionante y abierta, con las puertas de par en par, entre el ayer y el hoy, que se arraiga en remotos tiempos, y de la que Santos Benítez Floriano, Cronista Oficial y Presidente de la Unión de Cofradías Penitenciales, escribe al paso de los desfiles por la Ciudad Medieval:

Y esto es lo que identifica a nuestra Semana Santa, ya que los recorridos procesionales se realizan, en la mayoría de las ocasiones, por los adarves y las calles de nuestra ciudad antigua, que nos hace trasladarnos a la Jerusalén que vivió hace más de dos siglos los acontecimientos de la vida de Cristo”.

NOTA: Fotografías cedidas por el Portal Oficial de Turismo de Cáceres.

 

2 comentarios

  1. María Elena Neira Segundo

    Como siempre un placer leerte Juan! Apasionada descripción de la solemnidad de la Semana Santa! ENHORABUENA
    Comparto enlace.
    Un fuerte abrazo Elena Neira.

    • JUAN DE LA CRUZ

      Muchas gracias, querida Elena.

      La verdad es que un cacereño que se ponga a escribir sobre la Semana Santa solo debe de volcarse en una tradición de extraordinaria solemnidad y sensibilidad popular, que arranca en las entrañas de las gentes y que se escenifica, por las calles, sobre todo las que se albergan en la Ciudad Medieval, histórico-artística y monumental, con esa pasión que se lleva en los adentros desde siempre.

      … Y de año en año, eso sí, con más fervor y con más participación, sin romper, bajo ningún concepto, el rigor, la sobriedad y la magnificencia de los desfiles procesionales semanasanteros cacereños.

      Que por algo la Semana Santa de Cáceres ostenta el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

      Un abrazo. Juan de la Cruz.
      CACEREÑEANDO

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