Una de las estampas más señeras, de mayor relieve, devoción y veneración en el Cáceres semanasantero es la del desfile procesional durante el Viernes Santo de la siempre conocida como Cofradía de los Estudiantes. Si bien su nombre oficial es el de Franciscana Cofradía Penitencial del Vía Crucis y del Santísimo Cristo del Calvario.
Cofradía, la de los Estudiantes, que así es como se denominaba al principio, creada el 25 de noviembre de 1958, según reza el acta fundacional, por un grupo de cacereños para tratar de enriquecer, con su colaboración, la Semana Santa de la ciudad, desfilando con un impresionante Cristo, de imaginería de la escuela castellana de Gregorio Fernández, si bien algunos historiadores y expertos atribuyen la imagen a las manos, impresionantes, del propio artista y maestro escultor vallisoletano, que cuenta, en su haber, con una extraordinaria colección de Cristos yacentes, de Cristos crucificados, y de las más hermosas obras del barroco español, que figuran en numerosos museos e iglesias de España.
Su primer mayordomo fue Angel Alvarez Núñez, su vicemayordomo fundacional fue Jacinto García Alonso y su hermano mayor Jesús Asunción. Y que, junto al empeño, la constancia y el amor propio de otros muchos, entre los que hay que citar a Joaquín Moreno Campos, José Antonio Bote Curiel, Guillermo San Pedro Larrazábal, Luis Arroyo Saez, Miguel Blazquez Sánchez, Jaime Naranjo Gonzalo o Rafael Rubio Domínguez, bajo la iniciativa de Juan Pablos Abril, un gran cacereño, deciden arrancar con una Cofradía, que, desde sus inicios, marcó una sensibilidad especial en el alma de la profundidad y pasional Semana Santa de Cáceres, que hoy luce, con el mayor orgullo, el distintivo de Interés Turístico Internacional desde el año 2011.
Con un solo paso, que llena, sin embargo de la mayor emoción todo el desfile procesional, plagado de hermanos de carga y de escolta, de mantillas, y con un trono repleto, siempre, de rojos claveles de pasión, el Cristo de los Estudiantes desfila en medio de un fervor excepcional en la inmensidad semanasantera de Cáceres. La primera camarera de la Cofradía fue María del Pilar del Barco.
La Cofradía tiene como sede la iglesia de Santo Domingo. Y en la página web de la Cofradía se define al Cristo con una gran belleza descriptiva del siguiente tenor: «Imagen de tamaño algo mayor del natural y se nos presenta con la cabeza acunada sobre su hombro derecho en el momento de su Expiración. A pesar de ello aparece exento de dramatismo. Cristo se entrega pleno de dulzura. Su anatomía es perfecta, costillas, músculos en extrema tensión, herida costal, postura forzada de las piernas. Su autor supo reflejar el momento, el inmenso drama de un hombre colgado de los traspasados brazos y reposado sobre un clavo que atraviesa sus pies».
La imagen, que durante los primeros años desfilaba con una señalada limitación de medios en 1959, hoy aparece con una notable y extraordinaria presencia que impregna con la aureola de una gran hermosura del trono, de la cofradía, de la organización de la parada procesional cuando serpentea, en medio de un gran fervor, por las calles de Cáceres, a caballo entre la devoción, las plegarias, las admiraciones y el sentimiento más profundo de todos, con una Cofradía que, desde el principio, a pesar de la juventud de sus miembros, se ganó el respeto y la sensibilidad de todos los cacereños y cacereñas. Cacereños y cacereñas que decidieron volcarse con una de sus más gigantescas identidades populares como es, representa y ofrece la Semana Santa.
En el desfile procesional sobresale, desde siempre, el suelo del trono adornado de claveles rojos de pasión, que aromatizan su lento caminar. Como sobresale la belleza de numerosas jóvenes y mujeres luciendo la típica mantilla cacereña, identificadas, desde siempre, con su Cristo de los Estudiantes desde el año 1959, cuando procesiona por primera vez, entonces en el anochecer del Jueves Santo, y durante los cuatro primeros años, hasta que ya, en 1963, desfila en la magna mañana del Viernes Santo junto al tañido de las doce campanadas.
El Cristo de los Estudiantes, hoy, sin embargo Cristo del Calvario, fue también conocido durante un tiempo como Cristo de la Buena Muerte. Un desfile procesional de austeridad y de identidad cacereñista, de recogimiento y, al tiempo, de esplendor, de luz y de dolor, de belleza y de serena y entusiasta, a la vez, participación de todos. Hermanos de carga, hermanos de escolta, mantillas, nazarenos, cofrades, y todo Cáceres en general.
Se trata, para conocimiento de todos, de una imagen que fue donada en su día, en los finales del siglo XV, por la familia Camarena, al Convento de los Frailes. Aunque, eso sí, queda la duda de si los receptores de la excepcional talla fueron los frailes dominicos, primeros moradores del Convento, o los frailes franciscanos.
Una escultura de la imaginería castellana que imprime una señalada fuerza de identidad dramática, por el paso de la Pasión de Cristo, y, ya, en el tramo final de la muerte. Y que se luce, de dolor y de esplendor, de sufrimiento y de magnificencia, en el brillo de la luz semanasantera de la ciudad de Cáceres.
Una Cofradía y un Cristo, el del Santísimo Cristo de los Estudiantes, cuyo hábito lucí, con honor y orgullo, en aquellos años jóvenes, y al que, hace unos cuantos años, compuse este poema, titulado AL CRISTO DE LOS ESTUDIANTES y que, ahora, dedico, desde este Blog, en el recorrido por aquel Cáceres de tantas sensibilidades, de tantas honduras, de tantas vivencias, de tantos recuerdos, de tantas estampas, de tantas emociones, de tantas sensibilidades, siempre plenas de esplendor, a todos los miembros de la Cofradía, a los hermanos de carga o costaleros, a las mantillas que tanta belleza imprimen al desfile, a los penitentes, a los músicos. Y a todos aquellos que han sido, son y serán miembros de la Cofradía.
AL CRISTO DE LOS ESTUDIANTES
Siempre majestuoso, magno y sublime,
el bellísimo Cristo de los Estudiantes,
en un inmenso y bello desfile procesional,
que a Cáceres de siempre tiene anhelante.
Por tu imagen por tu sufrimiento, por tu luz,
Cristo, siempre en tu Cofradía hechizante,
por tu fervor, por tu piedad, por tu pasión,
de impresión cacereña siempre radiante.
¡Ay Semana Santa Cacereña de hechizo!
¡Ay, mi Cristo solemne de los Estudiantes!
Cristo de la cruz, siempre de claveles rojos
y siempre, ay sublime y bellamente brillante.
Esplendor de una Semana Santa de luz,
de grandiosidad de inmenso semblante,
entre oraciones, admiraciones y saetas,
de todo Cáceres contigo siempre vibrante,
entre escenas de dolor de Viernes Santo,
con todo Cáceres contigo participante.
Cofradía de magia y Cristo de bella pasión,
que se clava en el alma de nuestros estantes,
como un Cristo de sublime hermosura
y de un dolor de calvario y exultante,
mientras hoy, como ayer, como siempre,
Cáceres te sigue entre oraciones expectante.
¡Ay mi Cristo de la pasión, aquí tienes mis brazos
para ayudarte, Santo Cristo de los Estudiantes,
y aquí tienes mis plegarias para poder alumbrarte,
en ese sendero del Calvario, de luz rutilante,
y un recorrido clavado de sufrimiento impresionante,
con Cáceres, orando, bajo tu mirada, esperando
que nos acompañes en la senda hacía ti caminante.
NOTA: La fotografía de la Levantada es obra del prestigioso artista fotográfico y sublime CACEREÑEADOR José Antonio García Recuero, la segunda está captada de la página web de la Cofradía, la tercera, con la imagen del desfile procesional entre 1959-1961, con la imagen levantada, está captada del blogspot caceresenochodias, y la cuarta, claro es, de la publicación Cáceres Cristiano.
EL CRISTO DE LOS ESTUDIANTES by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.