UN GRABADO EN SEDA DE LA VIRGEN DE LA MONTAÑA, DE FINALES DEL XVIII

Durante su mandato como Obispo de Coria, entre 1750 y 1783, Juan Josef García Albaro, tal como consta en los escritos de la época, Obispo de la Diócesis de Coria, de una señalada relevancia pastoral, decide encargar a Bernardo Albiztur Tornaria, que fuera Grabador del Rey, un grabado en seda de la Virgen de la Montaña.

 

virgendelamontaña,grabadoensedasigloXVIIIUn grabado de una gran belleza y en el que bajo la imagen de la estampa de la Virgen, hoy Patrona de Cáceres, se lee: «Nª. Sª. DE LA MONTAÑA. Protectora de la M. N. y L. Villa de Cáceres. El Ilmo. Sr. D. Juan Josef García Albaro, Obispo de Coria, concede 40 días de Yndulgencia a quien rezare una salve ante esta Estampa rogando a Dios por la Paz«.

Juan José García Alvaro, el obispo cauriense, nació en Budia, provincia de Guadalajara, el año 1701, alcanzó la graduación en Cánones en la Universidad de Alcalá de Henares, de la que llegó a ser Rector. Asimismo Juan José García Alvaro también alcanzó la Vicaría de Alcalá, Cazorla y Ciudad Real.

Posteriormente, ya, en el correr del año 1736, obtuvo prebenda doctoral del Cabildo de Sigüenza, hasta que el Rey Fernando VI, llamado El Prudente o El Justo, le propone en 1750 como Obispo de Coria, que dirigió durante 33 años.

Un Obispo ejemplar, según numerosos testimonios, y que llegó a despojarse de todas sus pertenencias, como joyas, alhajas, coche, mulas y todo tipo de bienes, en favor del Hospital San Nicolás de Bari, en la ciudad cacereña de Coria.

También se destaca la severidad de sus fuertes penitencias que habían de producirle numerosas llagas en el cuerpo a causa de la aplicación de cilicios y otras disciplinas que el mismo se ponía e imponía.

Asímismo luchó a favor de la instalación en Cáceres del Colegio de los Jesuitas, como se dejó prácticamente la vida en posibilitar la mayor y mejor recuperación de la Catedral de Coria tras los fuertes daños que sufriera la misma a consecuencia del terremoto de Lisboa, acaecido en 1755, que causó más de veinte vecinos fallecidos cuando se encontraban escuchando la misa en la sede de la Catedral. Además, claro es, de cuantiosos daños materiales en todo el recinto, como es el caso de la capilla principal, y, también, del retablo mayor.

Según podemos leer en el libro «Budia, Corazón de la Alcarria«, obra de los investigadores Juan José Bermejo Millano y Antonio Herrera Casado, en el mismo se deja constancia de que «queda la memoria de su personalidad fuerte, su carisma permanente, y su empuje para realizar numerosas obras de reparación y construcciones de la diócesis de Coria«.

Por su parte el grabador Bernardo Albiztur Tornaria nació en la localidad navarra de Donamaría el año 1744, falleció en 1807, y llevó a cambio una amplia labor como uno de los más cualificados grabadores de la época. Como son, por ejemplo, el Santo Christo de la Victoria, que se venera en la localidad cacereña de Serradilla, un San Antonio de Padua, un retrato de la Beata María de la Encarnación, fundadora en Francia de las Carmelitas Descalzas y beatificada por el Papa Pío VI, El Cristo de la Peña en Camporreal, La Virgen de Atocha, El Cristo de los Afligidos, Nuestra Señora del Amparo, la Adoración de los Reyes, la portada y nueve de las once estampas con temática sobre la vida de Cristo y la Virgen correspondientes al «Misale Romanum«…

En suma, pues, un precioso grabado sobre la Virgen de la Montaña, Patrona de Cáceres.

 

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