«A LA TORRE DEL PALACIO CACEREÑO DE LOS GOLFINES DE ARRIBA», POR EUGENIO FRUTOS

Eugenio Frutos, nacido en Guareña, 1903-1979, filósofo, escritor y poeta español figura como uno de los filósofos más relevantes del panorama español a lo largo de la historia. Sobre todo del existencialismo.

 

torre golfines arriba panoramic by ricardoperez
La Torre de los Golfines de Arriba, en la que está inspirada el poema de Eugenio Frutos.

Catedrático de Filosofía Fundamental, centrado sobre todo en el vitalismo y el existencialismo. inspirado en las enseñanzas de Ortega y Gasset, se dedicaba al ejercicio de la crítica literaria y al de cultivar el espíritu de la poesía, compartiendo sensibilidades del creacionismo de la generación del 27 junto a poetas de la talla de Rafael Alberti, Gerardo Diego o Federico García Lorca.

Durante 1930-1941 ejerció la docencia en Cáceres como Catedrático de Filosofía en el todavía, entonces, Instituto de Segunda Enseñanza. Una ciudad, señaló, de la que se enamoró de forma apasionada y colaborando, activamente, en diversos movimientos intelectuales y culturales. Y fue en Cáceres donde conoció a su esposa, María Dolores Mejías, poetisa, con la que se casó en 1933. Posteriormente desempeñó en la Universidad de Zaragoza la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos.

eugenio frutos
Eugenio Frutos dejó un gran legado de enseñanzas en Cáceres.

También dejó un legado de numerosas obras de tipología filosófica, ensayos, investigación, estudios literarios y poemas. Como «Etica fundamental«, «La Libertad«, «Convicencia humana«, «La Persona humana«, «Historia de la Filosofía» y otros.

Entre su obra poética, podemos señalar «Políptico de Cáceres y otros poemas«, «Dictado de amor. Memoria de un idilio» y «Poemas inéditos«.

Eugenio Frutos también se encuentra en posesión de señaladas condecoraciones como la Cruz de la Orden de Cisneros, la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio y el Premio San Jorge, concedido por la Diputación Provincial de Zaragoza, otorgado al ejemplo de su vida como profesor y docente.

Colaboró en publicaciones como «Alcántara» y la revista «Alor«, mantuvo una estrecha amistad con el insigne poeta extremeño Luis Chamizo y entre sus poemas dedicados a Cáceres, figura éste, centrado en la torre del Palacio de los Golfines de Arriba.

A LA TORRE DEL PALACIO CACEREÑO DE LOS GOLFINES DE ARRIBA

Tu clara arquitectura de colmena,
luminosa al sol pálido de invierno
donde el otoño su dulzura alarga
cual mano amiga que acaricia el sueño,
flota como una nube fabulosa
en el mar de la urbe turbulento
como el faro latiendo en las tinieblas
una rama de luz canta al viento.

Contigo viene la firmeza adusta
y, robusto y señor, un gran silencio
y el nimbo de oro que la paz monótona
corona con la llama del ensueño.

Los ojos deslumbrados
son como velas tensas por el viento,
por el lado dorado de la tarde
buscando su ilusión en los reflejos.

En torno a tus sillares
el espíritu trenza sus misterios
y es la vida como agua temblorosa
en el estanque refleja el cielo.

Tus horas joviales
son místicas palomas en ascenso
hacia esos plateados luminosos,
con que alumbraba Dominico el lienzo.

Aquí las horas aletean
con un ritmo mecánico del infierno;
busco refugio en la dorada tarde
que ignora la dureza del acero
y donde, orando como hiedra el muro,
vivo se siente el corazón del tiempo.

NOTA: La fotografía de la Torre del Palacio de los Golfines de Arriba está captada del Blog Panoramic y la misma se debe a Ricardo Pérez.

 

 

 

 

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