ADIOS A PEPI SUAREZ

Ayer, 4 de enero de 2021, se nos marchó otra imagen popular, conocida y muy querida en Cáceres. Pepi Suárez.

Una noticia luctuosa que nos llega a lo más profundo del alma. La marcha de Pepi Suárez, Una imagen radiante del Cáceres de Aquellos Tiempos, que se nos clavan en el alma, entre dolores y ausencias, entre adioses y lágrimas, entre recuerdos e imágenes, entre saludos y abrazos, entre encuentros y charlas, entre viajes y nostalgias…
Pepi Suárez estuvo largo tiempo al frente del Grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Cáceres, enseñando, divulgando y aireando, por numerosos lugares, las esencias tradicionales y típicas de las canciones y danzas más populares de la provincia altoextremeña, que conformaban y conforman un rico patrimonio costumbrista, al ritmo del tamboril, del laud, de las castañuelas, de la guitarra, de la flauta, del pandero, del almirez, de la bandurria, de la pandereta…
Sonaban, fuertes e intensos, los ritmos, acordes y letras del «Redoble«, la jota dieciochesca cacereña por excelencia, cuyo estribillo, al menos, todos aprendimos desde pequeños, de la «Jota de Guadalupe«, siempre en recuerdo y honor a la Patrona de Extremadura, de «La Jerteña«, con aires de esa inmensa y rica comarca, de la «Jota Cuadrada«, que naciera en la localidad de Monroy, del «Pindongo«, de «Los Sones de Montehermoso«, de la «Jota de Alcuescar«, entre piropos en verso de los mozos y bailadores a las jóvenes y bailadoras, de «La carta«, del «Perantón» de «Qué bonitas son las cacereñas«…
¡Cuántos recuerdos, ahora, así, a bote pronto, de repente, entre ensayos y actuaciones, haciendo fuerte, muy fuerte, la tradición divulgativa de los cantos y las danzas de la tierra que nos viera nacer, como legado de nuestros antepasados y de la mano, firme y cariñosa, siempre, de Pepi Suárez, tratando de imprimir el mejor de los ritmos en las embajadas cacereñas folklóricas que ella comandaba.
El 26 de octubre del año pasado, sabiendo de su delicado estado de salud, publiqué un artículo en el periódico «Hoy«, tratando de rendirle ese tributo de admiración y de cariño que, sin lugar a dudas, se merecía en mi modesta opinión, por parte de la ciudad de Cáceres. Por su labor, por su entrega, por llevar siempre, como muchos cacereños podemos atestiguar de todo corazón, la palabra Cáceres con orgullo, con sentimiento espiritual, con coraje, con armonía y con esos dones que concede el sabor de la tierra parda.
Del mismo modo y manera que lo hice en las páginas de la prestigiosa revista nacional «Folklore«, en un ensayo titulado «Cuatro folkloristas cacereños«, entre los que incrustaba su nombre y su trayectoria, su espíritu para seguir expandiendo los aires folklóricos de la provincia.
Pepi Suárez se envolvió, desde muy joven, en la dinámica alrededor de las canciones y bailes típicos de la provincia de Cáceres, su gran pasión e inquietud desde pequeña, como tantas veces me comentara personalmente, hasta lograr convertir a los Coros y Danzas de la Sección Femenina en una agrupación de prestigio, difundiendo la belleza, la hondura y el sabor que emanan, hermosa, tradicional coreográfica y plásticamente, de las jotas y las canciones cacereñas.
Una agrupación a la que el autor de este blog «Cáceres, el blog de Juan de la Cruz«, perteneció durante un tiempo, disfrutando de la sensibilidad y riqueza que existe alrededor de la parcela del folklore cacereño, y que habían ido estudiando, recopilando y enseñando, con extraordinario ímpetu personajes cacereños como el investigador Manuel García Matos, como la musicóloga Angelita Capdevielle Botella, y otros muchos, conocidos y anónimos, que participaban y continúan haciéndolo, afortunadamente, comprometidos con Cáceres, con sus esencias y sus panorámicas.
Como suponían, sin ir más lejos, los propios protagonistas que habían ido recogiendo y manteniendo esas raíces y esas tradiciones que se conforman de tanta belleza. Los padres, los abuelos, entre notas, apuntes, compases, grabaciones de testimonios sobre celebraciones festivas, rondas, siegas, matanzas, romerías, bailes, amores, costumbres y toda una amplia diversidad de cuestiones como son todas aquellas que giran alrededor de los pueblos y su propio ámbito tradicional y etnográfico…
¡Cuán hermoso y bello y genuino y auténtico el folklore de nuestra tierra cacereña, de sólidas raíces a través de las páginas por las que circula el tiempo, que, lamentablemente, casi todo lo puede…!
A todos los investigadores, estudiosos, historiadores, folkloristas, escritores, músicos, bailadores, cantantes, de los que existe un muy largo listado en Cáceres, les debemos mucho. Tanto, tanto, tanto, que hoy lo encarnamos todo, con la mayor intensidad emocional, si se me permite por parte del lector, en esta compleja hora del adiós, en la figura, siempre entrañable, sonriente, esmerada, cariñosa de nuestra querida y entrañable Pepi Suárez.
Una verdadera y manifiesta embajadora del mundo del folklore cacereño, a cuya divulgación se entregó, siempre, a lo largo del tiempo, de mil amores, tratando de bordar, cada día, esa perfección de un grupo en sus actuaciones por los diversos escenarios de la geografía festiva de España, Europa y América.
Ahora, desde el dolor y la emoción, embargado por el mayor cariño, con el sentimiento más profundo como testigo, en el silencio de mi despacho, con la mente en la personalidad de Pepi Suárez, quisiera hilvanar este puñado de líneas acompasadas del mayor y mejor abrazo por las campas en las que ahora, ya, se encuentra.
Paso revista, silenciosamente a ese ritmo del tiempo que queda atrás. En aquel pequeño salón de la calle General Primo de Rivera y de aquel otro de la calle General Ezponda y guiado de tu mano me llevas al recuerdo de un montón de nombres, componentes de aquel grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Cáceres como Gabriel Romero Ruiz, Adolfo Romero Ruiz, «Fito», Josefina Collado, Leocadio Bernáldez, Fernando Mateos, Manuel Lucas, Ana Mary Sevilla,  Francisco José Romero, «Quico», Concepción Ciborro, Mamen Bordallo, Purificación Silva, Vidal Sánchez Corrochano, Juan Antonio Fajardo, Luis Arroyo, Luis Miguel Luengo, Juan Palomino, Justi, Vicenta, Marichu, Isabel, Benito… Y tantos otros que iremos incorporando a medida que el recuerdo y los amigos nos vaya facilitando nombres y apellidos de todos aquellos cuantos tuvimos el honor y la suerte de saborear la copa dulce de nuestra tierra entre las esencias de las numerosas jotas, danzas y canciones tradicionales y típicas orgullo, siempre, de la tierra cacereña y que se esparcen por la geografía provincial.
Ahora que te acabas de marchar, mi querida Pepi, ¡Buen viaje, cacereña de pro, por las campas de la eternidad…!
Finalmente, como el mejor homenaje posible al alcance de este modesto blog, mientras tantos cacereños, tantos amigos, tantos conocidos, tantos paisanos, tantos compañeros de aquel grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina, de Cáceres, te despedimos –pero, también, siempre, te llevaremos en el alma con nosotros– lo que hacemos, cantándote, con tanto entusiasmo como siempre, como aquel con el que tanto nos estimulabas, ese estribillo tan manifiestamente popular del «Redoble», junto al sonido de las rítmicas palmas de todos. Tal cual, como tantas veces hicimos juntos, entre sonrisas motivadas por las celebraciones festivas:
Redoble, redoble,
vuelvo a redoblar,
con ese redoble,
me vas a matar,
me vas a matar,
me voy a morir,
con ese redoble,
vuelvo a repetir.

Un comentario

  1. A. Sacristán

    «Las de la calle Toledo
    se lavan con aguardiente,
    las del caminito llano
    con agüita de la fuente.
    redoble, redoble…»

    Siempre es una pena perder a personas así.
    El grupo de coros y danzas era muy bueno y, aunque yo era muy pequeña en los ’60, conseguí aprender un montón de canciones (y a bailar el «redoble») en las romerías a la Virgen de la Montaña acompañando a mis padres y sus amigos.
    Un saludo

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