En 1968 el escritor e investigador cacereño Valeriano Gutiérrez Macías sacaba a la luz una nueva publicación: «POR LA GEOGRAFÍA CACEREÑA» (Fiestas Populares), con un curioso capítulo sobre las Aguadoras.
En dicha publicación se puede leer un capítulo dedicado a la Fiesta Cacereña de Las Lavanderas titulado «Las Lavanderas y la Fiesta del Febrero», que protagonizan, el día, esas esforzadas, entrañables y siempre admirables mujeres, entre Fuente Concejo y La Madrila, Aguas Vivas y Fuente Fría, La Pavila y El Coralito, y que se configuran como una figura de extraordinario relieve y a la que se rinde memoria en la estatua que se alza en su honor, como un recuerdo imperecedero en las páginas de la historia cacereña.
Aguadoras y Lavanderas, de muy duro cometido, y que, como señala Valeriano Gutiérrez Macías, fueron pintadas, de modo muy relevante y entrañable, por la hondura y los perfiles emocionales que se plasman en lienzos de Conrado Sánchez Varona, de Juan Caldera, de Eulogio Blasco…
El referido capítulo se adorna con esta fotografía de Blasco con el protagonismo de las Aguadoras en Fuente Concejo. Una estampa de extraordinaria sutileza donde se aprecia el rostro de generosidad de las mujeres cacereñas, la curiosa imagen del guardia municipal, y, al fondo, como siempre, el Casco Histórico-Monumental, cuajado, también siempre, de una más que extraordinaria belleza…