En aquellos tiempos hubo una serie de fotógrafos cacereños que se lanzaron a la investigación, trabajo y divulgación de la nueva tecnología fotográfica. Y en nuestra ciudad, entonces Villa, destacan, entre otros, el Conde de Lipa, polaco, de nombre Luis Lippa Fardzeñiski, François Capdevielle, Rafael Lucenqui Martínez, Manuel Elizechea y Vicente Fonseca, junto a otros que, en el correr de los tiempos, irían tomando el testigo y el relevo generacional.
Entre esos fotógrafos gue precisamente este último, Vicente Fonseca, uno de los primeros en decidirse a poner en marcha y abrir un Estudio o Gabinete Fotográfico.
Lo que llevó a cabo en el número 9 de la céntrica calle cacereña de Pintores. Y en el que se distinguió, entre otras características muy propias de su estilo personal, utilizando este anagrama identificativo en sus fotografías.
Un gesto pleno de decisión que, seguramente en su día, pero también hoy, mereció y continúa mereciendo el aplauso de todos los cacereños.
Si bien en Aquellos Tiempos muchos miembros del paisanaje urbano, Pintores arriba, Pintores abajo, entre charlas de sus ocupaciones y de sus preocupaciones, mirarían y admirarían, hasta con gestos de extrañeza, aquel rótulo y aquella nueva tienda en el eje comercial de la ciudad y que se ponía en marcha en busca de nuevos caminos en la historia del comercio, sí. pero, también, al mismo tiempo, en la historia del Arte.
Algo que siempre le agradeceremos todos los cacereños.
Y es que, no en balde, el conocido y prestigioso fotógrafo Vicente Fonseca fue, además, uno de los primeros que, allá por el comienzo de la década de los años setenta del siglo XIX, logró captar una fotografía de la siempre Santísima Virgen de la Montaña. Y que es la que os ofrezco.
Todo un adelantado a su tiempo, pues, el fotógrafo Vicente Fonseca, que supo captar, con la precisión ajustada a las técnicas de aquel entonces, la imagen de la Virgen, allá en el Santuario, en la Sierra de la Mosca, años antes de que la misma fuera proclamada Patrona de la Ciudad. Un hecho que tendría lugar en el año 1906.
Vicente Fonseca, pues, fue uno de los pioneros del arte fotográfico, que se jugó el tipo con el negocio, y que pasó mucho tiempo ensimismado, hasta donde cuenta la historia, con sus investigaciones, con sus estudios, con sus dibujos y con sus iniciativas.
Tal era su propia inquietud con el objetivo de evolucionar y prosperar, artística, profesional y económicamente, claro es, en aquellos tiempos tan difíciles.
Aquí, a la izquierda, os ofrezco otra fotografía, captada en el mes de diciembre daño 1866 por Vicente Fonseca. El fotografiado responde al nombre de Dionisio Chamorro, según figura en el testimonio documental, y en la misma se puede leer la siguiente dedicatoria: «En prueba de amistad«.
También se entregaría al arte y al negocio de la fotografía en Cáceres, posteriormente su hijo, de nombre Osmundo, y llevando a sus espaldas los apellidos del Fonseca, primero, claro es, y de Silva, el segundo.
Una serie de fotógrafos, la mayoría de ellos con señalado prestigio de buenos dibujantes y pintores, siempre con el calificativo de artistas, lo que representa todo un acto de justicia, y que, en base a su ímprobo trabajo, se dejaron la piel en el camino y el recorrido fotográfico-artístico con Cáceres y sus gentes al medio.
Lo que viene a representar, pues, todo un lujo en el marco y en el libro que se conforma a través de las páginas de la historia de la fotografía en el recorrido por el paseo de la villa y ciudad de Cáceres.
Tan es así que ya, en el transcurso del año 1900, se puso en marcha la Sociedad Artística Fotográfica Cacereña.
La misma fue creada por el fotógrafo y también dibujante y Julián Perate Berroeta, nacido en Guadalajara, un artista de verdadero relieve y notoriedad, y una eminente figura como la que representa el cacereño Gustavo Hurtado Muro, una auténtica eminencia.
Todo ello coincidiendo, afortunadamente, en un momento en que ambos dos, de muy señaladas inquietudes y preocupaciones tanto de tipología fotográfico-artística y cultural, ejercían la docencia en el Instituto de Cáceres.
Asimismo hubo otros fotógrafos de muy cualificado relieve, al mismo tiempo, en el Cáceres de Aquellos Tiempos, principios del siglo XX, como es el caso de Manuel Elizechea, que se esforzaban al máximo en la tipología artística de la fotografía. Algo que es muy de agradecer y que figura en las páginas de la historia de la fotografía en Cáceres. Y que nos dejó, entre otras obras, a pesar de la escasez que existen de la mismas, este recuerdo de una «Joven con el Traje Típico Cacereño«.
Manuel Elizechea anunciaba, además, ampliaciones, reproducciones y pinturas, trabajos fuera del Gabinete y hasta la conservación de clichés.
AQUELLOS FOTÓGRAFOS CACEREÑOS by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.