CACERES EN LA FOTOGRAFIA DE ANTONIO VERDUGO

El entonces llamado Casco Antiguo de Cáceres siempre fue un lugar de belleza para los amantes de la historia y, al tiempo, de orgullo para todos los cacereños, fascinados por lo que hoy constituye la Ciudad Medieval. Hoy lo hacemos con un recorrido fotográfico de Antonio Verdugo.

Arco del Cristo, en fotografía de Antonio Verdugo.
Arco del Cristo, en fotografía de Antonio Verdugo.

De aquel viaje por el Cáceres Histórico-Monumental, Antonio Verdugo, magistral maestro de la fotografía, le dijo a Valeriano Gutiérrez Macías, corresponsal del diario ABC y otros medios periodísticos, investigador, comandante en aquel entonces, escritor polifacético, que había hecho un recorrido inolvidable, que se llevaba un tesoro en su zurrón y que regresaría cuando pudiera porque tenía mucho que decir sobre Cáceres desde la perspectiva de la fotografía histórica.

Uno de los ejemplos de su peculiaridad fotográfica aparece en la composición de la fotografía que aparece a la izquierda de estas líneas sobre el Arco del Cristo y un par de borricos cuesta arriba, camino de pasar bajo el mismo, en una estampa de sensibilidad histórico-popular y muy acorde por aquellos tiempos. Nos referimos al año 1958. Hace ya, 60 años.
El hecho cierto es que la diversidad de recorridos por la Ciudad Antigua de Cáceres fascinó, y de qué modo, al maestro fotográfico Antonio Verdugo.
En el citado viaje periodístico, cámara al hombro, el amigo Antonio Verdugo no paró en su empeño, en admiración, en su amor propio, tratando de captar tantas cuantas instantáneas fotográficas pudiera y así, de esta manera, enriquecer sobremanera tanto su archivo y colección particular como el archivo fotográfico de la revista «Blanco y Negro«, emblemática en aquellos tiempos,
Así fotografió Verdugo la Casa del Sol.
Así fotografió Verdugo la Casa del Sol.

Es de señalar que, pasado y traspasado, ya, el Arco de la Estrella, Antonio Verdugo se fue desplazando, en su constancia, por una diversidad de caminos, para no dejarse atrás un segundo de visión histórico-monumental.

— ¡Qué lujo, don Valeriano…! –le decía a Gutiérrez Macías, mientras pegaban la hebra y se echaban parrafadas de canto a nuestro Cáceres del alma.
Aquí teneis, pues, otra de las muestras del amigo y maestro Antonio Verdugo, en un perfecto juego de luces y sombras sobre la Casa del Sol. 
 Ya en aquellos tiempos llevado por las prisas, nuestro admirado y extraordinario fotógrafo apenas pasó un par de días en Cáceres, mientras se lamentaba de la celeridad con que tenía que moverse por toda España porque no daba abasto en su trabajo.
Y en éste recorrido por la ciudad de Cáceres, concretamente, no paró de admirarse, de soltar exclamaciones de belleza y de disparar su cámara fotográfica, de forma casi continuada, mientras recorría, de forma incansable, todo ese laberinto de silencio y de hermosura que conforman las callejuelas y plazoletas del entonces llamado Casco Antiguo de Cáceres.
Aquí teneis, pues, otra muestra más de la dinámica fotográfica de Antonio Verdugo. Esta vez con el hilo argumental del Palacio de Mayoralgo, en la Plazuela de Santa María, y aprovechando, curiosamente el recorrido de una joven por el caminillo que marcan las losas de la fotografía.
De este modo aquí quedan tres de sus muestras que vieron la luz en el reportaje que el mismo publicara en la revista «Blanco y Negro» en el año 1958, marcadas por su peculiar tipología: El Arco del Cristo, Casa del Sol y Palacio de Mayoralgo y dejando, a través de su pálpito artístico, la esencia del genio profesional que, de siempre, llevó en el fondo de su particular visión para hacer belleza desde sus flashes fotográficos.

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