CAMPUZAS CACEREÑAS POR SAN BLAS

Paseando en unos momentos emocionales –como siempre– por mi Archivo Fotográfico sobre Cáceres, pasando revista a tantos y tanos documentos, me encuentro con el paisaje humano de esta llamativa fotografía típica y tradicional de unas Mozas Cacereñas, ataviadas con el traje popular de Campuzas, posando en la celebración de la Fiesta de La Candelaria. Año 1968.

Una fotografía que aparece cuajada de hondura y raigambre, de esencia y, también de sensibilidad, alrededor de la indumentaria típica cacereña, conformada a través de los tiempos, como es la vestimenta que distingue a las Campuzas Cacereñas.

Siempre tan colorido, tan ancestral, tan adornado de historias a lo largo de las páginas del libro de la Historia de Cáceres y que ahí sigue, vigente, con sus pequeñas variables, y que un día vistieron, y continúan vistiendo, numerosas mujeres, jóvenes y niñas durante tantas celebraciones festivas cacereñas, como es el caso de la Candelaria.

Una fotografía de la segunda mitad de los años sesenta de la pasada centuria, cuando, en aquellos tiempos, lo que se dice el todo Cáceres se daba cita de participación y de diversión en la convocatoria en la ermita de San Blas, y templo parroquial a partir del año 1958.

Una Fiesta, por cierto, a la que Valeriano Gutiérrez Macías dedicó señalados esfuerzos, tanto como estudioso e investigador cacereño, que dedicó buena parte de su obra a las celebraciones populares de la geografía provincial altoextremeña, como en sus tiempos como primer Teniente de Alcalde y Concejal de Festejos del Ayuntamiento Cáceres, como gran amigo que en fuera en vida del sacerdote, José Reviriego, titular del templo. Y a fe que, entre unos y otros, se consiguió ese encuentro de todos los cacereños en la Fiesta y Romería de San Blas.

La fotografía, precisamente, está captada del libro «POR LA GEOGRAFÍA CACEREÑA. FIESTAS POPULARES«, obra de Valeriano Gutiérrez Macías, publicado en el año 1968, y que fuera declarado de Interés Turístico por el Ministerio de Información y Turismo.

En el mismo hay un capítulo titulado «LA CANDELARIA: FIESTA DEL MAYOR TIPISMO CACEREÑO», con una siempre impresionante presencia de campuzas, y en el que el autor destaca:

«Los jubones negros, adornados con encajes, pañuelos –pañolones en el decir popular–, mantones de Manila, pañuelos de cien colores y de manta, mandiles negros –ribeteados de puntillas–, refajos de lana –verdes, rojos, amarillos, con más de tres metros de vuelo y primorosamente bordados–, faltriqueras con sus refajos, medias de cadenetas, aderezos,pendientes, gargantillas, zapatos negros de medio tacón, etc, que hermosean a la mujer cacereña, los que luce garbosamente por el Paseo de San Blas…».

Allí, en San Blas, se presentan miles de cacereños que rezan, de forma devota y confiada, ante la imagen del Santo, lo mismo que se presenta la «Mesa de Ofrendas«, con diversas de donativos de cacereñas y cacereños, en forma de dulces, tartas, pastas, posteles, etcétera, que luego son subastados entre pujas, lo mismo que se forma una algarabía del gentío tratando de adquirir una de las roscas y cordones del Santo, que, hasta donde cuenta la tradición, cura las afecciones de garganta.

Y, luego, durante toda la tarde, unos y otros, unas y otras, se dan largos paseos festivos, en medio de un significativo muestrario de campuzas entre canciones y danzas con las esencias de las raíces folklóricas de la provincia cacereña. Aunque también se lucen y destacan otros trajes típicos como es, por ejemplo, el siempre bello y muy llamativo traje típico femenino de Montehermoso.

Por cierto. El libro «POR LA GEOGRAFIA CACEREÑA. FIESTAS POPULARES«, se conforma como un completo recorrido por el panorama tradicional, típico, popular y festivo de la Alta Extremadura. Desde las «Fiestas del Pan y el Queso«, de Zarza de Montánchez, a «Las Purificás«, de Monroy, desde «Las Carantoñas«, de Acehuche, a las «Corridas de Gallos«, de Albalá, desde el «Pero-Palo«, de Villanueva de la Vera a «La Encamisá«, de Torrejoncillo, a la «Procesión de los Empalaos«, en Valverde de la Vera…

A la izquierda la curiosa fotografía del escritor e investigador cacereño, Valeriano Gutiérrez Macías, en la biografía del autor del citado libro. (1)

NOTA:

(1) En este mismo Blog, CACEREÑEANDO, EL BLOG DE JUAN DE LA CRUZ, se puede leer el capítulo biográfico titulado «VALERIANO GUTIÉRREZ MACÍAS».

3 comentarios

  1. Me gustaria saber si actualmente las mujeres se siguen vistiendo de campuza y monthermoseña,en estas fiestas .en internet no veo ninguna fotografia de las fiestas.y yo lo recuerdo como algo preciosisimo,vivi alli hasta el año 1968, que mis padres vinieron a Madrid.me gustaria volver a ver ese espectaculo maravilloso,tirando confetis de colores y comiendo roscas de anis por el paseo de san Blas,si es que un existe,pero no hay imagenes en internet de esa maravilla.

  2. Lola SilvaRodriguez

    Cuanto me alegra este recuerdo para el traje de campuza cacereña que últimamente ha quedado casi en olvido por el protagonismo logrado por el de Montehermoso,mas vistoso, claro está, pero menos cercano para nuestras madres y abuelas.Tambien refería mi madre que en este paseo por S.Blas se lanzaban cantidades de «papelinos» que se habían cortado en casa,eran anuncio del próximo Carnaval.

    • Muchas gracias, querida Lola, por tu comentario alrededor del siempre precioso traje cacereño de Campuza, nacido al amparo del esfuerzo y el trabajo y la imaginación de numerosos cacereños, y que se lucía y continúa luciéndose por las mujeres, las mozas y las pequeñuelas, con tanto garbo como salero, allá, en la festividad de la Romería de San Blas, como en tantas festividades cacereñas… Un día de gran relevancia en el Cáceres de Aquellos Tiempos y que debería de tratar de revitalizarse, con el esfuerzo del Ayuntamiento y otras entidades… ¡Y cuánta razón tenía tu madre con aquella multitud de papelinos que se arrojaban, creo recordar que, preferentemente, a jóvenes, en medio del jolgorio colectivo. Y siempre, también, las oraciones al Santo, la Mesa de Ofrendas, los saludos y adioses, los piropos al traje de Campuza y a cuantas lo exhibian, y a comer la rosca del Santo… Un abrazo.

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