CAPDEVIELLE, UNA SAGA ARTÍSTICA

La saga cacereña de los Capdevielle arranca con la llegada del fotógrafo y dibujante François a finales de los cincuenta del siglo XIX”. 

François Capdevielle y Victoria Borrella.
François Capdevielle y Victoria Borrella.

François Capdevielle es un nombre de relieve en el panorama de la fotografía cacereña. Hijo de Pierre Capdevielle, fabricante de gorros, y de Josèphe Elizabeth Mountaut, de una familia de pintores de cuadros locales. Por lo que pudiera haber heredado la fibra artística de su abuelo Bernard Mountaut.

 
Alumno y discípulo de una figura como Louis Daguerre, pionero y primer divulgador de la fotografía, un día del correr de los cincuenta, del siglo XIX, dejó la villa francesa de Oloron, que hoy se denomina Oloron-Sante Marie, en los Bajos Pirineos, región de Aquitania. Y puso rumbo, de forma bohemia, con los aparatajes fotográficos, camino de Oporto y Lisboa, ofertando retratos al daguerrotipo.
 
Dos veces viudo en uno de sus viajes por las cercanías españolas de la linde fronteriza hispano-portuguesa François Capdevielle se casa en terceras nupcias con Victoria Borrella, que ejercía su profesión de maestra nacional en Casar de Cáceres, creando una estirpe y una saga.
 
Según Montaña Burgos, bisnieta del matrimonio, François Capdevielle, era un hombre atractivo y de fuerte carácter, y Victoria Borrella una mujer bondadosa, fina y delicada.
 
Fruto del matrimonio nacen Angelita, una pasión por el folklore cacereño, cuyas canciones y danzas tanto recuperó, y para cuyas investigaciones y difusión no regateó ningún tipo de esfuerzo, y Mauricia.
 
Unos años después llega a la villa de Cáceres, que aún no alcanzaba los quince mil habitantes y donde el mismo, que combinaba la fotografía y el dibujo, abriría un Gabinete Fotográfico, con el que habría de pasar a la historia de la ciudad.
 
No obstante, como los tiempos se presentaban la mar de complejos, complementaba su modus vivendi con clases de lengua francesa y gimnasia, conformándose como un adelantado de su tiempo.
 
 Asimismo monsieur François Capdevielle, que destacó, además, en el panorama artístico y social de nuestra Villa, trabajó por la revitalización de las dinámicas culturales.
 
 Desde aquel entonces la saga Capdevielle, afincada en Cáceres, brilló en determinadas actividades artísticas: La fotografía y el dibujo de la mano de François, la música a través de su hijo José Capdevielle Druyers, que dirigiera la Banda del Hospicio Provincial así como una Academia, el folklore, gracias a la sensibilidad de su hija Angelita Capdevielle, que fuera directora de los Coros y Danzas de la Sección Femenina, que publicara la obra «Cancionero de Cáceres y su provincia«, y que presta su nombre al callejero de la ciudad, la relojería y antigüedades a través de Jorge Capdevielle Rino, con estudio y tienda en la calle Alfonso XIII y luego en la calle San Pedro, “artista del reloj y fama de concienzudo”, en crónica de León Leal Ramos, así como el dibujo y la pintura por la vía de su nieto el pintor Lucas Burgos Capdevielle, hijo de Mauricia, y también con calle en Cáceres.
 
 De este modo, gracias a la gesta aventurera y creativa de François Capdevielle, el afrancesado apellido se fue cacereñeando en el correr histórico-generacional de la ciudad.
 
 Una figura de relevante consideración y personalidad artística, como ha quedado constancia en las páginas de Cáceres, a través de sus documentos fotográficos, estudios, investigaciones y conocimientos.
 
 Un personaje en las páginas de la historia de la ciudad y a quien un erudito como Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros calificó en su día como «verdadero bohemio del arte fotográfico«.
 
 Y es que François Capdevielle marcó y dejó una larga estela y aureola artística así como una señalada saga en el recorrido por el escenario de la villa y ciudad de Cáceres.
 
NOTA:
 
En la fotografía el matrimonio François Capdevielle y la cacereña Victoria Borrella.

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