EL COMERCIO EN LAS FERIAS DE 1929

Ahora que se alza el telón de las Ferias y Fiestas de Cáceres, con antigüedad oficial en 1896, bajo la alcaldía de don Nicolás Carvajal Cabrero, con carácter ganadero, es de señalar que en 1929 el comercio también contribuía con anuncios especiales en los periódicos a las celebración ferial. 

Anuncio de Casa Jurado en el periódico «Nuevo Día», durante las ferias de 1929.

En las Ferias de aquel año llegaban al Rodeo 70000 cabezas de ganado, que se dice pronto, el estrépito de cohetes y el sonar de pitos soplados por los más pequeños anunciaban las mismas.

Las Bandas de Música Municipal y Militar se desparramaban con los acordes de sus dianas floreadas a las seis de la mañana. Un día como hoy, 26 de mayo, se levantaban los toldos con los «misterios de casetucas y casetones» y el alcalde sacaba un bando que marcaba a los carruajes el itinerario con dirección al Rodeo y señalaba que quienes fueran a los espectáculos de la Plaza de Toros en automóviles aparcaran en la parte posterior de la Plazuela Reñidero de Gallos y quienes lo hicieran en carruajes aparcaran en la carretera del Casar y la explanada de las Delicias.
 
Los arrapìezos ya trepaban por las cucañas, los morteros ya disparaban golosinas, había interesantes veladas de boxeo, los artistas del Circo Borza llevaban la alegría de trapecistas, magos, contorsionistas, malabaristas, payasos y domadores, se elevaban globos, se desenjaulaban los astados a lidiar en el coso, en la Avenida de Armiñán se celebraba batalla de Flores… 
Y se vivía por toda la ciudad el espíritu de la inmensa alegría que reinaba y se respiraba por todas las esquinas y rincones de Cáceres…
Anuncio de Javier, en el periódico Nuevo Día durante las Ferias de 1929.

Cáceres ardía en las ferias y en sus fiestas. El Gran Teatro abría las puertas a a la compañía de comedias De la Riva -Rivero para poner en escena «Un alto en el camino«, «La Lola» y «Rondalla«, en el coso taurino hacían el paseillo «con permiso de la autoridad competente«, Villalta, Armillita Chico, Eladio Amorós, Antonio Márquez, Fuentes Bejarano y Cagancho, los novilleros Joselito Romero, Charro Albagasí y Benito Arias, y, también, la Cuadrilla Bufa de Charlot Villa, Fatty y su Botones.

 Asimismo los tamborileros llegados de Sierra de Gata, por dos duros diarios, no paraban con sus coplas populares con gaita y tamboril, la Coral Cacereña ofrecería lo mejor de su repertorio con «Los tres tambores«, «Tonadas de ronda» o «Días de fiesta» y las noches, ya se sabe, paseo por el parque ferial, verbenas, bailes en La Concordia y el Círculo de Artesanos y fuegos artificiales.
 
Y hasta siete carteristas «y profesionales del robo«, pasaban los días de la feria, con un adiós a su agosto, en los calabozos. 
Anuncio de Almacenes Terio, en el periódico Nuevo Día, durante las ferias de 1929.

Mis abuelos, que gloria hayan, decían que aquellas sí que eran ferias, que esperaban como agua de mayo, y no las de nuestros tiempos, porque teníamos de casi todo. Los mochuelillos, entonces, poníamos cara de interrogante.

 Aquí teneis, pues, tres anuncios de Javier, nuestro siempre histórico y querido fotógrafo, que abría hasta las 11 de la noche, nuestro siempre entrañable Terio, y de Casa Jurado que anunciaba que el mejor regalo en las Ferias era una pulsera con la Virgen de la Montaña y vistas de Cáceres.
 
De estas ferias hace ya, tan solo, 88 años. De esto hace ya, tan solo, 88 años.

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