CUANDO EL CONCEJO SE REUNÍA EN EL PORTICO DE SANTA MARIA

Uno de los aspectos más curiosos que figuran en el calendario de la historia de la ciudad se refiere a cómo las primeras reuniones del Concejo de Cáceres tenían lugar en el Pórtico de la Iglesia de Santa María.

 

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El Pórtico de la Iglesia de Santa María, en fotografía del año 1910, donde se celebraron las primeras reuniones del Concejo de Cáceres.

Y allí, en aquel emblemático lugar, se reunían los doce hombres buenos, así llamados, para dirimir cuantas cuestiones fueran menester, precisas y de interés, en el marco de las sesiones del Concejo de Cáceres.

Más resulta, señor, que corriendo el año 1229, tras la conquista definitiva por fin, tras largos intentos, de la antigua Qazris a los almohades, llevada a cabo por las huestes cristianas comandadas por el Rey Alfonso IX, el mismo da orden para que se proceda a la redacción del Fuero de Cáceres.

Todo apunta que la colación o parroquia de mayor antigüedad es la de la iglesia de Santa María, «centro de la vida pública de los habitantes de la Villa amurallada y el lugar donde se celebraban las primeras reuniones del Concejo». En este sentido es de señalar, según escribe Amparo Fernández Gundín, que «se cree que existió una primitiva iglesia levantada entre los años 1169 y 1173, en un momento en que la ciudad se encontraba bajo el dominio cristiano pero sin haber finalizado aún las luchas de reconquista».

Un Concejo que, en el decir y relatar de las apasionantes crónicas de aquel tiempo, hace tan solo la friolera de setecientos ochenta y seis años, ya trabajaba y trataba de administrar lo mejor posible aquellos cuantos aspectos correspondieran a la vida de la Villa.

Con la elaboración del Fuero de Cáceres, se dispone que el Concejo queda constituido por doce hombres buenos. Una representación para regir los destinos de la Villa que se conformaba, al mismo tiempo, con una señalada participación de los linajes más notorios y fuertes de Cáceres.

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La Torre de la Yerba donde se celebraron las reuniones del Concejo de Cáceres a partir de la redacción de los Fueros.

El mismo Fuero recoge que el Concejo debería de llevar a cabo sus reuniones concretamente, como señala el insigne historiador e investigador cacereño Publio Hurtado, en el paraje existente «delante de la Torre de la Yerba y adosado a ella».

Al mismo tiempo se especifica que las reuniones del Concejo se celebrarían en dicho lugar «siempre que la ciudad no estuviera sitiada de moros, y que, caso de estarlo, las reuniones se harían dentro de la muralla bajo la «finestra» de Santa María.

Encuentros o sesiones, por resultar más precisos en el término, al que, tras los correspondientes voceos del pregonero por las callejuelas y plazoletas de la Villa anunciando la celebración del mismo, a los que podían asistir los ciudadanos del vecindario que así lo estimasen pertinente.

En la celebración y desarrollo de los Concejos se procedía, por parte de la autoridad pertinente, a ir solventando, de forma paulatina, cuantos contenciosos, desencuentros, pleitos, diferencias de criterios riñas, peleas, discrepancias disputas vecinales, hubiere al medio. Item más. Añade Ortí Belmonte que las reuniones se denominaban Corral de Alcaldes y que ante las autoridades comparecían también «los acusados por muerte, querella, mujer forzada, robo y alevosía».

Un Concejo pues que, tal como se deduce, se encontraba pleno de trabajo y de responsabilidad. Y además, con un ojo en la morisma, por si los mismos tuvieran puesta la intención en nuevos intentos de asaltos, lo que ya, claro es, nunca más se produciría.

Si bien es de señalar, como referencia puntual, que, con el correr de los tiempos, los cacereños de la Villa llegaron a disponer de dos Concejos como consecuencia de la división de la población en dos facciones. La del Bando de los leoneses, que moraban en la parte alta de Cáceres, esto es, en el Barrio de San Mateo, y la del Bando de los castellanos, que residían en la parte baja, la de Santa María.

Dándose el caso de que ante la severidad e insistencia en las peleas entre unos y otros contendientes de ambos bandos la Villa llegó a tener dos Concejos. Hasta que la Reina Isabel la Católica puso orden en tantas rivalidades, allá por 1477. y recondujo la situación a su estado natural de un solo Concejo, convirtiéndola en Villa de Realengo y con sus Regidores Perpetuos.

NOTA: La postal de la primera fotografía está captada de www.coleccion.net y la correspondiente a la la Torre de la Yerba está captada de la página web del Ayuntamiento de Cáceres.

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CUANDO EL CONCEJO SE REUNÍA EN EL PÓRTICO DE SANTA MARÍA by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

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