DON EUGENIO MATAS, UN PROCER DEL LATIN

Eugenio Matas García (1920-1983) fue y representó una institución de la enseñanza en el Cáceres de Aquellos Tiempos.  Y, por ende, uno de los señalados docentes y pedagogos con un lugar y una página de relieve en la historia de Cáceres. Un reconocimiento que supone y representa, al tiempo, un acto de justicia.

 

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Eugenio Matas, numerario de Latín en el Instituto «El Brocense», de Cáceres.

Eugenio Matas, que de siempre se distinguió por su respeto y seriedad con y hacia el alumnado, además del rigor y claridad de sus clases, nació en la localidad salmantina de Cantagallo. Y se licenció en Clásicas por la Universidad de Salamanca, con un brillante expediente académico.

Su primer destino fue en el Instituto Agra del Orzán, en La Coruña, donde permaneció dos años y logrando su traslado a Cáceres en 1948 como profesor numerario de Latín en el Instituto Nacional de Enseñanza Media «El Brocense«, donde el catedrático titular de la disciplina era una personalidad como la de don Martín Duque Fuentes. Un Cáceres, por cierto, en el que creció en sus tiempos bachiller y saboreando el ambiente de la ciudad, sus andanzas y correrías, sus estudios de bachiller, que compartiera con mi madre, Adoración, en el grupo de alumnos, aquella explotación ganadera de su padre, Cándido Matas, y que también tenía abierta al público una carnicería allá por General Ezponda, en las cercanías de la pastelería Cabeig… Y de tantas estampas de aquel Cáceres que tanto le cautivara.

Eugenio Matas se casó el año 1949 con la joven cacereña María Cascos Santaolaria, con la que tendría cuatro hijos: María Eugenia, licenciada en Clásicas y Derecho, Miguel, arquitecto, Pura, médico, y Alicia, profesora de Historia en Montehermoso. Y tan pronto como llegó destinado a nuestra ciudad se integró de pleno. Tanto que, enseguida, prometió que se quedaría a vivir en Cáceres para siempre. Dicho, pues, … y cumplido.

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Eugenio Matas, cuarto por la izquierda en la fila superior, durante su etapa en Licenciados Reunidos.

A principios de los años 50, mientras impartía sus enseñanzas en El Brocense, en cuyas aulas al entrar imponía el respeto propio de la época, tamizado con una relación cercana al alumnado, un grupo de profesores, entre los que se encontraban, además de don Eugenio Matas, otros enseñantes como doña María Victoria Collado, don José Díez y don Rodrigo Dávila, decidieron poner en marcha una academia para impartir clases particulares. Lo que llevarían a cabo en las dependencias de un lugar de tanto sabor como era la Casa del Mono. La Academia recibe inicialmente el nombre de Licenciados Reunidos y, posteriormente, se traslada a unas nuevas dependencias en la céntrica Plazuela de San Juan. Y rápidamente se propaga por Cáceres el prestigio de la misma.

De tal modo es así que pocos años después este grupo de licenciados se unen a don Eufemio Rubio Neila que, allá en la calle Gómez Becerra, 7, también había abierto las puertas otra Academia de preparación para el ingreso en el bachiller. De resultas de esa unión sale el Colegio Licenciados Reunidos San Juan Bosco. Una gesta heroica que aún hoy perdura con ese emblemático Centro.

El tiempo avanza. Y aquellos pipiolos bachilleres comenzábamos a balbucear con la primera declinación en Latín, “Rosa, rosae”, o la segunda, “Hortus, horti”, o la tercera, «Natio,nationis«, o la cuarta, «Senatus, senatus«, o la quinta, «Spes, spei«… Luego, caso de seguir el camino de las Letras acabaríamos Preuniversitario con “La Iliada”, mientras don Eugenio nos contaba la cólera de Aquiles y la Guerra de Troya, o «La Odisea«. Y es que don Eugenio Matas era conocido por su rigor docente y su amenidad en las aulas.

También fue llamado en su día por Casto Gómez Clemente, alcalde de Cáceres, ingeniero de Obras Públicas, con el que pasó a formar parte del Ayuntamiento, como concejal.

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casa en la que vivió don Eugenio Matas, en la calle Falangista Javier García.

Don Eugenio Matas vivió en la calle Falangista Javier García, hoy Mario Roso de Luna, casi en la Plaza Marrón, visitaba con cierta frecuencia la frutería Matas, que era propiedad de un familiar, y gustaba de las tertulias alrededor del panorama social cacereño.

Ya en el correr del tiempo cambió sus enseñanzas en Licenciados Reunidos y pasó, entonces a impartir clases de Historia en la Escuela de Magisterio, cuando también enseñaban en dicha Escuela, en la Avenida de la Montaña, don Daniel Serrano, don Eduardo Málaga o don Valentín Velasco, entre otros. Lo mismo que, posteriormente, pasaría del Brocense al Instituto Hernández Pacheco.

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Eugenio Matas, segundo por la izquierda, en un acto académico en El Brocense.

Por sus enseñanzas, siempre de interés y formación, han pasado numerosas generaciones y miles de alumnos de Cáceres, que, ahora, con el transcurso del tiempo, recordamos su dinámica por apretar las clavijas de la aplicación docente a los bachilleres. Algo que hoy, unas décadas después, hemos de agradecerle, aunque a veces hubiera que pasar por los malos tragos de los exámenes, de los suspensos o de las calabazas. Si bien don Eugenio siempre solía advertir a la muchachada bachiller, poco antes de entregar las calificaciones, que siempre consideraba actuar en justicia, puntualizando con precisión profesoral “Aunque a algunos no les guste”.

Ya en los años setenta don Eugenio Matas logró la cátedra de Latín, pero no llegó a tomar posesión de la plaza porque de hacerlo tendría que trasladarse a Badajoz.

Y don Eugenio Matas, siempre enamorado del paisaje de las calles de Cáceres, el social, el humano, el académico, el histórico, con los que gozaba y saboreaba del sentido humano de la vida, no se quiso desprender de aquella ciudad que siempre, siempre, siempre, grabó en lo más profundo de sus adentros. Acaso como un poema de inmensidad que hoy, tal vez, seguirá recitando por las campas de la eternidad..

(A María Eugenia Matas Cascos, cariño)

01: La fotografía de la casa en la que vivió don Eugenio Matas García es una gentileza de esa cacereña, cacereñista y cacereñeadora que es Julita G. Parra, que lo sabe todo de Cáceres y más. En los bajos de la misma se encontraba la Frutería Matas, que regentaban el señor Maxi y la señora Juana y cuyo almacén daba a la calle Clavellinas.

02: En la última fotografía aparecen, de izquierda a derecha, don José Díez, don Secundino Carballo, don Eliseo Ortega, don Abilio Rodríguez Rosillo, don Martín Duque Fuentes, don Raimundo Rodríguez Rosillo, don Eugenio Matas y don Miguel Antonio Esteban.

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DON EUGENIO MATAS, PROCER DEL LATIN by JUAN DE LA CRUZ GUTIERREZ GOMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

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