EL PALOMARCICO DE LA MONTAÑA

En lo alto de Cáceres, el Santuario de la Virgen de la Montaña. La excelsa Patrona, a la que tanto miran, con devoción y entrega,  los cacereños y por los que vela desde aquella impresionante atalaya. Un día, en el correr del año 1951, llegaron unas monjas de clausura, por una revelación a la fundadora de la Orden, y treinta seis años después, se marcharon del Santuario. Cáceres, siempre, siempre, siempre, con su Patrona. Este es mi artículo que hoy, 16 de octubre de 2020, aparece publicado en el periódico regional extremeño HOY.

Santuario de la Virgen de la Montaña, 1930
Santuario de la Virgen de la Montaña, 1930

            A principios de los cincuenta del pasado siglo, hallándose en Melilla la monja Rosario del Espíritu Santo Lucas Burgos para alzar un convento, tuvo una revelación de la Virgen escuchando “Melilla, no, Sagrado Corazón de Jesús, sí”. Las circunstancias la condujeron a Cáceres. Una visita al santuario de la Montaña, la explanada con la estatua hacia la ciudad, una charla con el Obispo alabando su llegada.

            En 1951 alcanzaban el Santuario cuatro religiosas contemplativas, hábito y velo blanco, pertenecientes a la orden Hijas de la Iglesia, luego Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada. Un lugar que denominarian palomarcico, sintiéndose los seres más dichosos, aunque todo escaseaba.

            Dificultades propias de los inicios: Penuria de espacios, desvanes utilizados como celdas separadas por cortinas, techos de carrizos y vigas de madera, agua que acarreaban desde Fuente Concejo, menos la de beber, que llegaba de la finca La Palacina, grietas y rajas del suelo… Al otro lado de la clausura, meditaciones, oraciones, confección de ornamentos litúrgicos, una borriquilla para surtirse de provisiones en la capital, hasta que se arregló la carretera, la satisfacción de la clausura… Desde la capilla del Cristo de la Salud, armoniosos cánticos.

Rosario del Espíritu Santo, fundadora de la Orden y de la Casa en Cáceres
Rosario del Espíritu Santo, fundadora de la Orden y de la Casa en Cáceres

            Con el levantamiento la Casa Diocesana de Ejercicios, la modernización y ampliación de las dependencias. Un enclave cuajado de cacereñismo.

             Transcurre el tiempo… Tras 34 años, las monjas se marchan de Cáceres con pesar, ya que la fundación era muy querida como revelación que tuvo la fundadora. La portavoz de las Esclavas hoy añade que, después de los 70, “el mayordomo, el santero e incluso algún capellán, fueron deteriorando su situación hasta hacerse imposible su permanencia allí”, que el mayordomo “las tenía como prisioneras”, que “todo lo tenían que hacer con permiso suyo” y “que los gastos eran pagados por las religiosas”. Además de los buenos recuerdos.

            En la identidad con la patrona, las bodas aumentaron en el santuario, llevando a las monjas a rezar en otras estancias, porque los ruidos dificultaban la vida de silencio y soledad.

            Una página entre plegarias y divergencias con unas monjas que llegaron al santuario cacereño y se marcharon…

            Cáceres siempre con su Patrona.

 

 

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