EL RETO DE EXTREMADURA

Las cifras del PIB, de la renta per cápita, de desempleados, la cuantía de las pensiones, el abandono, dramático, de las tierras y en todos los pueblos y ciudades de Extremadura nos hacen prever un futuro muy complicado y dificil. Sobre todo para los más jóvenes. Se trata, ni más ni menos, que del gran Reto de Extremadura.

Aquí os dejo mi artículo «El reto de Extremadura«, que hoy, 12 de noviembre de 2018, aparece publicado en el periódico regional «Hoy«.

EL RETO DE EXTREMADURA

 En estos tiempos tan extremadamente complejos y difíciles en tantos aspectos para Extremadura, como se puede deducir de numerosos informes en diversos ámbitos, desde la renta per cápita a las percepciones de los pensionistas, o los que resultan de la continuada pérdida de población joven, en la que se basa el futuro regional, tal como acaba de señalar el Instituto Nacional de Estadística, con una severa caída demográfica, con unas cifras macroeconómicas e industriales que resultan difíciles de digerir, derivadas, sobre todo de la carencia de expectativas profesionales, y, por tanto, del futuro de la Comunidad, y cuando la sociedad extremeña, con tantas cifras negativas en la mano, que airean el pesimismo regional en el presente y lo que aún resulta peor, en el mañana, es cuando se necesita echar mano, de todo punto, de la mayor conciencia de todos aquellos que ostentan representatividad política en cualquier grado y empresarial. Diputados nacionales y provinciales, senadores, parlamentarios autonómicos, alcaldes, concejales, inversores, industriales.

El articulista entiende que, más allá de las diferencias y las distancias ideológicas de los diferentes partidos, se hace preciso, de suma urgencia, aunar esfuerzos de suma generosidad entre todos, con el mayor grado de entendimiento y concordia, de aproximación de espacios para el diálogo más constructivo, de buena voluntad para posibilitar las coordenadas adecuadas que conformen el mejor recorrido y esquema de futuro de nuestra región, que, hoy por hoy, con tantos indicadores, no parece en el mejor camino. Insistimos, fundamentalmente para los brazos más jóvenes, la esperanza de la región, que temen tener que preparar las maletas de esta segunda riada migratoria que se va larvando, lamentablemente, de forma paulatina.

Cuando todos los municipios se despueblan, como sucede en toda Extremadura, incluidas las grandes ciudades, cuando la población envejece y cuando la estructura poblacional se reduce (señalemos que las expectativas demográficas para 2033 son aún menores que la población registrada en 1920), cuando la red ferroviaria se transforma en un desastre y en una desatención histórica, cuando no hay forma humana de retener al turismo rural, el histórico-artístico o el cinegético, más que unos mínimos días, cuando más de 400.000 extremeños viven con 700 euros al mes, como destaca el periódico “El País” del pasado 4 de noviembre, cuando los emprendedores extremeños no solo no encuentran facilidades para desarrollar y abordar los senderos idóneos y revitalizar la región, sino que se les plantean demasiadas adversidades, cuando el campo regional, de tantas posibilidades, se muere cada día un poco más, cuando algunos callan o ceden, lastimosamente, en decisivas reuniones de repartos de fondos públicos que benefician claramente a otras Comunidades Autónomas, cuando se desincentivan las esperanzas de los jóvenes, creemos que es llegado el momento de actuar con tanta exigencia como responsabilidad y dejarse el pellejo en defensa de Extremadura y de sus gentes.

Más aún cuando en tan solo seis meses tañerán las campanas políticas para convocarnos a comicios municipales y autonómicos a fin de que el pueblo extremeño, siempre tan resignado y conformista, con tanta capacidad de paciencia, que otros califican de ilimitada, con escasa actuación de protesta, lo que no hacen otros pueblos, precisamente, sino todo lo contrario, opte, mejor que nadie, por sí mismo, con sus propias papeletas electorales y decisiones, y determinar cuál es el mejor de los planteamientos para lo que, en opinión del articulista, deberíamos denominar, desde el mayor grado de compromiso, como la Nueva Extremadura. Y, eso sí, responder, puntualmente, de una vez por todas, de sus hechos y actuaciones.

Y que nadie olvide que en unos comicios se depositan los votos en las urnas teniendo en cuenta y en consideración las políticas tanto de quienes ostentan el poder en sus respectivos pueblos, diputaciones y gobiernos regionales como los planteamientos expuestos en los últimos años por la oposición.

Así las cosas, en escasos meses Extremadura dispondrá de la oportunidad de conocer el criterio de sus hombres y mujeres para decidir las líneas esquemáticas ante el reto del futuro. Al menos para el próximo cuatrienio.

Y, mientras el tiempo de la presente legislatura municipal y regional va agonizando, y prácticamente los partidos políticos extremeños ya se encuentran preparando la precampaña electoral, deseemos la mejor de las suertes a la tierra, porque, con las cifras y los datos, señalados estos últimos meses, en numerosas informaciones y artículos, Extremadura se merece el mejor de los futuros y que tanto en nuestros pueblos y ciudades como en los despachos del Gobierno central se le preste más y mejor caso a una región honrada, honesta y siempre dispuesta y entregada para arrimar el hombro en beneficio del país.

Pero ya es hora que el mismo se base, también, en las expectativas de las campas, de los campos y de las gentes de Extremadura.

 

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