EQUIPO DE BALONCESTO DEL I.N.P. (PRINCIPIOS 50)

En los comienzos de los años 50, cuando el deporte de la canasta daba en Cáceres iba dando sus primeros pasos, em base a un trabajo extraordinario y mucha voluntad por parte de un montón de jóvenes, se formó el equipo de baloncesto del Grupo de Empresa del Instituto Nacional de Previsión.

Jugadores evolucionando en campos de tierra, con terrenos desnivelados, con estacas que marcaban puntos referenciales en la cancha, con zapatillas de cáñamo, con los competidores pintando las lineas de la cancha. Un largo puñado de héroes que tomaron ciencia de su cometido, a caballo de la diversión, el deporte y la competición, y que poco a poco, con el tesón y la constancia por bandera, fueron sembrando una semilla que daría, a lo largo del tiempo, los más extraordinarios resultados. Tal como se puede apreciar en la historia del basquet cacereño y que durante muchos años mantuvo un equipo compitiendo en la máxima división del baloncesto nacional junto al Real Madrid, Barcelona, Estudiantes…
 
En la fotografía del equipo que defendía la camiseta y los colores del club de baloncesto del Instituto Nacional de Previsión de Cáceres, en aquellos tiempos, se encuentran de izquierda a derecha, a excepción del primero, cuyo nombre no hemos logrado averiguar, Domingo Salas de la Cámara, Martín Rojo Gil, Emilio Escudero Maillo, Joaquin Guerra y José Fernández García.
Nombres que hoy figuran en el recorrido del baloncesto cacereño junto al de tantas y tantas entidades, instituciones y empresas, además de otros nombres como los de Bohigas, Francisco González, Mimoso, Salvador Lucas, Agusti, Ayucar, Jesús Asunción, Frades, el padre franciscano Barrios, Pepe Manteca, Angel Salgado, Félix Candela, Tomás González,  Jesús Luis Blanco Morales, José Antonio García Recuero, que tanto y tan extraordinaria y exquisitamente honraron el deporte de la canasta vinculado a Cáceres.
 
La fotografía está captada del artículo que sobre los comienzos del baloncesto en la ciudad de Cáceres escribió en su día, en la revista «Alcántara«, 1981, nuestro siempre querido y admirado Martín Rojo Gil.

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