GUIA DE OFICINAS PUBLICAS DE CACERES (1925)

En aquel tiempo, principios de 1925, el periódico cacereño «La Montaña», que fundara Santos Floriano González y dirigía Narciso Maderal Vaquero, publicaba, entre otras, una sección con las direcciones de las Oficinas Públicas en Cáceres. Una ciudad que, por aquel entonces, contaba con unas 24000 almas.

guiadelaciudad-18-3-25-lamontanaUn tiempo en el que en la calle Canalejas, que primero fue Barrio Nuevo, luego Canalejas, después José Antonio, y, por último, Barrio Nuevo, se encontraban las sedes del Gobierno Militar, del Consejo Provincial de Fomento, de la Recaudación de Contribuciones, la Caja Extremeña de Previsión Social y la Arrendataria de Tabacos.

Y Margallo, la calle Moros, acogía, entre otras dependencias, la Comandancia de la Guardia Civil, la Comandancia de Carabineros y la Sección Agronómica Provincial.

Tiempos en los que la sede del Gobierno Civil se encontraba en la Plazuela de Santa María, albergando entre sus instalaciones, la Inspección de Vigilancia, la Inspección de Primera Enseñanza de la provincia, la Inspección Provincial de Sanidad y la Inspección Provincial de Higiene Pecuaria.

guiadelaciudad-18-3-25-lamontana-1La Casa de Socorro tenía sus instalaciones en el Ayuntamiento, Correos se encontraba en la Plaza de la Concepción y Teléfonos, entonces denominada Compañía Peninsular, se situaba en la Plaza Mayor.

Por aquellos tiempos el alcalde de la ciudad era don García Muñoz de San Pedro Torres Cabrera Mayoralgo y González de La Laguna, Conde de Canilleros y Caballero de Alcántara, el presidente de la Diputación era don Gonzalo López-Montenegro y Carvajal, Gentilhombre de Su Majestad Alfonso XIII, y el gobernador civil don José García Crespo.

Unos tiempos en los que la calle Pintores tenía el rótulo con el nombre del Rey Alfonso XIII, en los que el Café Santa Catalina (fundado en 1851) anunciaba «Ostras de Boó, Santander, el Gran Café Viena se anunciaba como «el establecimiento más concurrido de Cáceres», El Paraíso proclamaba «verdaderas gangas», se entronizaba el Sagrado Corazón en el Salón de Sesiones…

guiadelaciudad-18-3-25-lamontana-3El viaje en Omnibus Automóvil, desde la Plaza Mayor hasta la Estación, costaba 75 céntimos de peseta, «con derecho a asiento«, el Observatorio Meteorológico, instalado en el Instituto tenía al ciudadano al corriente de las temperaturas a través de la prensa, el Matadero Municipal anunciaba las reses sacrificadas cada día, se anunciaban también en la prensa los cultos en las iglesias, la Casa de Socorro hacía públicos los partes de incidencias, por Pascua había mercado de borregos en la Plazuela de San Juan…

Mientras tanto el bar El Sanatorio ofrecía «cigalas, percebes y gambas» en la Travesía de San Juan, desde todos los pueblos de la provincia llegaban adhesiones a los Amigos de la Colonización, el Ateneo iniciaba su andadura, el Gran Teatro avanzaba con todos arrimando el hombro, y la prense, también, se hacía eco de las horas de llegada y salida de los trenes…

guiadelaciudad-18-3-25-lamontana4A esas alturas Rosendo Caso ofertaba, allá en San Pedro, 19, «percales de camisa a 1,75 pesetas y guardapolvos superiores a 1,50 pesetas«, se celebraba la fiesta romería del Calvario donde los vendedores hacían su agosto con «cacahués torraos«, altramuces, naranjas, coquillos, bolluelas y tortas del Calvario…

También se aprobaba la pavimentación de la calle San Pedro, se daba luz verde al proyecto de la estatua de Gabriel y Galán, y, en una comida de confraternidad entre Jefes, Oficiales, Clase y Soldados, al toque de fajina. los militares daban buena cuenta del siguiente menú: Entremeses; Sardinas en escabeche, aceitunas y ensaladilla de patatas; paella a la valenciana, callos a la española y frite extremeño. Postre: Dulce de membrillo y pasteles. La comida se regó con vino de Valdepeñas. También hubo café con leche y cigarros. Ese mismo día, casualmente, se anunciaba el ascenso a general del coronel Nicolás Rodríguez Arias, que se despedía de Cáceres y a quien la suscripción popular le regaló el bastón de mando, que donara a la Virgen de la Montaña…

Y hasta se nos dejaba constancia se nos dejaba constancia de las esencias del jabón «Lagarto«…

 

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