JULIAN MATEOS, TODO UN GALAN CACEREÑO Y CINEMATOGRAFICO

Julián Mateos, 1938-1996, fue un cacereño apasionado por el mundo del cine, por la interpretación, y en cuyas artes triunfó en una época nada fácil, llegando a encaramarse a la cima del éxito como galán cinematográfico y por el que suspiraron muchas fans de la época. Aunque puede que quizás, que me perdone Julián, con quien mantuve una buena relación amiga, a pesar de la diferencia de años, algunos cacereños no supieran de su incansable labor en el panorama del celuloide.

 

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Julián Mateos, todo un galán cinematográfico cacereño

Siempre tuvo a gala presumir de su origen cacereño, dejaba constancia de ello, como puedo dar fe en mis diversos encuentros con él, mientras, todo sencillez y trabajo, se desenvolvía con inteligencia, afán de trabajo y superación constante en el cine.

Y desde que un día arrancara su carrera interviniendo en la película Los Desamparados, en el lejano 1960, cuando el periodista aún ejercía de bachiller de calzón corto, Julián Mateos no hizo más que batallar, ensayar, ofrecerse para papeles e interpretaciones en las que iba dejando constancia de su exquisita sensibilidad para el mundo del cine.

Poco a poco iba avanzando en el mundo del séptimo arte. Juventud a la intemperie o Los Castigadores son otros ejemplos de muestra acerca de su capacidad interpretativa, de su dotes. Y, claro es, de sus cualidades. De ahí a un señalado triunfo con su papel en la película Los atracadores.

Julián Mateos, cacereño siempre, y que hoy sería un gran Cacereñeador, bebía los vientos de su pasión por Cáceres. Devoraba libros, soñaba con paisajes de Cáceres. Pero el cine que era su vida, no le dejaba descansar casi nunca.

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Julián Mateos en su papel en la película El regreso de los Siete Magníficos

Son momentos de gran lucha personal. Y pasa a papeles de gran envergadura, como es el de su presencia, por ejemplo, en una gran película de la serie de los spaghetti westerns, como es El Regreso de los Siete Magníficos o su brillante representación del siempre complejo y estelar protagonista de Calisto en La Celestina.

Mientras tanto Julián Mateos combinaba el cine con Televisión Española y en cuyo archivo existen logradas representaciones artísticas suyas, con el papel de Hamlet o protagonizando, ni más ni menos, que la serie de Cervantes.

Y con Cáceres y Extremadura latiéndole en el alma, un día allá por los comienzos de los ochenta me confesó que iba a llevar al cine una de las novelas estelares del gran Miguel Delibes, uno de mis autores favoritos de quien recuerdo mi entrevista en su casa de la localidad burgalesa de Sedano. Se trataba de Los Santos Inocentes. El corazón me pegó un vuelco.

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La película Los Santos Inocentes obtuvo un gran éxito en el Festival Internacional de Cine de Cannes con el Premio a la Interpretación Masculina a Alfredo Landa y a Francisco Rabal.

En cuyo estreno, con el protagonismo de Alfredo Landa interpretando a Paco el Bajo, y de Francisco Rabal, escenificando a Azarías, y la dirección de Mario Camus ahí es nada, si no me equivoco en el Cine Azul de Madrid, con media Extremadura allí empezando por Juan Carlos Rodríguez Ibarra, como presidente de la Junta, el salón al final de la proyección inaugural se llenó de impresionantes, entusiastas y cálidos aplausos. Mientras Julián Mateos dejaba derramar unas senderos de lágrimas por los carriles de la emoción.

Un extremeño que cumplió su sueño de hacer algo grande por la tierra parda. Y que lo consiguió con una película que causó admiración. Y en la que el mismo autor de la novela, siempre sencillo, humilde siempre, estudioso y analista del paisaje y del paisanaje de Castilla ahondó con su pluma en la vida de un cortijo extremeño.

Premios como el del Círculo de Escritores Cinematográficos, el del Sindicato Nacional del espectáculo, el Sant Jordi, el Fotograma de Plata o el TO de Oro jalonan su trayectoria, mientras atrás iban quedando decenas de películas como Cyrano y d´Artagnan, Crimen, Tiempo de Amor, Oscuros sueños de Augusto, El último sábado, Bohemios, Tibetana, Olvida los tambores, La Carmen y muchas más y sus codeos, si se me permite la expresión, con Melina Mercuri, con Rommy Schnneider o Youl Brinner.

Una trayectoria, pues, impecable para un cacereño, natural de Robledillo de Trujillo, que llevaba a su tierra grabada y esculpida a sangre y fuego en lo más hondo de su alma. Lo que es bueno relatar para conocimiento, pues, de todos. Sobre todo de las nuevas generaciones de cacereños.

NOTA: La primera fotografía está obtenida del blog esateledeayer, la segunda pertenece al blog western-locations-espana.com y la tercera es el anuncio de su gran película como productor, Los Santos Inocentes, que triunfó en el Festival de Cine de Cannes con el premio a la mejor interpretación masculina a Alfredo Landa, en el papel de Paco el Bajo, y a Paco Rabal en la interpretación de Azarías.

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JULIÁN MATEOS, UN GALÁN CACEREÑO Y CINEMATOGRÁFICO by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

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