La Sopa de Reina es una tarta muy cacereña, al menos desde los años treinta del pasado siglo. Y de la que habría que decir, sencillamente, que, gracias al padre de Jacinto García Alonso, y al mismo, empresarios de toda la vida, la misma es una auténtica obra de arte. Y, además, claro es, riquísima.
Y es que la Sopa de Reina es, si se quiere, la tarta cacereña por excelencia, de reconocida fama y prestigio en el mundo de la dulcería, en Cáceres, en España y hasta en aquellos cuantos paladares internacionales la han degustado en sus viajes turísticos por la ciudad.
En Cáceres se producen unos dulces que, de siempre, como se suele decir en el argot coloquial, nos han llenado la vida y el paladar de un exquisito sabor y que han dado, y siguen dando, la vuelta al mundo. Perrunillas, rosquillas de anís, coquillos, nuégados, mantecados, floretas, pestiños, chicharrones, tortas de hojaldre, nevaditos, roscas de alfajor, trabucos, bizcochos de limón, petisús, magdalenas, bambas, merengues, yemas de san Pablo, cortaditos de cidra con cabello de ángel, buñuelos de viento, pastas de almendra, roscas de Málaga, que en Madrid, por cierto, reciben la denominación de rosas de Alcalá…
Y toda una larga serie de dulces que saben a gloria bendita. Y es que Cáceres ha sido, es y será, siempre, una ciudad muy dulce. Tómese como se quiera tomar.
Pero en el Cáceres de los años treinta del pasado siglo Juan García, a la sazón padre de Jacinto García Alonso, se esforzó, se afanó comenzó a pregonar a voz en grito, por utilizar un terminología coloquial, las excelencias de una tarta muy especial, deliciosa y con la que aún se nos hace la boca agua, a muchos. Se trata de la Sopa de Reina.
Un postre que, en su día, tuvo que improvisar de la noche a la mañana Bonifacio Garcia, el abuelo de Jacinto García Alonso, que durante tantos años regentó la pastelería La Salmantina, en los soportales de la Plaza Mayor. Y es que el abuelo de Jacinto, salmantino de nacimiento, residente en un precioso pueblo de dicha provincia que se llama Candelario, y pastelero de profesión, un día recibió el encargo del alcalde y de un hacendado de dicha población para preparar un postre especial con el que distinguir a la Infanta la Chata, que visitaba la población el 16 de julio del año 1916. A punto ya, por tanto, de cumplirse un siglo de la efemérides que dio lugar a la creación de tan dulce y suculenta obra de arte. Porque la Sopa de Reina es, sencillamente, y nada más y nada menos, que toda una obra de arte en el campo de la repostería y de la pastelería..
Como curiosidad señalemos que el nombre completo de la Infanta, hija de la Reina Isabel II y Francisco de Asís Borbón, según consta en su partida de nacimiento es el de María Isabel Francisca de Asís Cristina Francisca de Paula Dominga de Borbón y Borbón.
Bonifacio, un pastelero creativo, se puso manos a la obra y elaboró una tarta que se conformaba de bizcocho borracho relleno de yema, calado con Jerez oloroso, y con una capa de soufflé de merengue tostado por el exterior.
El postre hizo las delicias de la concurrencia y a quienes su autor se lo presentó con el elocuente nombre de Sopa de Reina. Aunque añadimos ahora que quizás hubiera sido más adecuado el de Sopa de Infanta. Pero tampoco vamos a restar el mérito al nombre con el que Bonifacio bautizó a su deliciosa creación. Porque sería una injusticia, una intromisión y una impertinencia, además de un despropósito.
Por cuestiones tan importantes de la vida, como resulta la cuestión de amoríos, un hijo de Bonifacio se instala en Cáceres. Juan García se volcó en el negocio dulcero. Primero en un local situado un poco más arriba de donde estaba la Imprenta La Minerva, con obrador en el número 7 de la calle Gertrudis Alta y desde el año 1946 en los soportales de la Plaza Mayor bautizando a su dulce negocio como La Salmantina. Y que, en el transcurso del tiempo iría compitiendo poco a poco, lo que se dice pronto, con la pastelería Cabeig, en General Ezponda, con La Granja, en la calle Moret, con el Horno de San Fernando, y con Isa, al final de los soportales de la Plaza Mayor. Además, claro es, de con otras pastelerías y con los deliciosos dulces y pastas que elaboraban y continúan elaborando, siempre con exquisito primor, las monjas de San Pablo, que entre polvorones, mazapanes, mantecados y otras delicias abrían y siguen abriendo el torno a cientos de visitantes con el saludo, siempre religioso, de «¡Ave María Purísima!«, que se escucha al otro lado del mismo, mientras desde el zaguán el visitante responde el tradicional: «¡Sin pecado concebida!«. Para añadir: «Buenos días. Yo quería…«.
Pero la Sopa de Reina, qué quieren que les diga, como buen goloso, se transformó en un dulce muy, muy especial. Tanto que han sido cientos y cientos, miles y miles las celebraciones que han tenido como ritual pastelero la Sopa de Reina, como me contara hace años Jacinto García Alonso, orillado en una charla junto a la Iglesia de San Juan.
Y es que Jacinto, nacido en el año 1934, todo un lujo de la repostería, de la dulcería, de la pastelería cacereña, que con tan solo 15 años ya aprendía repostería en La Salmantina, compatibilizándolo con sus estudios bachilleres en El Brocense, logró convertirse en un emblema y una manifestación de relieve en la empresa y en la sociedad cacereña. Como consecuencia también se encargó de difundir la Sopa de Reina, por el orgullo y la distinción familiar, que había que solicitar con tiempo. Esto es, de encargo. que era la mejor forma de asegurarse la Sopa de Reina.
Atrás, ya, quedan las páginas de muchos cumpleaños, de muchos santos, de muchas bodas, de muchas celebraciones de todo tipo y condición con la Sopa de Reina que, como señala Jacinto, es el postre más emblemático de Cáceres.
Una larga historia, la de la Sopa de Reina, que se encargó de pregonar a los cuatro vientos de los paladares cacereños Jacinto García, siempre entrañable y siempre buenísima persona. Todo corazón el amigo Jacinto y un CACEREÑEADOR de lujo.
NOTA: La fotografía de Jacinto García Alonso con su hijo está captada del periódico «Extremadura«, las de las tartas son del blogspot cacocinas.com, y la última está captada del periódico «Hoy«.
Y aquí teneis la receta de este dulce tan cacereño y tan delicioso. La misma está sacada del blog cacocinas.com.
Bizcocho Genovés:
• 6 yemas de huevo
• 6 claras de huevo
• 150g de azúcar
• 150g de harina
Elaboración:
Con estos ingredientes haremos dos planchas de bizcocho, nos quedarán finitos, tenemos que controlar mucho y digo mucho el tiempo de cocción porque es un bizcocho que se hace enseguida y corremos el riesgo que nos quede seco o se nos queme.
Lo primero precalentar el horno a 180ºC, siempre dependiendo de cada horno, hablo desde el mío. Montaremos las claras, agregaremos el azúcar y seguiremos montando, añadimos las yemas de una en una y mezclamos bien, volcaremos la harina tamizada sobre el bol, y con una lengua repostera vamos a mover toda la masa con movimientos envolventes. “ En la pastelería ponían el doble de estas cantidades, y mezclaban la masa con las manos”. Pero era por la cantidad que hacían.
Metemos esta mezcla en una manga pastelera con una boquilla redonda, y la vamos a poner sobre un papel de horno, haciendo cordones en la misma forma de la hoja, y al acabar con una espátula la repasamos bien para cubrir huecos, horneamos (podemos hacer las dos planchas de bizcocho a la vez o por separado, mi consejo es hacerlo por separado, así las tenemos a la misma altura para obtener la misma cocción en el mismo tiempo y temperatura.)
Una vez hechos los bizcochos, pondremos otra hoja de papel de horno sobre él, le damos la vuelta y cuando enfríe le quitamos el papel que lo cubre, no antes de que esté frío para que no se nos quede pegado. Los vamos a reservar.
Lo siguiente es hacer un jarabe para emborracharlos.
Almíbar para emborrachar:
• 250ml de agua
• 250g de azúcar
• La misma cantidad que de agua pero en Jerez Oloroso Seco
Elaboración:
En un cazo metemos el agua con el azúcar, deshacemos bien y cuando llegue a 105ºC apartamos del fuego, vertemos el Oloroso en caliente, dejamos unos minutos reposar y reservamos para luego calar el bizcocho.
Estos bizcochos van rellenos de crema de yema, y emborrachados.
Crema de yema:
• 125g de yemas de huevo (ocho huevos más o menos)
• 150g de azúcar
• Unas gotas de limón para que esta crema no se nos oscurezca con el paso de las horas.
Elaboración:
Jacinto, el nieto de Bonifacio, nos muestra un vídeo, en el cual la hace en el micro, durante dos minutos. A mí me costó un poco más, la hice al baño maría, pienso que aunque cueste un poco más la tenemos más controlada y evitaremos que nos cuajen las yemas. Y seguro que Bonifacio en el año 1917 no usaba microondas.
Mezclaremos las yemas con el azúcar a 109ºC de temperatura, trabajaremos rápido para evitar que cuajen. Nos ha de llegar a quedar con una textura parecida a una crema o natilla. Más o menos en 15m lo tendremos.
Siguiente paso, y el uno de los importantes, tenemos que preparar un merengue italiano, sino tenéis práctica, os aconsejo mucha paciencia. Porque si no os sale bien, con un punto de bola duro el merengue se nos humedecerá y por tanto no quedará duro. (Truco que nos enseña Jacinto, es ponerle azúcar glas al final de terminar el merengue, yo también os lo aconsejo. ) No dejéis de batir con la varilla eléctrica hasta que veamos que nos cuesta bastante mover la varilla.
Merengue Italiano:
• 8 claras
• 200 g azúcar
• 100g de azúcar glas
Elaboración:
En un cazo vamos hacer un almíbar que ha de llegar a 121ºC antes de mezclar con las claras, ( si tenéis un poco de experiencia sabréis que está hecho cuando queda reducido casi a la mitad, y al echar con la ayuda de una cuchara un hilo nos queda gordito y espeso)
En un bol vamos a semimontar las claras, cuando estén tendremos ya hecho el merengue, sin parar de montar iremos poco a poco agregando el hilo de almíbar, (mejor si os ayudan, yo lo hice sola y cansa, pero no se puede parar) así hasta terminar con él. Pero no dejaremos de batir aunque no tengamos almíbar, se nos ha de quedar duro, yo use el truco para secar el merengue de añadir el azúcar glas, hacerlo porque si no saldrá el agua de las claras.
Recetón verdad ???? Pues ahora viene lo divertido, el montaje y la decoración. Es la receta más larga de contar que he escrito nunca.
Vamos primero con los bizcochos;
Solo tener la crema de yema preparada cogemos los bizcochos para que vayan tomando humedad. Rellenamos las placas con la crema de yema, y emborrachamos la que nos queda arriba. Y con un cuchillo, de sierra mejor, y con cuidado vamos a hacer sin separarlos cuadraditos.
Escogemos el plato para presentar, cuadrado por supuesto! ya que esta tarta se monta en forma de pirámide.
Colocaremos los cuadraditos del bizcocho en un cuadrado, ponemos merengue encima y espolvoreamos con canela en polvo. La siguiente capa es igual pero meteremos un poco hacía dentro los cuadrados para ir formando la pirámide, cubrimos con merengue y hacemos la misma operación por último.
Por ultimo seguiremos ahora cubriendo toda la tarta con merengue, vamos a napar. Con una espátula la cubrimos, no os preocupéis si no queda perfectamente lisa, no se trata de alisar, sino de cubrir bien. Ufffff….. casi llegamos eh!!!!
Os cuento la anécdota, veréis que esta tarta es como una corona, a mí al menos me da esa sensación, y vemos que bajo de los adornos esta dorada, o tostada. Bueno esto se hace con un soplete “de cocina” por favor!!! porque Jacinto usaba el de fontanería. O su abuelo unas resistencias. Bien pues lo que vamos hacer es ir dándole vueltas mientras le pasamos el soplete y se va tostando sin llegar a quemar.
“La anécdota, es que el señor Caco Galmés, me regalo un soplete, cuál fue mi sorpresa cuando fui a rematar la faena, y…… no tenía gas. Sábado tarde, tiendas cerradas, ay que dolor me dio…. Menos mal que acabe encontrando gas para rellenar el soplete…… “
Cuando este doradita, con una manga y una boquilla rizada “finita” si tenemos y si no la más pequeña que sea posible, hacemos los adornos de la misma forma
LA SOPA DE REINA, UNA TARTA MUY CACEREÑA by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.