Juan Muñoz Chaves, una destacada figura de la política y de la sociedad cacereña, es uno de esos escasos personajes que cuenta con una estatua en la ciudad.
Juan Muñoz Chaves (Bienvenida, 1855-Cáceres, 1917) fue diputado provincial, senador por Granada y Cáceres, presidente del Partido Liberal en Cáceres, decano del Colegio de Abogados, presidente de la Cámara Agrícola, director general de Administración Local, amigo íntimo de Segismundo Moret, que fuera presidente del Consejo de Ministros, y que, posteriormente, lamentaría no haber depositado en las manos del mismo una cartera ministerial.
Emilio Herreros Estevan, con uve, que fuera presidente de la Diputación Provincial de Cáceres, le definió, a su muerte, como “hombre de fuerte complexión, de grandes bríos, infatigable y activo física y espiritualmente”. El mismo conformó toda una figura en lo social y en lo político.
De notoria inteligencia, de gran capacidad de trabajo y elocuencia oratoria, con señaladas influencias en el plano moral y político, propietario, también, del periódico cacereño diario «El Noticiero«, con virtudes como la lealtad, la generosidad y el valor moral, así como la pulcritud en los compromisos que abordaba, Juan Muñoz Chaves falleció nada más llegar a su casa, en la calle Moreras, por una afección cardíaca, tras un juicio en la Sala de lo Criminal de la Audiencia de Cáceres y en el que tuvo como oponente a una figura de la talla de Melquíades Alvarez, Jefe del Partido Reformista. Un juicio, por cierto, que se convirtió en toda una cita de relieve, de comentario y de interés en todo Cáceres, que desbordó la sala judicial y hasta las calles adyacentes.
Cáceres perdía de este modo, según subraya el periódico «El Noticiero» a su primera figura política.
Su muerte que produjo una inmensa oleada de consternación y testimonios del más profundo pesar en el todo Cáceres y en los ambientes políticos nacionales. De tal forma que el periódico cacereño «El Bloque» señalaba que “La masa neutra, la que no tomó parte en las apasionadas luchas políticas de estos últimos años, ante su memoria se descubre con sentido y profundo respeto, sus adversarios olvidarán seguramente las heridas de la lucha pasional y rezarán una oración por el alma del hombre que supo perdonar también a sus enemigos”.
Su entierro constituyó una impresionante manifestación de duelo. Como nota anecdótica señalemos que en dicho periódico se subraya que la comitiva fúnebre se abría con “muchos asilados y gran número de pobres con velas encendidas, seguían las Cofradías y el Clero con cruz alzada, a continuación el féretro sobre el cual iba el birrete del ilustre abogado”.
Por su parte un cualificado político cacereño como era Rivas Mateos le definía como “cerebro poderoso, gran palabra, la decencia hecha carne, lealtad, entusiasmo, el hombre incansable y tenaz”, añadiendo que “no alcanzó de la política otra recompensa que los dolores de la injusticia y la postergación”.
Tras su fallecimiento se levantó esta estatua en su recuerdo, justo en el lugar donde hoy se encuentra la Fuente Luminosa, y Javier García Téllez obtuvo esta fotografía que se publicaba en la prensa nacional de la época.
Ahora, observando la fotografía, solo cabe añadir: ¡Vaya cambio en la panorámica de la ciudad, noventa y ocho años después, de aquel descampado cacereño, centro neurálgico, del Cáceres de hoy…!
La estatua es obra de Mateo Inurria, un cualificado escultor español, restaurador de La Mezquita cordobesa, y autor de numerosos monumentos, como el de Lope de Vega, en Madrid, o el erigido al Gran Capitán, en Córdoba.
En la estatua cacereña destaca la inscripción «In legibus salus» («En las leyes está la salud«).
Finalmente dejar constancia, que Juan Muñoz Chaves presta su nombre al callejero en Cáceres, en Arroyo de la Luz, en Brozas…
MUÑOZ CHAVES Y SU ESTATUA EN CACERES by JUAN DE LA CRUZ GUTIERREZ GOMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.