NOMBRES INCLITOS DE MUJERES Y LUGARES DE VIDA DISTRAIDA

La historia de los nombres de mujeres y lugares de vida distraída en Cáceres cuenta con un muy amplio relieve a lo largo de los tiempos.

mujeres y lugares
Las casas de mujeres de vida distraída abundaron desde hace mucho tiempo en Cáceres. Al menos, que se tenga constancia, desde los tiempos de los Reyes Católicos.

Tanto que hemos decidido dejar constancia de una página tan solo de nombres ínclitos de mujeres y lugares de vida distraída a propósito del artículo que publiqué hace en su día en el periódico EXTREMADURA y en el periódico digital extremeño REGION DIGITAL, titulado ISABEL GOMEZ, UNA CACEREÑA DE VIDA DISTRAIDA, que prestaba las excelencias de su escultural cuerpo en su casa de la Cuesta de Aldana, por lo que relatan las crónicas, allá por los tiempos de la Guerra de la Independencia.

Y es que si tiramos del hilo de la historia, y desde que la Reina Isabel la Católica, allá por el año 1.491, decidió sacar de la Villa lo que se denominaba en aquellos tiempos como Casas de Pecado, trasladándolas a la calle Damas, podríamos comprobar cuán largo se conforma este mundillo de alegres y jacarandosas pasiones carnales y otras historias de parecidas características, que aunque solo sea por curiosidad, merece la pena ir sacando a colación para conocimiento de los lectores

De Isabel Gómez, la Folica, ya señalábamos que siempre iba acompañada y protegida por su dama de compañía La Lagarta, que es un apodo de amplia repercusión y expansión en la referencia coloquial sobre en el mundo de las manceb

Aunque mi archivo no da para mucho en tales historias, queda evidente que en Cáceres, como en todas partes, el oficio más viejo del mundo ha tenido hartas presencias, clandestinas o no, en la historia de la mancebía. Y que, por mor de los destinos de la propia evolución de la ciudad, fueron cambiando los escenarios. Incluso, claro es, tratando de burlar las Ordenanzas, las Leyes y las Normativas.

ISABEL LA CATOLICA LA BUENA
La Reina Isabel la Católica mandó sacar las casas de pecado del recinto intramuros de Cáceres en 1491.

Aún cuando desde los tiempos de la Reina Isabel la Católica ha llovido bastante poco a poco van apareciendo nombres curiosos y llamativos por lupanares, casas de lenocinio, burdeles, mancebías y garitos..

Por ejemplo, aunque el orden no va con el correr de los tiempos, por ahí se andan mujeres cacereñas y del viejo oficio de prestar sus atributos a cambio de los estipendios que se acordaran entre ambas partes, con alcahuetas, celestinas correveidiles , trotaconventos, enredadoras, soplonas, chismosas o madames, que de todo hay en la viña del Señor.

Nombres tan populares en sus tiempos como los de La Roja, la Cuerva, que parece y suena como muy acorde y bastante apropiado con el empleo que le daba sustento, Rufina la Viuda, la Buñuelera, Isabel Cilleros y apodada como la Brava, lo que no es poco, la portuguesa María conocida como La Cartucha, o la tia Aviluche.

También, en el recorrido, no podemos dejar atrás a personajes tan populares y de relieve, por estos parajes de la promiscuidad, como en su día fueron y representaron Ana La Casareña, la tía Freja o la Pájara, otro nombre de altos vuelos propicio para el desempeño de tales cometidos.

Lo mismo que es de dejar constancia, según las páginas de la historia, de la esbeltez y físico de Lala, una conocida y admirada meretriz famosa de los años 1.800.

Asimismo es de hacer referencia a mujeres, que según algunas crónicas de la historia, gozaban de presencia espectacular, como fueron en su día y en los ambientes prostibularios cacereños o cacerenses la Gilda o Carmen La Gitana.

Otras figuras destacadas de la cualificada prostitución cacereña, según señala el investigador e historiador cacereño Publio Hurtado eran personas de crédito como la Maringa, la Jorja o la Tía Toñuela.

Respecto al de los lugares de citas aparecen como denominador común algunos tan curiosos como la Casa de Luisa, la Piqueira, la Casa de la Vasca, la Casa de Mary Carmen, el Lupanar del Llorón, el de la tía Mosquera, el del tío Pavón, el Pernil de las Doncellas, la Mariza en la calle Moros, intermediarios como el tío Legaña, Antolín, el Avellanero, o garitos como el Tirirí o La Cuca.

No puede faltar la referencia a una mujer de alto relieve en estos parajes como es Teresa Berrocal, conocida como la Berrocala. Mujer de vida licenciosa allá en el segundo tercio del xiglo XIX. Y de la que la leyenda quedó en canción popular, por su afición a los toros, del siguiente tenor:

A la Berrocala
la ha cogido el toro
y metido el cuerno
por el as de oros.
A la Berrocala
la ha vuelto a coger
y metido el cuerno
otra vez.

Fuentes: J. R. Alonso de la Torre
Publio Hurtado

NOTA: La primera fotografía se corresponde con el cuadro titulado «Mujeres de la casa del arrabal», de José Gutiérrez Solana. La imagen de la Reina Isabel, La Católica, está captada de la página historiaybiografías.com

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