TIERRA DE SILENCIO

Se cumplen ahora 35 años de la publicación de mi novela TIERRA DE SILENCIO, que se basa en y sobre el drama migratorio de Extremadura. Una de las mayores tragedias histórico-sociales de nuestra región.

Una tierra desgarrada, la extremeña, por la sangría de la emigración en ese arco, segmentado desde los poderes políticos, entre el Gobierno y el desarrollismo industrial, que se centra en una serie de Comunidades, fundamentalmente Cataluña, el País Vasco y Madrid, que se potencian, de forma excepcional a raíz de los años sesenta, en base al esfuerzo de los jóvenes brazos de los muchachos extremeños, castellano-manchegos, andaluces, castellano-leoneses, emigrando hacia los polos de desarrollo, ayudando, con su sudor a levantar otras tierras ajenas   todas sus dinámicas, en aquel entonces, mientras las extremeñas se perdían por las campas del olvido de tantos y de tantos… ¡Malditas paradojas…!
Una injusticia y un severo dolor, el de los emigrantes, en todas sus vertientes: La lejanía familiar, ay, el abatimiento de los pueblos extremeños, el decaimiento económico, el desvencijamiento de la historia y las historias, de las tierras, de las tradiciones y costumbres, de los paisajes humanos, el desmoronamiento de las casas sensibilidad y la hondura de nuestras gentes… Y que hoy, todavía, continúan perdiendo hombres, mujeres, niños…
Lo que aún resulta peor: A fecha de hoy, 16 de septiembre de 2019, todos, absolutamente todos los municipios extremeños, incluidas las grandes ciudades, Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Don Benito, Navalmoral de la Mata, Zafra, Miajadas, siguen perdiendo jóvenes y población respecto al pasado año…
¡Cuánta lástima y dolor segmentan los surcos de Extremadura, con la sangre de sus gentes, de su paisanaje, de sus nativos, traspasando la linde regional…!
En la contraportada de la novela se puede leer: «TIERRA DE SILENCIO, una novela que se desarrolla en un imaginario pueblo de Extremadura, refleja el drama de la emigración. La novela es una denuncia sobre una de las mayores injusticias que padece el pueblo extremeño, la emigración, así como la búsqueda de unos caminos de identidad y concienciación ante la grave problemática regional».
Asimismo se señala en dicha contraportada: «TIERRA DE SILENCIO rescata para Extremadura la novela social. Pero también es una novela política, con la que Juan de la Cruz nos acerca, suave y dramáticamente, al mundo de la emigración. TIERRA DE SILENCIO es una novela que sabe a Extremadura y donde más allá de la crítica se perfila un horizonte de esperanzas al que hay que saber llegar«.
Treinta y cinco años después, sin embargo, lamentable, lastimosamente para el pueblo extremeño, continúa latente la tragedia migratoria, con la paulatina marcha de sus brazos más jóvenes, mientras todos los pueblos y todas ciudades de la región continúan una pérdida poblacional.
Así comienza la novela:
«Cuando se iniciaba el día Campoáguila mostraba en sus callejuelas y plazas la huella del silencio que solo se rompía, rítmicamente, por el canto de los gallos desafiándose con el respaldo de las tapias que separaban los corrales.
A esa hora algunas estrellas todavía naufragaban entre las aguas del cielo. Poco más tarde, a lo lejos, asomaba el resplandor solar por un resquicio entre las montañas que se alzaban, enormes y gigantescas, como grandes dioses, presidiendo la humilde y sencilla vida de aquel pueblo casi perdido en la inmensa geografía extremeña.
Campoáguila, situado en un paisaje agreste y pintoresco, había sido y era un pueblo marginado de las acciones de desarrollo, de progreso, de justicia social, y que en muy contadas ocasiones había conocido la preocupación y ayuda de los órganos de la Administración. Pueblo cargado de desatenciones y abandono, larga y dramáticamente deshabitado, con el permanente calvario de una socioeconomía rudimentaria y regresiva, que guardaba entre sus reliquias una iglesia con el tejado medio derruido, cuyos fieles más asiduos eran las golondrinas, gorriones y vencejos que anidaban en su interior. 
También eran fieles y casi devotas visitantes de la iglesia, de año en año, cuatro o cinco parejas de cigüeñas que levantaban sus nidos sobre la torre del campanario, allá por San Blas, portando el presagio del buen tiempo…«.
Baste señalar tan solo que, a fecha de hoy, según las cifras oficiales, la región extremeña cuenta con 1.046.329 habitantes. Y que hoy, treinta y cinco años después, se contabilizan 1.070.586 almas. O, lo que es lo mismo, a día de hoy la población actual es prácticamente similar a la que se registraba en el año 1920.
Sin embargo es de subrayar, asimismo, que en el año 1920 España contaba con 21,388.531 habitantes y hoy son 47.007.6737 los ciudadanos que se registran en nuestro país…
La portada e ilustraciones de la novela «TIERRA DE SILENCIO» forman parte de un haz con unos llamativos dibujos, obra del prestigioso y cualificado pintor extremeño Juan Carrillo, afincado en París.

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