La diócesis de Coria-Cáceres lleva ya, vacante, la friolera de veinte meses vacantes. Desde el nombramiento de su anterior titular, Francisco Cerro Chaves, como Arzobispo de Toledo. «Totus tuus» es, con ese hilo argumental, mi artículo que hoy, 1 de octubre de 2021, aparece publicado en el periódico regional extremeño «Hoy».
La diócesis Coria-Cáceres lleva veinte meses sin titular. Podrían ser más. Siquiera sea por tratarse de Extremadura. Como, por ejemplo, el tema del AVE. Un largo tiempo desde que el malpartideño Francisco Cerro Chaves, doctor en Teología Espiritual y en Teología de la Vida Consagrada, humanista, intelectual, moderado, fuera nombrado Arzobispo de Toledo, Primado de España. Cargo de relieve eclesiástico, antesala probable del cardenalato.
Cuentan algunos de los que saben del tema en sus interioridades, más allá de cuanto emana del estamento eclesial, que el nombramiento del titular de esta diócesis se vincula significativamente, entre otros complejos planteamientos, a la postura del candidato episcopal sobre la cuestión, nada irrelevante, por cierto, de que la patrona de Extremadura, la Virgen de Guadalupe, pase a encontrarse en la diócesis de Coria-Cáceres y dejar de pertenecer a la de Toledo.
Un tema de señalada importancia, sobre el que la portavocía vaticana no se pronuncia. Una forma de relegar el asunto. Lo de siempre. Pero que proclamamos injusto de toda injusticia. Queda claro que el jesuita Francisco I no se encuentra por la labor. Lo más cómodo para que otros no se subleven.
Ante ello la Roma vaticana permanece vigilante al perfil del próximo Obispo de Coria-Cáceres, que debiera ser extremeño y con unas condiciones programáticas que no parecen fáciles: La pavorosa desatención al mundo rural cacereño y su tragedia migratoria, la crisis económica, el paro, el nuevo espíritu social…
Una figura que debe de mostrarse cuidadoso y hábil sobre la polémica de la patrona extremeña, que no puede caer en saco roto, y cuya figura aparece en el escudo episcopal de Monseñor Cerro.
Aunque pareciera que la reivindicación sobre la diócesis en la que se encuentra la Virgen Morenita decae, popularmente hablando, un servidor, al menos, opta por elevarlo a la importancia que requiere…
Hoy suena el nombre de un cargo en Sevilla, relacionado con Alcuéscar. Pero en El Vaticano nunca se sabe.
Un buen y acertado articulo que reivindica la justa reclamación de Extremadura en torno a su Santa Patrona. El silencio de El Vaticano es doloroso y lamentable para Extremadura.
Muchas gracias, querido Angel, por tu comentario. Siempre tan acertado en tus criterios, en tu ponderación y en tu sentido clarificador de los temas. En este caso, como ambos dos sabemos y conocemos, en el que se mezcla nuestra pasión, acendradamente cacereñista-extremeñista, y ese sentido en el que la reivindicación de que la Virgen de Guadalupe pase a estar ubicada en la geografía eclesiástica cacereña es un agravio tremendo, por parte de la iglesia… Por mucho que otros se empeñen en lo contrario.
La histórica y tradicional prudencia, humildad, sencillez y capacidad del pueblo extremeño no quiere decir que no sea reivindicativo.
Ya es hora que tantos años después, Guadalupe, y otros treinta y un pueblos extremeños que, aún continúan formando parte de la diócesis de Toledo, todo un anacronismo, pasen, de una vez por todas, a formar parte de la diócesis de Coria-Cáceres.
Gracias a todos los sacerdotes extremeños, que, aún con cierto temblor y cuidado, se muestran partidarios de una Guadalupe extremeña… YA.
Un gran abrazo, mi querido amigo Angel.
Importante artículo, como todo lo que escribe el periodista Juan De la Cruz.
Muchas gracias, Marisa, como siempre, por tu amabilidad y generosidad con mis artículos. Un abrazo.