Que Guadalupe siga perteneciendo al Arzobispado de Toledo, eclesiásticamente hablando, es un anacronismo y una desconsideración contra Extremadura. Ya vale. «A MONSEÑOR CERRO CHAVES», es la reflexión de mi artículo publicado el 7 de marzo de 2023 en el periódico regional extremeño «Hoy».
Un dicho tradicional en el seno de la iglesia señala: “De Roma viene lo que a Roma va”. Resulta evidente que la Virgen de Guadalupe es la patrona de Extremadura, que Guadalupe forma parte de la región extremeña, pero que, eclesiásticamente hablando, pertenece al Arzobispado de Toledo, y que no hay forma humana de entender semejante anacronismo.
Hemos sido y somos bastantes los extremeños que luchamos, como buenamente podemos, en el intento de rectificar esa vieja concepción histórica. Un capricho lamentable y funesto de un ambicioso arzobispo toledano, Rodrigo Jiménez de Rada, que se remonta a 1.222.
Una injusticia clamorosa que consiente el Vaticano porque desde la iglesia española, hasta donde conocemos, no se ha insistido ante Roma.
Monseñor Cerro Chaves, de Malpartida de Cáceres, intelectual, humanista, teólogo, partidario de devolver Guadalupe a Extremadura, ejerce, desde hace dos años, como Arzobispo de Toledo y Primado de España, camino del cardenalato. Y él es, desde el clamor extremeño, la esperanza para que tamaño desatino se revierta en justicia y Guadalupe pase a formar parte, de una diócesis de la Provincia Eclesiástica de Extremadura.
En su palabra y en él, confiamos profundamente.