EL DESANGRAMIENTO DE EXTREMADURA

Desde los años cincuenta de la pasada centuria la región extremeña ha perdido, oficialmente, casi ochocientos mil habitantes, en una agresión pavorosa contra nuestras gentes y pueblos, que envejecen de modo alarmante. Si un político extremeño conociera el dolor de la separación del lugar en el que le nacieron, la distancia de las familias y la pérdida de las raíces histórico-costumbristas y populares, quizás sintiera remordimiento. Pero… ¡quiá…! «El desangramiento de Extremadura» es el título de mi artículo que hoy, 30 de enero, aparece publicado en el periódico regional extremeño «Hoy».

Artículo "El desangramiento de Extremadura", publicado en "Hoy", el 30 de enero de 2.022
Artículo «El desangramiento de Extremadura», publicado en «Hoy», el 30 de enero de 2.022

Ya son algunos los artículos y ensayos sobre la emigración extremeña, en los que el periodista ha dejado constancia, entre otros aspectos, de: La crudeza y severidad de la misma y hasta la desconsideración de quienes consienten tamaño proceso, tanto en Madrid, como en Extremadura, donde apenas se ha hecho prácticamente algo para cerrar las puertas a la sangría migratoria, diga lo que quiera algún político de ayer, algún político de hoy.

El articulista disponía de otros temas en el morral. Pero hace escasos días nos asaltaba la lamentable noticia de que, a fecha de uno de enero pasado, la región extremeña cuenta con seis mil habitantes menos que hace un año. Cuando los datos oficiales subrayan que la oleada migratoria asciende, desde los años cincuenta, a más de setecientas mil personas.

Si a un mandatario político extremeño no le duele la conciencia con estas cifras, o no le duele el alma, es que, permítaseme, carece de corazón.

¡Qué poco saben de lo que representa el alejamiento de las familias, el dolor moral de una distancia –que casi nunca se acortará– cuando los brazos jóvenes de las respectivas generaciones cierran los ojos, embarcándose más allá de las lindes migratorias! Para instalarse, como es habitual, en los epicentros industriales de Barcelona, País Vasco o Madrid…! Desde donde, separados de sus familias y pueblos de la tierra parda, de su costumbrismo e historia, todos los municipios, salvo alguna excepción, continúan cayendo en picado demográfico, desangrándose, despiadadamente, con la despreocupación de quienes consienten seguir abriendo las puertas a la emigración y la decadencia demográfica regional.

Pueblos que, al tiempo, se envejecen de modo pavoroso, van perdiendo paulatinamente su historia y se van desvencijando en medio de un abandono en el que no hay forma humana alguna de incorporarse y revitalizar el fenómeno existencial de los pueblos extremeños.

La desatención y el conformismo de siempre, como unas raíces de las que casi ningún mandatario extremeño ha tenido consideración. Salvo que alguno tenga algo que justificar.

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.