La mina de litio, a un kilómetro de la Ciudad Medieval de Cáceres, amenaza con instalarse… Poco a poco… De forma velada… Lo de siempre. Hace falta un debate largo, sosegado, sin pasiones, antes de que se pueda cometer cualquier atrocidad. «EL LITIO, PODEROSO CABALLERO», es el título de mi artículo que hoy, 17 de febrero, aparece publicado en el periódico regional extremeño «Hoy».
Ya penetran las primeras avanzadillas del litio por la Sierra de la Mosca. Aunque con suavidad y delicadeza, conocedores de que, más pronto que tarde, habrán de lograr sus objetivos. Un camino estratégico, para no quemar en demasía a las gentes cacereñas, tratando de que apenas se sienta su presencia invasora, a la vera de la Ciudad histórico-monumental.
Eso hay que hacerlo con prudencia exquisita y generosidad, como ya se palpita con sus primeras ayudas. Que los cacereños, harto pacientes y prudentes aguantan carros y carretas. Inclusive el silencio de sus representantes en las instituciones.
El jefazo de los litistas, permitidme el término, presidiendo la reunión del Consejo, en una mesa ovalada, en madera de nogal turco, paredes forradas también en nogal, retratos de prebostes, dice:
— El tema pinta bien. ¿No veis cómo desde los años cincuenta los procesos industriales se han llevado a ochocientos mil extremeños, mientras Extremadura se desangra y no pasa nada?
Los convocados miran al jefazo, asintiendo cuando coinciden sus miradas.
Prosigue el jefazo con que lo tiene todo controlado, como deben de saber los gobierno monclovita y autonómico.
— ¿No os dais cuenta que el AVE lleva treinta años de retraso y tampoco pasa nada?
Se allana el camino a los mandatarios del litio, que, ávidos de poder, abrirán caminos y zanjas.
Nuevamente, el jefazo:
— ¿No leéis en las estadísticas socioeconómicas e industriales que Extremadura suele figurar en los últimos lugares?
El litio ya perfora en voluntades ajenas. Aquí, perdónenme algunos, todo es por la pasta.
Habla el jefazo:
— Viajaremos con algunos cacereños a Australia, que conozcan la empresa matriz y símbolos, como el Parque Uluru-Kata Tjuta, Patrimonio de la Humanidad, comer barramundi, conocer alguna playa…
Se admiten apuestas.
Ya camina el litio ante las protestas ciudadanas como las de “Salvemos la Montaña”.
Si la voluntad de que el litio arrase, arrasará. Y si es a costa de un retrasillo, no pasa nada.
O sea, lo de siempre.
- D: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.